Jorge Molina, el oficio del gol
A los 35 años, el delantero del Getafe ha escalado hasta Primera tras fajarse en Tercera, Segunda B y Segunda a golpe de dianas
Aunque en abril cumplirá 36 años, Jorge Molina (Alcoy, Alicante) se define a sí mismo como un veterano joven. Una especie de viejoven del fútbol. Se ríe del término, pero en su discurso se nota el poso que dejan 13 temporadas como profesional, repartidas entre Tercera, Segunda B, Segunda y Primera. “Es complicado encontrar a algún otro jugador con este recorrido, no creo que haya muchos casos. Y sin desmerecer a nadie, haber tenido que ir cubriendo etapas de esta forma me hace comprender y valorar lo complicado que es llegar hasta aquí”, reconoce tras concluir un entrenamiento a dos grados de temperatura. “Tengo mucha facilidad para resfriarme”, advierte mientras se frota el pecho y los brazos insistentemente. Cuesta advertir tal debilidad en un cuerpo de 189 centímetros, bien definido, con una espalda propia de un jugador de balonmano.
La temporada pasada, la primera con el Getafe, logró el ascenso a la máxima categoría y firmó un total de 22 goles. Hoy es uno de los cuatro capitanes -junto a Bruno, Molinero y Mora-, y es con cinco tantos, el segundo máximo artillero del equipo por detrás de Ángel (8). “En Getafe encontré un club muy familiar en el que me recibieron con los brazos abiertos y me dieron confianza. Tengo los años que tengo, eso no lo puedo evitar, pero disfruto entrenando y jugando, y mi ilusión es la misma que cuando empezaba. No intento dar lecciones a nadie, pero sí puedo ayudar a algún joven, sobre todo por lo que te da la experiencia, aunque no quiero ejercer de líder”, confiesa.
Algo que ha aprendido Molina con el paso del tiempo es a conocerse a sí mismo. “Con la edad tienes que cuidarte más, controlar las horas de descanso y vigilar la alimentación. ¡Ahora no como ni la mitad que con 20 años!”. Lo cierto es que sus entrenamientos duran algo más que el de algunos compañeros de equipo. “Trabajo parcelas individuales, hago ejercicios al margen y me preparo también en el gimnasio”, señala. Pero además de todo este trabajo, Molina también saca tiempo para preparar el mañana. “Tengo el segundo nivel de entrenador, el curso de director deportivo, y también completé la carrera de Ciencias de la Actividad Física y Deporte (INEF), por lo que me gustaría seguir aprendiendo y mejorando e ir cogiendo cosas de todos los entrenadores”, comenta. ¿Qué se llevaría de Ernesto Valverde?. “La normalidad que le da a todo. Lo hemos visto durante la semana del derbi catalán. Él siempre ha puesto un punto de sensatez y cordura para calmar las cosas. Hacer las cosas de una forma normal es lo más difícil de conseguir”, reconoce.
Cuestionado por si la percepción del espectador difiere con los parámetros del protagonista, la respuesta de Molina apela al enfoque visual. “Desde la grada los espacios se ven grandísimos, pero cuando estás abajo en décimas de segundo tienes que encontrarlos de la nada. Por eso los jugadores con claridad para verlos, como Xavi o Iniesta, están donde están”, apunta. Del Barcelona asegura conocer cómo tratarán de superarles este domingo, aunque ese conocimiento no sea garantía de nada. “Sabemos al 100% cómo van a jugar, pero lo complicado es contrarrestarlo. Tenemos que intentar estar juntos, ayudarnos mucho para hacer frente a jugadores muy desequilibrantes”, señala. “Es un tópico decir que el Barça es un equipo ultraofensivo. Solo el Atlético ha recibido menos goles que ellos (9 frente a 11), porque atrás hacen las cosas muy bien”.
Consciente de que el buen rendimiento del Getafe esta temporada ha enganchado a la afición -la asistencia media en el Coliseum Alfonso Pérez es de 10.328 espectadores, frente a los 7.413 de la 2015-2016, la última en Primera-, la intención de Molina es comprometer al Barcelona y tratar de lograr algo que puede resultar imposible de imaginar en situaciones desfavorables. “Cuando te diviertes las cosas salen mejor. No siempre es posible, pero ese debería ser el objetivo”, remacha.
Y es que el paso del tiempo también ha incrementado el sentimiento de disfrute en Molina. “Estoy alargando la carrera todo lo que puedo”, asegura. Si los goles siguen estando ahí seguirán siendo el único número que importe en su ficha.
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