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Halep, Wozniacki y la (devaluada) virtud de pasar la bola

Con un tenis a contracorriente, mucho menos estético pero muy productivo, la rumana y la danesa se citan en la final de Melbourne, en la que aspiran a su primer grande y marcharse como número uno

Alejandro Ciriza
Wozniacki, al resto durante su partido contra Mertens.
Wozniacki, al resto durante su partido contra Mertens.TRACEY NEARMY (EFE)

La central de Melbourne atravesó este jueves por un túnel de más de dos horas de pura locura. Allí, en un cuerpo a cuerpo soberbio, Simona Halep y Angelique Kerber se vaciaron hasta que la alemana hincó la rodilla en el suelo y aceptó la rendición definitiva. El 6-3, 4-6 y 9-7 (en 2h 20m) transportó a la primera, actual número uno, a la final que se disputará este sábado, en la que estará también la maratoniana Caroline Wozniacki. Esta, en una segunda juventud –aunque tiene solo 27 años, pero hace uno estuvo a punto de colgar la raqueta–, batió con bastantes menos complicaciones (6-3 y 7-6, en 1h 37m) a la belga Elise Mertens, con lo que quedó finalmente un escenario estupendo para el último capítulo femenino del torneo.

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Halep contra Wozniacki, dos tenistas que en Melbourne aspiran a levantar su primer Grand Slam y que, por si fuera poco, se jugarán el número uno a una sola carta. A la rumana se le resiste después de ceder en dos finales, las dos de Roland Garros (2014 y 2017); mientras, la danesa tampoco ha conseguido nunca el máximo premio, porque perdió también por partida doble, aunque en su caso sobre el cemento de Nueva York (2009 y 2014). Una de ellas recogerá, por tanto, la recompensa que se les niega desde hace mucho, a pesar de haber alcanzado las dos la cúspide del circuito.

La pareja representa el auge de la contención y ese otro tenis que, por básico, menos atractivo y no estar dentro del patrón actual de juego ha quedado relegado a un segundo plano. Ninguna de ellas responde al perfil físico de las jugadoras actuales, altísimas –Halep mide 1,68 y Wozniacki 1,77– y de brazos y piernas interminables; ninguna de ellas es una pegadora de manual; ambas enfilan ya la madurez de su carrera –cumplirán 27 y 28 años respectivamente esta temporada–; y, a fin de cuentas, su competitividad nace esencialmente de algo tan primario como conseguir pasar la pelota al otro lado, nada de alardes ni golpes espectaculares.

En medio de un panorama en el que prima el vértigo y encontrar el punto por la vía más rápida (ahí están las Pliskova, Keys, Svitolina, Ostapenko, Vandeweghe…), ellas hacen una apuesta invertida. Esperan y responden, y últimamente están sacándole partido a las prisas de las rivales. En la época del tenis a toda velocidad y del no pensar demasiado, ellas aportan la pausa y la resistencia, la victoria a partir de una apuesta alternativa. El resultado es claramente menos seductor, pero los réditos y el auge están ahí.

Cinco aspirantes al trono... y ellas como supervivientes

Halep golpea durante la semifinal contra Kerber en Melbourne.
Halep golpea durante la semifinal contra Kerber en Melbourne.XIN LI (Getty)

En medio del caos clasificatorio que define el listado de la WTA (cinco números uno distintas el año pasado), la rumana se ha sentado en el trono sin victorias de lustre, pero con una regularidad importante. En 2017 alcanzó cinco finales y una semifinal, y en este nuevo curso ganó el único evento previo que jugó, en Zhenzhen (China). Wozniacki, por su parte, vuelve a ser una tenista de acero. En el ejercicio pasado llegó a seis finales y ganó trofeos en Tokio y Singapur, cuando se le daba poco tiempo antes por desaparecida.

En el terreno de la pistoleras, las dos van a contracorriente. No fallar, es su lema

“Sería fantástico volver a ser la número uno”, cuenta estos días la nórdica, que lo consiguió hace ocho temporadas y hoy día se considera mejor tenista que entonces. “Sí, así lo creo. Definitivamente, sí”, dice rotunda. “No siento la presión, pero estar ahí arriba es especial”, apunta Halep, quien curiosamente luce un en la pista un vestido comprado por Internet, porque a pesar de ser la referencia actual del circuito no tiene patrocinador. “Ganar un Grand Slam sería incluso superior al número uno”, aseguraba este jueves.

En Melbourne, cinco jugadoras emprendieron una carrera de dos semanas para decidir quién llevará las riendas una vez que concluya el primer grande de la temporada. Cayeron, por orden, Garbiñe Muguruza, Jelena Ostapenko, Elina Svitolina y Karolina Pliskova. Solo sobreviven Halep y Wozniacki, ahora frente a frente. Este jueves, la rumana logró salvar dos bolas de partido en contra y atinó a la cuarta; en la tercera ronda, también salvó el cuello ante Lauren Davis, abortando otras tres después de 3h 45m. Su próxima adversaria fue igualmente otro frontón, un dique de hormigón armado muy difícil de sortear. En el terreno de la pistoleras, las dos van a contracorriente. No fallar, es su lema.

RESULTADOS DEL JUEVES 25

CUADRO MASCULINO: Marin Cilic, 6-2, 7-6 y 6-2 a Kyle Edmund.

CUADRO FEMENINO: Caroline Wozniacki, 6-3 y 7-6 a Elise Mertens; Simona Halep, 6-3, 4-6 y 9-7 a Angelique Kerber.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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