Roma quiere ‘vendetta’
El conjunto italiano apela a la remontada ante el Barça en cuartos para intentar voltear el 5-2 a favor del Liverpool y cerrar la herida de la final perdida en casa en 1984
Los talleres de confección habían cosido y estampado miles de banderas con el lema “Roma, campeona de Europa”. En el Circo Massimo estaba ya preparado el escenario del concierto del cantautor romanista Antonello Venditti y todos los chavales tenían permiso de sus padres para salir hasta tarde. Por primera vez no había dudas: una final en casa no se jugaba, se ganaba. Para cualquier tifoso de la Roma, aquella noche del 30 de mayo de 1984 contra el Liverpool es una cicatriz en el alma que solo podía cerrarse con una vendetta como la que el bombo les brindó para esta noche (20.45, beIN). Pero el 5-2 de la ida ha complicado demasiado las cosas y la Roma necesita otra gesta para sanar la desilusión más grande de su historia —solo en esa ocasión y en el Bayern-Chelsea de 2012 cayó el equipo local en una final jugada en su estadio—.
El concierto de Venditti se celebró igual aquella noche, pero el ambiente fue el de un funeral bajo el leitmotiv habitual de los tifosi de la Roma: “Gracias igualmente”. La felicidad colectiva se había esfumado poco antes en una catastrófica tanda de penaltis.
En Trigoria, la ciudad deportiva, y en las calles de la ciudad, todos invocan el partido contra el Barça (3-0 en la vuelta de los cuartos) para levantar el ánimo. Monchi, después de ganar el domingo al Chievo con un 4-1 —un resultado que le serviría a su equipo para plantarse en la final de Kiev—, pidió el lunes que todos los aficionados colgasen banderas en los balcones. Sucedió. Y en los muros de la ciudad pueden leerse pintadas con la frase Io ci credo (Creo en ello), lo mismo que dijo Di Francesco justo al final del último encuentro. Pero esa es la diferencia principal respecto al partido de cuartos de final. Entonces nadie pensaba que fuera posible remontar al Barcelona y se produjo una extraña comunión a partir del primer gol. Las casas de apuestas dan ahora menos posibilidades que entonces a los giallorossi.
“Haría como en el ordenador, un copia y pega del partido contra el Barcelona”, afirmó ayer Di Francesco. “Para competir con el Liverpool hay que aumentar nuestro rendimiento. Y marcar lo antes posible para entusiasmar al público”, añadió el preparador de los romanos. En el banquillo rival, Klopp recordó la “fantástica historia del Liverpool” en Roma. “Ahora queremos escribir una nueva página. Merecemos la final”, apuntó el entrenador alemán.
La Roma se presenta con la idea de volver a un 4-3-3 que permita contener los contrataques del Liverpool y sobre todo el gran momento de forma de Salah, elegido mejor jugador de la Premier. Nadie espera que Di Francesco repita el experimento de la defensa de tres.
El ambiente de la vuelta, más allá del resultado, quedó enrarecido en la ida por la pelea entre ultras de ambas aficiones que terminó con un hincha irlandés de los reds —Sean Cox— tendido en el suelo y trasladado al hospital en coma. A la espera de su evolución, ayer empezaron a llegar a Roma 1.000 aficionados considerados violentos del Liverpool. Un escenario que preocupa al Ministerio del Interior, que se reunió de urgencia para analizar la situación y diseñar las medidas de seguridad capaces de prevenir una posible vendetta. Esta vez muy distinta de la que había planeado la Roma 34 años después.
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