Klopp pierde a su mano derecha
Divorcio en el cuadro técnico del Liverpool en vísperas de la semifinal de la Champions en Roma
En la víspera de su regreso a Roma, el escenario de la cuarta de su cinco copas de Europa, a punto de disputar uno de los partidos más importantes que ha jugado en los últimos diez años, el Liverpool se ha sacudido con la noticia de la marcha del bosnio Zeljko Buvac, el número dos del técnico Jürgen Klopp. El club lo ha presentado como un adiós diferido “de aquí a final de temporada por razones personales”, pero a nadie se le escapa en el entorno del equipo que las relaciones entre ambos entrenadores se habían tensionado en los últimos tiempos. Y se alude a una sonora discusión que ha precipitado un adiós teñido de hasta luego en un momento clave de la temporada. La última presencia de Buvac en el banquillo del Liverpool fue el pasado fin de semana en el empate a cero en Anfield contra el Stoke. Porque los reds además del reto de la semifinal de la Liga de Campeones de este miércoles contra la Roma afrontan también un epílogo en la Premier en el que deben asegurar su lugar entre los cuatro primeros precisamente ante uno de sus perseguidores, el Chelsea, el próximo domingo en Stamford Bridge.
“No soy nadie sin ellos”, explicó Klopp el pasado verano sobre sus tres auxiliares más cercanos. Uno de ellos, el más novel, el holandés Pepijn Lijnders dejó la entidad en enero para hacerse cargo del NEC Nimega en su país de origen. Peter Krawietz, que ahora asume nuevos roles, pero que durante una relación que dura ya 17 años ha trabajado sobre todo como analista de video. Klopp le llama el “ojo” por motivos obvios. A Buvac le conoce como “el cerebro”. Y eso también ofrece alguna pista. El trío conformaba un equipo más o menos bien avenido desde que el jefe se hizo cargo del Mainz nada más colgar las botas. Allí había coincidido de corto con Buvac, al que se identifica como un gurú táctico, el arquitecto de un estilo frenético de presión alta que toma pinceladas de diversas escuelas para conformar un estilo que reduce espacios, acorrala al poseedor de la pelota y fomenta veloces transiciones.
A Buvac se le señala como un innovador, un estratega que ha ayudado a evolucionar los equipos de Klopp, primero el Mainz, luego el Borussia Dortmund y ahora el Liverpool. Cuando hacían sus últimas armas como futbolistas acordaron que el primero que llegase a un banquillo profesional llamaría al otro. Buvac se retiró antes y trabajaba en un club de la cuarta categoría germana cuando su amigo pasó casi sin solución de continuidad de calzar las botas a tomar la pizarra. Ahí plasmaron su vínculo y comenzó a forjarse una idea de juego que bebieron de la mano de Wolfgang Frank, su entrenador en Mainz y que también pone al día retazos de la escuela holandesa de los setenta, del fútbol inglés de los ochenta, de Arrigo Sacchi e incluso del bielsismo y la manera de recuperar la pelota que fomentó Guardiola en el Barcelona, un estilo que el táctico Buvac ha matizado para darle vitalidad y velocidad. “El fútbol tiene que ser atractivo, interesante y entretenido”, sostiene Klopp.
El trabajo coral de los técnicos no es una cuestión menor en Liverpool desde que Bill Shankly lideraba en torno a un puro y una botella de whisky disquisiciones tácticas junto a Bob Paisley y Joe Fagan, que con el tiempo también ejercieron de manager. “También pasamos malos momentos: un año acabamos segundos”, dijo Shankly, un coleccionista de citas célebres que jamás ganó la Copa de Europa. Tres las alzó Paisley, la de Roma la levantó Fagan y la quinta fue cosa de Benítez, que también conformó con Pako Ayestarán y Paco Herrera un trío que no sobrevivió durante toda su estancia allí en Anfield. La cuestión es si Klopp llegará a la sexta con su equipo de trabajo cojo.
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