Zidane cuestiona el estatus de Bale
El galés, suplente en tres de los últimos cuatro partidos, ha perdido la condición de intocable para el técnico y se muestra desconectado de la dinámica del equipo
Cuando el miércoles pasado los jugadores del Real Madrid accedían al interior del Santiago Bernabéu antes de enfrentarse al Paris Saint-Germain, las cámaras oficiales del club captaron una imagen que ponía cara a lo que se llevaba rumoreando desde la noche anterior: la suplencia de Gareth Bale. El primer plano del rostro contrariado y serio del galés era la pista que invitaba a adivinar lo que se confirmaría solo unos minutos después. Zinedine Zidane, en un intento de reforzar el centro del campo, sacrificó al galés y dio entrada a Isco Alarcón. Era la primera vez desde su llegada al Madrid en el verano de 2013 en la que estando en aparentes perfectas condiciones, Bale se quedaba fuera del once titular en una cita trascendental.
La suplencia frente al PSG no era una decisión esperada por el atacante, según apuntan desde su entorno. Quizás porque consideraba que se encontraba en un estado de forma mejor que el de Karim Benzema, innegociable hasta la fecha para el técnico pese a sus números. Hasta el pasado miércoles, el galés sumaba en este 2018 cinco goles y una asistencia, mientras que los registros del francés eran de dos tantos y dos pases de gol.
Sea cual sea el motivo, las últimas alineaciones de Zidane apuntan a un cambio en la condición que se le presuponía a Bale en la plantilla. Al contrario que Benzema y Cristiano Ronaldo, sus compañeros en el tridente, él se ha visto desposeído del estatus de intocable, algo que el técnico francés había defendido en público desde su llegada. El hecho no era predecible atendiendo a los precedentes. Pero la realidad es que de los últimos cuatro encuentros, Bale tan solo ha sido titular en uno, mientras que CR y Benzema lo fueron en tres. Por ello, más que el suceso del PSG, a Bale le inquieta la sucesión de suplencias y sustituciones cuando se encuentra en un estado de forma óptimo.
El miércoles, en Leganés, volvió a ser reserva y suma ya más de una vuelta sin completar un partido. El último fue frente al Betis el pasado 20 de septiembre. En toda la temporada solo ha terminado dos, ambos en ese mes. En Butarque disputó 14 minutos y su apatía gestual fue especialmente llamativa. Apareció por el banquillo sin las botas puestas y se retiró al vestuario con el partido en juego durante la primera parte. Tras el encuentro fue el primero en abandonar el estadio. Se duchó a la carrera y enfiló el autobús unos 20 minutos antes que el resto.
El club no planea su venta
Mientras lo hacía, Zidane esquivaba las preguntas sobre su rol. "Estoy contento con Gareth, hay que ir poco a poco. Queremos que encuentre su mejor nivel y eso va de esta manera. Vamos a ver cómo lo gestionamos", dijo el técnico. Pero la realidad es que los mensajes del francés difieren de los del año pasado. Entonces repetía una y otra vez que la BBC era innegociable. Hoy su discurso no es tan categórico. Precisamente ese es otro de los motivos que, según su círculo, ha acentuado el descontento de Bale en los últimos días. Al galés le han disgustado las recientes palabras de su entrenador. "Hizo su partido", dijo sobre su rendimiento en el Villamarín. "Es como es, intenta hacerlo lo mejor posible. La clave es darse cuenta de que el equipo es lo más importante. Él lo intenta", respondió en la previa del Leganés al ser cuestionado por su actitud, algo fría en los últimos partidos.
En el campo, no se ve en las últimas semanas la versión más intensa de Bale. Frente al Betis tocó 25 balones en 74 minutos y solo realizó un remate a portería. En Butarque contactó con el esférico cada poco más de un minuto y no probó a Cuéllar. Una imagen que difiere mucho de la que transmitía a la vuelta de su lesión. Entonces llegó incluso a postularse como la gran esperanza del Madrid en medio de la crisis. Libró al equipo de un susto en Copa ante el Fuenlabrada en su reaparición el 28 de noviembre, anotó un gol en el Mundialito, y su producción era notable: siete goles y dos asistencias en once partidos.
Su situación y progresión se truncó con la suplencia frente al PSG. El club, por el momento, descarta cualquier tipo de plan para desprenderse del galés y su entorno más cercano dice que el "amor" de Bale por el Madrid sigue intacto. El 6 de marzo, en la vuelta frente al PSG, la alineación de Zidane ayudará a definir el actual estatus y la situación real de Bale. De momento, el técnico lo ha puesto todo en duda.
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