_
_
_
_
Siempre robando
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cuando a Dios no le dejan entrar en la iglesia

En su biografía sobre Messi, Guillem Balagué cuenta cómo el niño Leo reventó el modelo de La Masía para poder quedarse en el Barça

Manuel Jabois
Messi celebra su gol ante el Atlético de Madrid en la Liga.
Messi celebra su gol ante el Atlético de Madrid en la Liga.Alejandro García (EFE)

Una de las cosas que más me gusta de Leo Messi antes de que el mundo supiese que era Leo Messi, es que cuando estaba de prueba en el Barcelona, con 13 años, su padre quiso conseguir entradas para ver un Barça-Milan y no pudo. Me imagino a Messi tan aturdido como Dios peleándose con el portero de una iglesia por no poder entrar con sandalias: ni siquiera quería dar misa, sino escucharla. Al menos el Milan ganó 0-2; el diablo siempre está en los detalles.

Más información
Messi es baja ante el Málaga tras ser padre por tercera vez
Una Liga al compás de Messi

Recordé esta historia con el tercer hijo de Messi, porque yo soy madridista pero antes, si bien gracias a la foto-finish, soy padre. Y aún conservo la capacidad de impresionarme por el paso del tiempo, que es la impresión más estúpida y constante de la humanidad. En la biografía que Guillem Balagué publicó sobre Messi, titulada crípticamente Messi (Libros Cúpula), se retratan las semanas en las que el hoy padre de tres hijos era un niño con graves problemas de desarrollo, que llegó vomitado a Barcelona después de subirse a su primer avión y se encontró un comité de bienvenida en el vestuario que le llamaba enano a sus espaldas y se reía de él porque se vendaba los tobillos. “Era un fideo, todos pensamos: éste es un pamplinas”, dice Cesc en el libro. “No le peguéis que es muy pequeño”, ordenaba el entrenador a los jugadores sin que Messi escuchase.

Messi tuvo la mala suerte de salir al campo de entrenamiento con Piqué, al que llegaba por la cintura (medía 1,48), y en la grada los que fueron a ver a aquella rara avis por la que el Barça había hecho algo tan absurdo como traerla de Argentina para probarla dos semanas se llevaron las manos a la cabeza. Las risas duraron sólo unos minutos.

Lo primero que hizo La Pulga fue mantener el balón en el aire dando toques hasta que le pidieron que parase (semanas antes en Rosario le dio 113 toques a una naranja y 140 a una pelota de tenis), lo segundo fue hacerle un hijo a Cesc en pruebas de uno contra uno (“me hizo un traje de la hostia, y otro, y otro”) y lo tercero que hizo Leo Messi en La Masía fue, directamente, cargarse el modelo. “Les decíamos: un toque, dos toques”, cuenta su entrenador, Rodo. “Yo le decía: haz lo que hacés allá, la agarrás, no se la das a nadie y te vas a la portería”, dice su padre. Lo hizo tantas veces que se lo tuvieron que quedar aunque atentase contra la Biblia. Me gusta pensar que, como no podía conseguir entradas para el Camp Nou, ideó la manera de entrar de otra forma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_