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Nadal conquista su undécimo Godó

El manacorí deja al griego Tsitsipas sin recursos (6-2 y 6-1) en la final más corta de la historia del torneo barcelonés (78 minutos). Suma su segundo trofeo del año y en breve encarará Madrid

Nadal eleva el trofeo de campeón del Godó, este domingo en Barcelona.
Nadal eleva el trofeo de campeón del Godó, este domingo en Barcelona.ALBERT GEA (REUTERS)

Medio en broma medio en serio, Stefanos Tsitsipas acertó el pronóstico. El día antes de afrontar el partido más importante de su carrera deportiva, el joven griego de 19 años comentó que enfrentarse a Rafael Nadal sería una “clase gratuita, no creo que haya mejor lección”. Nunca había llegado tan lejos como en este Open Banc Sabadell. Era la primera final del circuito ATP que disputaba y se encontró enfrente al mejor jugador de la historia en tierra batida. Ocurrió lo que había previsto. Una lección de Nadal tal vez demasiado dura para un jugador que fue número uno júnior del mundo y que se ha convertido ya en una de las promesas más importantes de este deporte.

Nadal le venció por 6-2, 6-1 en 1 hora y 18 minutos, convirtiendo la final en la más corta de las que él ha disputado en el torneo barcelonés. Fue la forma de coronarse por 11ª vez campeón y de establecer otra de aquellas marcas que serán difíciles de igualar. Hace solo una semana, hizo lo mismo en Montecarlo. Y está encarando el camino hacia un Roland Garros donde podría colocar también el mismo número de victorias. Nadal lo celebró tirándose a la piscina del RCT Barcelona, pero confesó que no es momento para descansar. “Ahora hay que seguir muy centrado, pensando en Madrid, Roma y Roland Garros. Después de Wimbledon ya me tomaré el descanso”.

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Ésa es la mentalidad de un gran campeón, de un tenista que ha roto todos los récords establecidos para convertirse en el que más títulos ha ganado en tierra batida (55), el que más partidos ha ganado 401 (por solo 35 derrotas, lo que supone un 91,9% de victorias), el que se ha anotado una racha más larga de sets consecutivos (46), que ha ido consolidando con sus 19 triunfos seguidos en tierra. Su última derrota en esta superficie se produjo en Roma, en mayo del año pasado, cuando perdió ante Dominic Thiem.

A la vista de estos números no es difícil aseverar que Nadal es el mejor jugador de la historia en tierra batida. Y todo este bagaje es lo que le convirtió en un tenista inasumible para el joven Tsitsipas. “Es un tenista fantástico”, reconoció luego Nadal. “Pero necesita madurar. Me he dado cuenta muy rápido de cómo debía jugarle para hacerle daño y él no ha encontrado armas para contrarrestarme”. Tsitsipas no podía imaginarse el calvario que iba a vivir en la central del RCT Barcelona, el día que debía ser el más feliz de su vida.

Probablemente, tenía consciencia de que iba a perder. Pero a medida que iba avanzando el partido, suspendido al principio unos minutos por la lluvia, iba descubriendo la tremenda dificultad que supone jugar contra Nadal. La impotencia le fue embargando, invadió su cabeza y transformó su juego. Intentó seguir siendo el tenista que había eliminado a cuatro cabezas de serie en su camino hacia la final, pero se vio obligado a dar un plus que no estaba preparado para asumir. Sus golpes ganadores se sucedían y le habrían dado muchos puntos frente a otros rivales. Pero el manacorí le obligaba una y otra vez a reiniciar el punto, a volver a empezar, a jugarse otra bola. Y acababa perdiéndola.

Está demasiado tierno para Nadal. Y cuando lo había intentado todo sin obtener el resultado esperado, su confianza comenzó a caer y su moral a resquebrajarse. Y lo que en los partidos precedentes entraba en los límites de la pista, ahora comenzaba a salir fuera. Nadal fue una roca inexpugnable, una cumbre inasumible. Y los juegos tomaron una cadencia imparable, 1-3, 1-4, 1-5, 2-6. Y vuelta a empezar, 4-0, 4-1… 6-1. Punto final. Adiós al sueño de Tsitsipas. Y honores al rey de la tierra batida y de Barcelona.

“MIS LOGROS SE VALORARÁN MÁS CON LOS AÑOS”

A sus 31 años, Rafael Nadal comienza a reflexionar sobre el valor de su carrera tenística. Su victoria sobre Tsitsipas en la final del Open Banc Sabadell le lanzó hacia un nuevo record muy difícil de igualar: 11 títulos en Barcelona y 55 en pistas de tierra batida. La victoria le mantiene como número uno del mundo por delante de Roger Federer.

“Lo que he logrado es muy difícil”, explicó haciendo referencia a su carrera profesional. “Creo que es algo que ya se está apreciando, pero que se apreciará más todavía con el paso de los años. Si yo lo he hecho, es posible que algún otro jugador pueda repetirlo, pero no sé si yo lo veré”.

Su pensamiento fue incluso más lejos: “Tengo mucho reconocimiento de la gente y no necesito más. Siento una satisfacción personal muy especial”. Nadal agregó que no cree que los rivales le teman. “En 2015 no había miedo escénico y había ganado ya 8 o 9 veces aquí y en Roland Garros. Lo que te hace ganar es jugar bien y es la única manera de lograr el respeto de los rivales. Eso te puede ayudar, pero también eso tiene una fecha de caducidad cercana. Mi objetivo es seguir jugando a este nivel”.

Pero el manacorí prosiguió: “Puede que el límite esté en 11 títulos. Las cosas no se pueden prever. Todo puede torcerse por factores físicos, reveses de la vida. Hay que estar preparado para asumir las adversidades y poder superarlas. El límite no se conoce”. Sobre las mejoras en su juego, señaló: “Intento jugar con más ángulos que antes. Las bolas botan menos y eso me favorece. Además, mi posición en pista es mejor que en el pasado”.

Por otra parte, la final de dobles concedió otra victoria española. Feliciano López y Marc López vencieron a Qureshi-Rojer por 7-6 (7-5) y 6-4, y se convirtieron en los primeros campeones españoles de dobles en el Godó en los últimos 21 años. Las únicas parejas que les preceden en el palmarés son Casal-Sánchez (1985 y 1988), Burillo-Berasategui (1997) y Orantes-Gisbert (1972).

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