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Supercopa de España femenina: una sede anunciada ‘in extremis’ y un torneo embarrado por las negociaciones para llevarlo a Arabia Saudí

La competición arranca este miércoles en Leganés con el Barcelona - Atlético de semifinales entre críticas a la federación y dudas sobre la asistencia por la organización tardía del evento

Supercopa de España femenina
Aitana Bonmati conduce el balón el pasado 11 de enero en el Estadio Johan Cruyff (Barcelona) en el partido de Liga F ante el Levante Badalona.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)
Diego Fonseca Rodríguez

La Supercopa de España que comienza este miércoles con el duelo de semifinales entre el campeón, el FC Barcelona, y el Atlético (19.00, La2) estuvo sin sede hasta hace solo 26 días. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), encargada de la organización del torneo, anunció el 26 de diciembre que Butarque (Leganés; aforo para 13.054 personas), el mismo estadio en el que se celebró el año pasado, acogería esta edición, que en la otra semifinal enfrenta el jueves al Real Madrid con la Real Sociedad (19.00, La2). La designación tan tardía de la ciudad anfitriona —tampoco se conoce aún dónde se disputará la final de la Copa de la Reina— contrasta con lo que sucede en categoría masculina, cuyas finales de Supercopa y Copa tienen sedes establecidas con años o meses de antelación, y sobre todo dificulta que los seguidores azulgranas y txuri urdin puedan cuadrar sus agendas y sus carteras para desplazarse a una de las comunidades más caras del país. “Me parece muy poco tiempo para una planificación deportiva, de socios y aficionados del equipo visitante. Deberíamos tener esta información con mucho más tiempo porque todas las partes saldríamos beneficiadas”, se quejó este martes el entrenador del Barça, Pere Romeu, en rueda de prensa.

El torneo cuenta con formato final four desde su recuperación en 2020 —entre 1997 y 2000 se jugó una final a doble partido pero después hubo un parón de dos décadas por la falta de interés de la federación—, aunque lidia todavía con muchas dificultades para desarrollarse por las bajas cantidades económicas que reparte, la escandalosa superioridad del Barça y las gradas semivacías. El presidente de la RFEF, Rafael Louzán, afirmó en Yeda el 12 de enero que la institución que dirige está “trabajando” y “ha avanzado” en que la competición femenina, como la masculina, se celebre en Arabia Saudí, un país con un régimen autocrático que discrimina a las mujeres y al colectivo LGTBIQ+ y comete graves violaciones de derechos humanos, según organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. Además, el contrato que firmó Luis Rubiales cuando era presidente federativo para el traslado de la competición está investigado en un juzgado por el supuesto cobro de comisiones.

Las declaraciones de Louzán han inquietado a una parte importante del fútbol jugado por mujeres, un deporte en el que muchas profesionales forman parte de la comunidad LGTBIQ+ y donde 130 de ellas enviaron en octubre una carta a la FIFA para que rompiera su patrocinio con Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí. Las jugadoras, entre las que estaban la delantera finlandesa de la Real Sociedad Sanni Franssi o las defensas del Barcelona Marta Torrejón y Fridolina Rolfö, calificaban el acuerdo con la mayor empresa energética del mundo como “un puñetazo en el estómago del fútbol femenino”.

Marta Torrejón conduce el balón el pasado 15 de diciembre en el partido de Liga ante el Valencia en Mestalla.
Marta Torrejón conduce el balón el pasado 15 de diciembre en el partido de Liga ante el Valencia en Mestalla.SOPA Images (SOPA Images/LightRocket via Gett)

La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), presidida por David Aganzo, que también es vicepresidente de la RFEF, emitió el lunes un comunicado tras hablar con varias jugadoras en donde se oponía a trasladar la Supercopa a Arabia Saudí al considerar que blanquearía a la monarquía absoluta de los Saud. María José López, abogada y codirectora jurídica de la AFE, cree incluso que las futbolistas tendrían el derecho a la objeción de conciencia para no ir allí: “En España no se admite la discriminación de las mujeres con respecto a los hombres. ¿Se le va a decir a unas jugadoras que vayan a jugar a un país donde están discriminadas? Podrían enarbolar la objeción de conciencia porque esa legislación aquí está prohibida”.

Las voces contrarias también llegaron desde las peñas del Atlético —Las Colchoneras, asociación Los 50 y Rojiblancas—, que estos últimos días mostraron su rechazo a la negociación con Riad. La presidenta de la Liga F y vicepresidenta de la RFEF, Beatriz Álvarez, contó en Madrid la semana pasada que le había dicho a Louzán que “hay otras prioridades”. “La Supercopa se ha desarrollado poco, tiene muchísimo margen de mejora. Hay que buscar el equilibrio entre lo que es el negocio y el contexto sociocultural donde se desarrolla”, opinó.

Las palabras de Álvarez se referían de forma implícita a las imágenes recurrentes con el graderío semidesierto. En 2024, a la goleada del Barça al Levante (7-0) en la final acudieron 7.139 personas, un 57% de la capacidad de Butarque, un aforo semejante al que hubo en el triunfo en semifinales de las azulgranas frente al Real Madrid (4-0). A la otra semifinal, en donde las granotas tumbaron al Atlético (1-3), fueron solo unos 2.000 aficionados (16%). La imagen fue dura para un torneo que repartió entre 10.000 y 25.000 euros en premios —insuficiente para cubrir siquiera los gastos de los equipos que no son de la capital y muy lejos de los 19 millones que da la competición masculina— y donde el Barcelona, que no pierde en una competición nacional con el título en juego desde enero de 2021, se perfila otra vez más este año como el hiperfavorito tras haber arrasado en cuatro de las cinco ediciones disputadas desde que la federación recuperó la Supercopa.

Las jugadoras del Barça celebran uno de los siete goles ante el Levante en enero de 2024 en la final de la Supercopa, disputada en Butarque (Leganés) con el estadio semilleno.
Las jugadoras del Barça celebran uno de los siete goles ante el Levante en enero de 2024 en la final de la Supercopa, disputada en Butarque (Leganés) con el estadio semilleno.Diego Souto (Getty Images)

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Sobre la firma

Diego Fonseca Rodríguez
Es redactor en la sección de Deportes de EL PAÍS, en donde ha estado en otras secciones. Antes trabajó en Efe, Cadena SER, ABC y Faro de Vigo. Es licenciado en Periodismo por la USC, Máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo EL PAÍS. En 2021 obtuvo el Premio Lilí Álvarez de Periodismo.
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