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Bilbao no entiende a Kepa: ¿Por qué irse al Real Madrid?

Una vez superado el periodo de romanticismo, fichar por un grande ha sido la ambición de muchos, en ocasiones empujados a irse por el propio Athletic

Kepa Arrizabalaga, durante el partido de Liga contra el Madrid en San Mamés. En vídeo, declaraciones de Josu Urrutia, presidente del Athletic.Foto: atlas | Vídeo: Juan Manuel Serrano Arce

Si en el mercado de invierno, que está a punto de abrirse en el fútbol español, o en el de verano, cuando concluya la temporada, Kepa Arrizabalaga le da el sí al Real Madrid, Bilbao y su afición inmediatamente se preguntarán por qué deja el Athletic, a los 23 años, para ser suplente en el Real Madrid y con la incertidumbre de si el conjunto blanco fichará un portero de altos vuelos para las próximas temporadas.

Cuando un futbolista se va de un club que no quiere que se vaya, lo hace por una o por las tres siguientes razones. Para mejorar sus condiciones económicas, para mejorar sus posibilidades deportivas y alcanzar sus sueños en un club de mayor prestigio y exigencia, y por razones de descontento de cualquier tipo (personal, deportivo, administrativo o social) en su actual club. ¿Cuál o cuáles de estas razones llevarían a Kepa a decidirse por el Real Madrid y desentenderse de Athletic? Ni el presidente rojiblanco, Josu Urrutia, ni la masa social del club bilbaíno lo saben.

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El Athletic ya ha vivido bastantes casos de salidas traumáticas de sus principales futbolistas, a veces por el interés o necesidad económica del club, a veces por el interés económico del futbolista en cuestión o de un tercer club al amparo de las cláusulas de rescisión del contrato. Ejemplos ha habido para todos los gustos en un club que eleva a la categoría suprema el sentido de pertenencia, la identificación con los valores y un aura de romanticismo más simbólica que real.

El primer gran traspaso lo propició el Athletic con Jesús Garay, al que llevó al Barcelona a cambio de una tribuna (que construyó con los seis millones que pagó el club azulgrana). Garay casi se lo encontró todo hecho. 20 años después, otro central, Alexanco, enfila su vuelo al mismo aeropuerto para fichar por el Barcelona. Precio de la operación: 100 millones de pesetas. Razón: la misma, necesidad de ampliar San Mamés que se va quedando pequeño. Sistema: idéntico, jugador a cambio de ladrillo. Algo similar sucedió con el fichaje de Rafa Alkorta por el Real Madrid en 1993. El Athletic soportaba un déficit de unos 150 millones de euros. Al presidente Lertxundi le suspendieron el presupuesto por la fuerte subida de las cuotas y tuvo que presentar otro irrealizable que incrementaría la deuda. El Madrid se interesó por Alkorta, al que Heynckes, técnico el Athletic había declarado absolutamente intransferible. Alkorta salió de Bilbao a Madrid por 350 millones de pesetas y Lertxundi, el día de la presentación del equipo, fue despedido con una tomatada en San Mamés.

Andoni Zubizarreta siempre tuvo la intención de seguir en el Athletic, incluso cuando el Barcelona buscó su fichaje con una insistencia sin desmayo. Escuchó al Barcelona, pero siguió negociando con el Athletic hasta que un día en una reunión se dio cuenta de que todo estaba hecho y sus esfuerzos habían sido un juego de niños. La marcha de Julio Salinas al Atlético en 1986 tras haber ganado Liga y Copa con el Athletic, es el paradigma del futbolista que deja el club rojiblanco por los tres posibles motivos a la vez: “Era el futbolista peor pagado de la plantilla (desencuentro), quería cobrar más para que mi madre dejara de trabajar (razones económicas) y me iba a un gran club como el Atlético con grandes posibilidades (razones deportivas)”.

Los últimos casos

Los casos de Fernando Llorente, Javi Martínez o Ander Herrera pertenecen al fútbol actual, cada vez más alejado de los cánones del romanticismo (si es que aún algo queda). Llorente rechazó “una oferta irrechazable” del Athletic, según dijo, para fichar por la Juve, que no le ofreció más (se dijo que menos) que el equipo bilbaíno. Llorente quería jugar en un grande partidos grandes y lograr títulos grandes. Javi Martínez lo dejó todo claro cuando abonó los 40 millones de cláusula para fichar por el Bayern, “uno de los mejores equipos el mundo y quiero ganar títulos con ellos”. Lo mismo que Ander Herrera cuando el Manchester United pagó su cláusula (36 millones), a pesar de que un año antes le dejaron compuesto y sin novia unos minutos antes de que se cerrara el plazo. Estaba claro que quería jugar en un grande.

En ese siglo XX también hubo tiempo para el romanticismo. Julen Guerrero, el icono deportivo y social de los 90, rechazó el traspaso al Real Madrid que se ofreció a pagar la cláusula de 1.200 millones de pesetas. Guerrero dijo no y negoció con el Athletic. El romanticismo tenía también letras y números: un contrato vitalicio por un montante económico de unos 1.000 millones de pesetas

¿En cuál de estos lugares se ubicará Kepa si finalmente ficha por el Real Madrid? Económicamente, la oferta el Madrid y del Athletic son similares o idénticas. Deportivamente, el Real Madrid ofrece todas las posibilidades de un grande, pero también todas las dificultades para hacerse con un lugar en la portería. El desencuentro con el club, tampoco es descartable. Pero Kepa calla, aunque se escuchen los sonidos del silencio.

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