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Peligra la participación de Iniesta ante el Chelsea

El centrocampista se rompe en el bíceps femoral y está a la espera de las pruebas médicas para ver el alcance de la lesión

Jordi Quixano
André Gomes sustituyó a Iniesta, lesionado.
André Gomes sustituyó a Iniesta, lesionado.ALBERT GEA (REUTERS)

Primero se dio un topetazo en la cadera tras un salto que se descontroló en el aire y que acabó de bruces en el suelo. Iniesta se quejaba del dolor, pero nada que le preocupara. Poco después, sin embargo, tras salir airoso de un duelo ante Vrsaljko, se puso la mano en la parte posterior del muslo y saltaron las alarmas. “Espera, espera un poco”, le respondió por dos veces al técnico Ernesto Valverde, preocupado por contar con uno menos en el campo, pero sobre todo por la posibilidad de perderle más tiempo en caso de que se rompiera del todo.

Con el gol de Messi de falta –suma tres jornadas consecutivas, cosa que nadie logró en los últimos 30 años-, Iniesta se acercó a la banda para hablar con el médico Ricard Pruna, para pedir una bola extra y ver si realmente había sido un susto o una certeza. Cinco minutos después, lo tuvo claro. Iniesta bajó la cabeza, perdió la mirada y pidió el relevo con las manos. Cinco minutos más tarde, cansado de tocar el balón cuando ya no le tocaba, tiró la pelota fuera porque quería que su equipo estuviera con 11 y no con 10 y medio. Le suplió André Gomes, todo un contraste para el público, que ovacionó hasta la saciedad al 8 pero que expresó disconformidad con el portugués. Una vez llegado al banquillo, Iniesta se frotó la cabeza con las manos y lanzó algún que otro resoplido porque ya sabía que difícilmente podrá jugar ante el Chelsea en la vuelta de los octavos de la Champions, dentro de dos miércoles. “Lesión en el bíceps femoral de la pierna derecha. Pendiente de más pruebas –se le harán este lunes por la mañana- para saber el alcance exacto de la lesión”, señalaron desde el área de comunicación azulgrana. Por lo que, como mínimo, estará dos semanas de baja.

Otro que dio el susto fue Piqué, que de nuevo evidenció jugar con dolor y quién sabe qué más en su rodilla derecha, con una venda desde que tuviera un encontronazo con Gerard Moreno en la Copa. Calentó Vermaelen, enmudeció el Camp Nou y Piqué, pasado el primer minuto del golpe (uno que le dio Thomas en su ímpetu por robarle la pelota), enseñó la mano para pedir calma, para decir que podía continuar. No tuvo la misma suerte Iniesta.

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