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LaLiga Santander jornada 28
Girona
Girona
Stuani 21'Juanpe 57'
2 0
Finalizado
Deportivo
Deportivo

El Girona se hace grande ante el Deportivo

Aunque no impone su fútbol habitual, al equipo de Machín le vale con dos remates a balón parado para batir a un Dépor en caída libre

Jordi Quixano
Andone trata de irse entre Maffeo y Ramalho.
Andone trata de irse entre Maffeo y Ramalho.Robin Townsend (EFE)

Al Girona le ha desaparecido el acné juvenil, también la fogosidad del novato. Ya no es una promesa ni una ilusión sino una realidad sobresaliente. Esa que dice que el equipo de Machín tiene dejes de grande, toda vez que los rivales se adecuan desde la pizarra a su forma de jugar y porque ni siquiera le hace falta destilar buen fútbol para someter al contrario. Ya lo aprendió el Deportivo, equipo con moho y en caída libre, sin fútbol ni ideas para replicar a un Girona que aspira a ser el primer debutante de Primera en clasificarse para Europa. Tras un nuevo triunfo en Montilivi —son seis seguidos—, este basado a balón parado, va por buen camino.

Aunque el Girona se desplegó como siempre —sobrio atrás, con corredores de fondo en el eje y eléctrico por los costados—, su juego se encasquillaba en las zonas determinantes, falto el equipo de un crupier que ofreciera el último pase, también de un rematador que se impusiera a Albentosa en la batalla aérea. Y no fue por falta de centros porque Mojica por la izquierda y Maffeo por la derecha se definieron como surtidores de balones, siempre con velocidad para ganar la línea de fondo y con pie para sacar esas pelotas que tanto le gustan atacar a Stuani con la cabeza. Pero el uruguayo no se salía con la suya hasta que se encontró —o más bien intuyó con su olfato de delantero— un rebote en el área y firmó su diana número 15 en la Liga, números que le equiparan con Griezmann y le dejan a rebufo de Aspas y Ronaldo (16), también cerca de Suárez (20) y Messi (24).

Stuani no falla

Era una falta más, una de esas que se hace en el centro del campo para detener una contra. O eso parecía. Pero no lo fue porque así lo quiso el pie atildado de Granell, que puso un centro tenso y al punto de penalti; la rocosa frente de Bernardo, que remató con fiereza y a la esquina inferior; y el oportunismo de Stuani, el Carpanta del área, que se cobró su parcela tras el rechazo de Rubén y puso el lazo al balón para enviarlo a la red, para explicarle al Deportivo que si le dejas media te da una.

Menos atinado estuvo el Dépor, muy primitivo en su idea, siempre con balones largos a las caídas de los extremos o al pecho de Andone, acaso alguna conducción inofensiva de los volantes. Sin construcción tampoco hubo derribo y solo Andone disfrutó de dos ocasiones, una franca tras un pase de chiripa de Muntari; y otra después de un centro de Adrián. Ambos disparos, sin embargo, fueron repelidos por Bono, portero que ha tomado tanta vitamina C como el Girona porque su crecimiento —en La Romareda no se guarda un buen recuerdo de él— ha sido espectacular.

Sin más argumentos del Deportivo, que juega con las líneas demasiado separadas para los cánones del fútbol profesional —lo que le hace llegar tarde a las segundas jugadas, uno de los bienes más preciados del fútbol—, el Girona aceptó ya en el segundo acto el balón y el protagonismo, hasta el punto de que Maffeo primero y Pere Pons después tuvieron su ocasión de gol, bien escupidas por Rubén. Pero fue en la estrategia, de nuevo gracias un lanzamiento con rosca de Granell, como llegó el segundo tanto. Saltó Juanpe por encima del resto, giró el cuello y puso el balón a gol para poner el punto final al duelo. Pero no al sueño del Girona, que si no lo es, al menos parece un grande.

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