El VAR decide medio campeonato en Italia
Daniele Orsato se enmienda a sí mismo y donde mostró amarilla muestra roja para dejar al Inter con uno menos ante la Juventus, que acabó imponiéndose 2-3 en el minuto 89
El árbitro asistente de vídeo, conocido como VAR, decidió medio campeonato en Italia. Porque en San Siro, donde la Juventus defendía un liderato cada vez más endeble, se produjo una jugada inaudita. Un hecho insólito en la historia del fútbol. Una expulsión por vídeo, tras pedir el jugador presuntamente agredido la revisión del primer juicio contra su presunto agresor. Hasta tres minutos se tomó Daniele Orsato, el árbitro, para reexaminar su decisión inicial de mostrar amarilla a Vecino por pisar a Mandzukic. Tras varias discusiones y señales a sus asistentes, la sentencia fue roja. El Inter se quedó con uno menos a falta de más de una hora para el final, con el 0-1 en contra. El condicionante marcó una noche trepidante. El Inter remontó. Se puso 2-1 a pesar de todo. A pesar de Orsato, que tomó decisiones rigurosas en un sentido solamente. La Juventus estaba aturdida cuando entre Dybala, Bernardeschi e Higuaín la reanimaron. El partido acabó 2-3. La Juventus se encamina hacia su séptimo scudetto consecutivo en la Liga más disputada de Europa y la más condicionada por la tecnología. El calcio recupera la tensión del espectáculo, no tanto por su juego accidentado como por su burocracia impredecible.
Douglas Costa fue probablemente el mejor de la Juventus. El 1-0 fue obra suya de principio a fin. Porque cogió la pelota tras un córner fallido, abrió a Cuadrado que se asomaba por el otro costado, y recogió el centro que le devolvió el colombiano de vuelta. Se desmarcó, se acomodó la pelota con el pecho y antes de que Brozovic pudiera reaccionar la mandó al fondo de la red con un tiro limpio y cruzado. Cinco minutos después, ocurrió lo predecible en un partido en el que uno de cada dos pases sirvió para dejar el balón en tierra de nadie. Mandzukic acudió con todo y Vecino también. El croata llegó primero y el centrocampista le clavó los tacos en el tobillo. Fue lo último que hizo, pues el VAR determinó su expulsión.
La decisión de Orsato añadió una gota de heroicidad al Inter, que se agrandó en torno a la figura de Rafinha, sensacional en su papel de mediocentro administrador de la revuelta. El brasileño se comportó con más aplomo cuanto más se complicaba el panorama, mientras enfrente, Pjanic recorría la senda inversa. Desencajado, el volante de la Juventus le hizo un par de faltas que merecieron la expulsión. Especialmemente una, con elementos de agresión. Orsato lo dejó pasar.
Icardi metió el 1-1. Rematando una falta lateral y sin que nadie le marcara. Una curiosidad, en el reino de la táctica y el cálculo. El argentino se elevó entre Higuaín y Mandzukic y cabeceó el centro de Cancelo. La hinchada lo celebró en la frontera del delirio. Allegri intentó corregir el declive con un cambio que reveló un planteamiento inicial erróneo: metió a Dybala y quitó a Khedira. Antes de que la Juventus pudiera asimilar el mensaje de carga, Perisic dribló a Cuadrado por la izquierda y burló a Dybala para meter un centro tenso. Tanto, que lo desvió Barzagli a promia meta: 2-1.
El Inter disfrutó de la remontada durante diez minutos. Allegri alimentó el fuego con más leña. Quitó a Mandzukic y dio a Bernardeschi la misión de conectar con Dybala. El equipo local se replegó primero y se desesperó después. Sin Rafinha, sustituido por Valero en medio de una ovación, el equipo perdió referencias. Tras una combinación de Dybala con Bernardeschi, el tiro de Cuadrado fue desviado a la red por el central Skinniar. Otro gol en propia meta: 2-2.
Velada de inexactitudes, golpes, choques, jugadas a balón parado mal defendidas y sobrecarga tecnológica -hasta tres veces conslutó el VAR el juez- el encuentro derivó hacia su conclusión. El tanto de la victoria, como no podía ser de otro modo, fue la culminación de otra falta lateral. La lanzó Dybala desde la izquierda y le dio un toque perfecto. El balón subió y bajó con violencia, sobrepasó a los marcadores y cayó en el reducido perímetro en que el rematador obra con ventaja. Higuaín, que no es precisamente un gran cabeceador, solo tuvo que dar un paso al frente y poner la frente. El balón entró como una bala. Con el 3-2 sobre la espalda, el Inter se quedó seco. Sin respuestas ante la euforia de los visitantes, que mantienen su liderato, salen a duras penas de dos semanas de crisis, y esperan tranquilos al partido del Nápoles en Florencia.
Pase lo que pase, la Juventus permanecerá arriba otra semana más. Suma 88 puntos a falta de tres partidos. El Nápoles suma 84 con un partido más.
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