Carlos Soria: “Ahora no me quieren patrocinar por ser mayor”
El alpinista abulense, a punto de cumplir 79 años, busca ayuda para completar el reto de ser la persona de más edad con los 14 ochomiles
Hace cuatro años, Carlos Soria renunció a su pensión. Patrocinado por el BBVA primero y por Correos después, el montañero abulense podía hacer realidad su sueño de escalar las mayores montañas del mundo con un buen equipo y un respaldo económico cuando ya había superado los 70 años. Era lo que había deseado toda su vida, pero nunca había podido hacer. Llegar a Madrid para trabajar de encuadernador y tapicero y ayudar a la familia en los años de la posguerra no daba para muchas aventuras, si acaso para alguna escapada en Vespa a los Alpes. Pero en la vejez le esperaba la recompensa. De repente, las empresas querían asociar su imagen al abuelo que quería convertirse en la persona de más edad en subir los 14 ochomiles. Así fue cómo Carlos Soria (Ávila, 1939) dejó de ser un jubilado.
Al sueño le quedan solo dos cimas, el Dhaulagiri y el Shisha Pangma, y en ambas ha estado ya por encima de los 8.000 metros. Por el camino, el hombre ha adquirido fama, ha salido en el New York Times, se ha publicado su biografía y hace poco coincidió con Mariano Rajoy y con el Rey en una comida en el Palacio Real. También ha ido cosechando récords: ha escalado 10 ochomiles después de los 60 años y tiene el récord de más edad en siete de ellas, incluido el Annapurna, que se apuntó a los 77. Pero tal como vino, el dinero se ha ido. Hoy, a los 78 años, Carlos Soria no tiene patrocinador. No hay ayuda para hacer historia, tan solo unos leves contactos con un par de empresas, una de ellas china. “No tenemos un duro”, lamenta; “me dicen que es por mi edad, que no quieren asociarse a una persona tan mayor. Ahora resulta que no me quieren patrocinar por ser mayor. ¡Pero si llevo 55 años haciendo escalada de alto nivel y nunca me ha pasado nada ni me han tenido que rescatar! Espero que algo salga”. Y si no, lo tiene igual de claro. “Me voy al Himalaya, eso seguro”, cuenta sobre sus planes en marzo, cuando tiene previsto volver al Dhaulagiri, esa montaña que tantas veces le ha dado la espalda y que se llevó a su amigo Pepe Garcés. “Si no hay patrocinador, me lo pago yo. Yo voy a ir”, dice con plena convicción. “Si voy solo, me va a costar unos 20.000 euros. Si es como siempre, con una expedición, unos 160.000 entre permisos, sueldos del cámara y del médico, sherpas y medios técnicos”. Ya en el último viaje el doctor tuvo que quedarse fuera por falta de presupuesto (aunque puede ser que esta vez lo pague una universidad holandesa para financiar un estudio), y ahora está en el aire si le acompaña Sito Carcavilla.
Soria quiere culminar la obra de su vida antes de los 80 (cumple 79 el próximo lunes). Todavía se ve fuerte, y no deja de entrenarse ni un solo día desde muy temprano, pero el cuerpo cada vez le da más avisos. Un menisco roto, operado de cataratas, problemas de audición… Y el último susto, unas arritmias por las que tuvo que ser sometido a una pequeña operación. Pero nada frena a este “milagro de la naturaleza”, según su preparador físico, Juan del Campo. Ascendió su primer ochomil a los 51 años, cuando se encontraba en plenitud, y no para nunca: bicicleta, esquí, escalada… En navidades estuvo una semana en el CAR de Sierra Nevada y luego haciendo esquí de fondo en Llanos del Hospital (Benasque).
Ahora, cuando vuelve de entrenarse, mira el teléfono. Espera una llamada, un patrocinador. “Una cosa es buscar dinero para ir a la montaña y otra ir a la montaña para buscar dinero”, dice el abulense. Él sigue en lo primero. Lleva una vida en ello.
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