Benzema resucita un año después
“Tuvo un momento complicado, pero nunca bajó los brazos”, dice Zidane del 9 que lleva en las espinilleras la jugada del Calderón
No hay noche sin sustos en el Bernabéu. Da igual que el vestuario esté en guardia, que diga que ha aprendido de la experiencia [de la Juve], que no hay que especular, que hay que salir como si el partido fuera 0-0. Dan igual las conjuras, las concentraciones en la plaza de los Sagrados Corazones para que el equipo note el aliento de la hinchada desde las siete de la tarde. Da igual todo. El Madrid volvió a salir anoche con la caraja en el Bernabéu. Un Bernabéu pintado a fiesta, con un mosaico enorme que ponía: “Defendamos el trono, conquistemos la gloria”.
En el minuto dos, unos 60 segundos más tarde, más o menos, de lo que había hecho la Juve, el Bayern ya se había adelantado en el marcador. Lo hizo tras un centro de Müller que Sergio Ramos no supo despejar y que remató Kimmich. El mismo que había anotado en la ida en el Allianz Arena. Aparecieron los fantasmas y los tembleques. Los suspiros y los “ya estamos otra vez”. Pero también apareció Benzema. El francés marcó un doblete que mete al Madrid en la final. La tercera seguida, la cuarta en cinco años.
“Me alegro por Karim porque eso era lo que esperaba, marcar y ha marcado dos y nos ha dado la oportunidad de pasar a la final. Pero no cambia nada en lo que había hecho hasta ahora, tuvo un momento complicado, pero siempre ha hecho su trabajo, y nunca bajó los brazos. La afición le ha demostrado su cariño”, dijo Zidane, feliz, en la rueda de prensa.
“Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si fuiste campeón de Europa por duodécima vez”, terminó cantando el estadio después de sufrir durante 95 minutos. Los jugadores se tiraron en plancha hacia la grada de animación para agradecerle al público su apoyo. Algunos, como Marcelo, se quedaron luego un buen rato jugando con sus hijos. A Benzema se lo comieron a abrazos.
El primer tanto que anotó fue un cabezazo en el segundo palo tras una jugada de vértigo del conjunto blanco. Kovacic vio a Marcelo a lo lejos y le metió un pase de 40 metros. El lateral brasileño vio a su compañero con el rabillo del ojo y puso un centro de los suyos, teledirigido. Era el minuto 10 y Benzema volvió a poner las cosas en empate. Mucho antes de lo que hizo Marcelo en el Allianz.
A la salida de vestuarios después del descanso, el punta francés fue igual de rápido de reflejos e igual de listo que un lince. Tolisso pasó el balón a Ulreich y el portero se hizo un lío. Iba a coger la pelota con las manos, pero al darse cuenta de que era cesión, no supo reaccionar. “Lo he visto ahora en la tele, ha tenido un black-out, se ha despistado y se ha puesto nervioso al darse cuenta de que no podía cogerlo con la mano”, explicó Heynckes. Lo cazó Benzema para poner el 2-1 y para poner de pie al público del Bernabéu. Lo puso de pie una segunda vez para despedirle con una ovación cuando Zidane le cambió en el 71 por Gareth Bale.
Benzema no marcaba en la Champions desde el pasado mes de noviembre (un doblete al Apoel). Resucitó el delantero francés un año después de la jugada que hizo en el Calderón que dio la vuelta al mundo. También era la vuelta de las semifinales. Esa noche, nadie sabe cómo, se fue de una jaula de piernas —las de Savic, Godín y Giménez— y filtró, nadie sabe cómo, un pase a Isco que terminó en gol. “Me pareció buena idea”, le dijo al día siguiente a sus compañeros. Esa jugada la lleva pintada Benzema en las espinilleras. De esa jugada ha estado viviendo doce meses.
Hasta anoche, cuando decidió que ya tocaba despertarse del letargo y volver a poner su sello en la Champions. Un sello de oro porque gracias a sus dos goles, el Madrid espera rival para la final de Kiev. “Yo he defendido a Karim igual que al resto de mis jugadores porque son ellos los que me dan las satisfacciones”, aseguró Zidane. Fue un camino algo agónico el de sus muchachos que se clasificaron para las semifinales con un gol de CR de penalti en el último suspiro contra la Juve después de un 0-3 en la ida. Anoche, la ventaja era de 1-2. Sufrió mucho y supo sufrir el Madrid después del empate de James. “Así sabe mejor”, coincidió la plantilla.
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