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Rafa Nadal entra (otra vez) en erupción

Después de un trimestre muy complicado, sin apenas pisar la pista, el número uno se dispara sobre la tierra batida y eleva su undécimo Montecarlo: “Son las mejores sensaciones para comenzar esta gira”

Nadal celebra su triunfo contra Nishikori, ayer en Montecarlo.
Nadal celebra su triunfo contra Nishikori, ayer en Montecarlo.Julian Finney (Getty)
Alejandro Ciriza

Cuando Rafael Nadal puso este año el pie en Montecarlo, su primera sentencia dejó estupefactos a los periodistas. “Mi primer objetivo es acabar el torneo”, desprendió el número uno, que en cierta manera venía de la nada, supuestamente anquilosado por la inactividad y habiendo participado en solo dos eventos, el Open de Australia y la Copa Davis. En total, siete partidos, con una doble lesión muscular de por medio y muchos días (72) de reflexión, con Beethoven (su barco) y el mar como terapia de choque contra un parón forzado que le obligó a reestructurar su calendario y a comenzar la temporada a mediados de abril. Es decir, teóricamente (solo teóricamente), varios cuerpos por detrás de otros jugadores que a estas alturas del curso ya acumulan un buen rodaje.

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Pues bien, visto lo visto a lo largo de la última semana, bien harían los demás en coger los enseres y salir disparados porque Nadal, un volcán durmiente hasta ahora, entró en erupción en un plis-plas. En un abrir y cerrar de ojos, con la llegada de la tierra y bajo el aturquesado cielo de la Costa Azul, el número uno recobró todo su esplendor. En apenas siete días, el mallorquín pulverizó cualquier duda en mil pedazos. Después de cuatro exhibiciones previas, ayer batió en la final a Kei Nishikori (6-3 y 6-2, en 1h 33m) y mordisqueó su undécimo trofeo en el Principado. Un registro casi inconcebible, casi inexplicable, único en el tenis, pues solo él ha conquistado tantas veces un mismo torneo.

En realidad, la plusmarca ya la logró hace un año, en este mismo escenario y luego en Barcelona (10) y Roland Garros (10), pero hablar de Nadal significa hacerlo del apetito eterno. Se supera día a día a sí mismo. “Sé que esto no ocurrirá siempre, así que mi intención es seguir jugando con la misma pasión todo el tiempo que pueda”, explicaba después de cerrar una semana fantástica, en la que fue desplumando a un rival tras otro, perfiles de todo tipo: desde un pegador como Khachanov hasta un virtuoso como Dimitrov, pasando también por un especialista en la arcilla, Thiem, y el inerme Bedene en el debut. Tiene Nadal para todos. En la final le tocó turno a Nishikori, siempre correoso e incómodo, pero algo falto de sangre para volar más alto.

Planteó una digna resistencia esta vez el japonés, pero al cuarto de hora, cuando Nadal estaba más fresco que una lechuga, él ya boqueaba como un pez fuera del agua. 11 minutos y mucho sudor (calor considerable en el Principado, unos 23 grados) le costó defender su primer servicio; es decir, de partida el balear ya le exigía un mundo en cada pelota, correr a la desesperada a por esa bola revolucionada que pesa una tonelada. Mal panorama para él, pues. No obstante, Nadal no baja jamás la guardia

Solo en 2010 fue más contundente en el Principado

No se relajó ni para sacarse la foto previa de rigor. Si el asiático posee una corriente de electricidad en las piernas, él concentra un depósito voltaico en la mente, y esta le decía que la ocasión era demasiado jugosa como para dejarla escapar. En su 12ª final en Montecarlo, prosperó guantazo a guantazo, con la derecha más entonada que el día anterior. Tuvo que trabajárselo, porque Nishikori nunca regala nada, pero a la que vio el terreno despejado metió la sexta marcha y se adjudicó el enésimo laurel.

El reconocimiento vino esta vez con un añadido: el de ayer supuso su 31º trofeo de un torneo del Masters 1000, luego dejó atrás a Novak Djokovic (30) y lidera en solitario. “Es difícil explicar lo que siento”, expuso el campeón, de 31 años. “Ha sido una semana fantástica. Es increíble pensar en un nuevo título aquí, el 11. Ver esas imágenes del pasado ha sido muy emocionante. ¡Qué viejo soy!”, bromeó el de Manacor, que en esta edición cedió únicamente 21 juegos de camino al éxito —solo en 2010 (14) fue más contundente— y enlaza ya 36 sets consecutivos a su favor en la arena, desde mayo del año pasado.

Mi intención es seguir jugando con la misma pasión todo el tiempo que me sea posible

Con 76 títulos (54 de ellos en arcilla) y el número uno retenido (acumula 171 semanas, una más que John McEnroe), Nadal toma impulso en el instante clave de la temporada, en dirección al Bois de Boulogne parisino. En Montecarlo, su victoria ofrece varias lecturas; entre otras, que no solo está bien, recuperado físicamente y en forma, sino que enfoca el Godó esta semana en un punto espléndido de juego, con la derecha afilada y el revés como una argumento de muchísimo valor; además, por primera vez este año ha conseguido cerrar un evento sin alteraciones, ni abandonos ni renuncias; y por último, e importantísimo, no se aprecia hoy día ningún jugador que siquiera le tutee sobre tierra batida.

“Son las mejores sensaciones posibles para comenzar esta gira. Ahora debo disfrutar de lo que he conseguido aquí, porque esto es muy especial, y a partir de mañana [por hoy] tendré que empezar a pensar en los objetivos marcados para Barcelona”, concluyó el ganador de 16 grandes, el hombre que agota día a día el catálogo de adjetivos y desafía todas las leyes de la contabilidad. En Montecarlo son ya 11. Y ojo, porque todavía no ha terminado de contar.

GARBIÑE ASEGURA LA PERMANENCIA EN LA ‘FED CUP’

Con el 2-0 logrado el sábado tan solo faltaba la puntilla y esta llegó ayer, con el triunfo de Garbiñe Muguruza frente a Verónica Cepede: 7-6 y 6-0 (1h 30m). Es decir, la eliminatoria contra Paraguay resuelta y por lo tanto la garantía de que el equipo español de la Copa Federación continuará el próximo año en el Grupo Mundial II, la segunda división de la competición.

De esta forma, el grupo capitaneado por Anabel Medina podrá luchar por el ascenso a la élite en 2019. “Hemos sido un equipo”, valoró la preparadora después de la serie disputada en el Centro de Tenis La Manga Club de Cartagena (Murcia), resuelta con un marcador abultado. El primer día Carla Suárez y Muguruza dieron los dos primeros puntos, y este domingo la número tres del mundo remató la faena contra la 86 de la WTA.

“Estuve algo nerviosa, porque si yo ganaba nos llevábamos la serie, pero en el segundo set me solté y se notó la diferencia", afirmó Garbiñe, arrolladora en el segundo parcial: "Nadie se va a acordar de ese 6-0 y lo importante es haber logrado la permanencia. Era difícil porque había presión y nos enfrentábamos a un rival un poco desconocido, pero supimos controlar la situación y salir adelante. Estoy feliz”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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