Bale y la felicidad en 60 segundos
Machacado por las lesiones, el extremo del Madrid ha cambiado los últimos partidos al minuto de entrar y encuentra alivio con goles como el del Al-Jazira, por el que le ovacionó el vestuario
A Bale le recibieron el miércoles en el vestuario del Zayed Sports City Stadium con un largo aplauso y una ovación de todos sus compañeros. Llegó un poco más tarde que el resto porque atendió a las teles con derechos después de marcar el gol que clasificó al Madrid para la final del Mundialito de mañana (18.00, La1). Entró en el minuto 79 y el primer balón que tocó, sesenta segundos después, fue gol. El galés corrió como un loco hacia el banquillo para celebrarlo y allí le estaba esperando Sergio Ramos con los brazos abiertos.
¿Alguna promesa especial? “Simple cariño. El capitán y los jugadores creen que estos años las lesiones han jodido a Gareth. Le ven entrenarse a diario, saben que es un futbolista diferente, con un don en la zurda y cruzan los dedos para que se termine el calvario. Les genera ya hasta ternura ver todo lo que ha sufrido. De ahí ese abrazo de Sergio Ramos”, cuentan desde el Madrid.
Ayer, en la mañana libre que Zidane concedió a sus jugadores, algunos aprovecharon para visitar el recién inaugurado Louvre de Abu Dhabi, otros para acercarse a la imponente mezquita Sheikh Zayed, con sus suelos de mármol de Carrara, sus impresionantes lámparas de araña con cristales de Swarovski y sus decoraciones hechas a mano con piedras incrustadas.
Los pocos aficionados madridistas y los más ruidosos del Gremio se encontraron, en cambio, en el Ferrari World, el parque temático de la escudería italiana cerca del circuito de F-1, a unos 30 kilómetros de la ciudad. Pasado el vértigo de la Fórmula Rossa —la montaña rusa más rápida del mundo, que alcanza una velocidad punta de 240 km por hora—, intercambiaban opiniones acerca de quién ganará el sábado. Bale quiere estar. Aunque asegure que todavía no se encuentra al cien por cien. Ya se perdió la final y la semifinal del año pasado. En el Mundialito de 2014, en Marruecos, marcó en la semifinal contra Cruz Azul y en la final contra San Lorenzo.
En la mañana libre, le vieron trabajar en el gimnasio y hacer sillónball en su habitación. “Tengo que mejorar un poco, pero hay que tener paciencia y tengo que escuchar a mi cuerpo. Llevará tiempo, pero voy a trabajar mucho”, contó el galés en los micrófonos de Televisión Española. A su cuerpo empezó por escucharlo en el calentamiento de la semifinal contra Al-Jazira. Durante media hora se le vio hacer todo tipo de estiramientos, incluso tirado en el césped boca arriba.
Igual que hace un par de semanas contra el Fuenlabrada, Bale entró y fue decisivo. En la vuelta de los dieciseisavos de Copa dio el pase a Mayoral en el primer gol (un minuto después de entrar) y participó también en la jugada del segundo. Sin embargo, al día siguiente no pudo entrenarse por las enésimas molestias en el sóleo. El miércoles volvió a ser decisivo en Abu Dhabi en un partido en que el Madrid remató 36 veces y anotó tan solo dos goles.
Benzema, 14 goles en 2017
Bale entró por Benzema (once disparos sin premio) y el francés se fue pitado por todo el estadio. Zidane se apresuró a defenderle, una vez más, en la sala de prensa y descartó que vaya a pedir un nueve en el mercado de invierno. “Karim está bien, no ha metido gol… pero está bien, vosotros siempre pensáis en el gol y que siempre lo tiene que marcar Karim. Yo creo que ha hecho un buen partido, se ha movido, ha creado ocasiones, pero no ha querido entrar”, aseguró el técnico francés. El nueve del Madrid lleva tan solo 14 tantos en los 46 partidos que ha disputado en este 2017. Promedia uno cada 233 minutos.
Menos de la mitad ha jugado Bale (22 partidos) en este 2017. Pero ha encontrado un pequeño premio al calvario de lesiones. Desde que arrancó la campaña ha anotado cuatro goles, los cuatro decisivos. Abrió el marcador en A Coruña y Dortmund, lo cerró en San Sebastián y Abu Dhabi. “Cuando entras desde el banquillo siempre quieres ser decisivo”, dice el galés, que se ha perdido ya 15 partidos por lesión en lo que va de temporada. Después de las últimas recaídas decidió contar con un fisio de confianza que conoció en la cantera del Tottenham.
En su entorno aseguraban hace pocas semanas que estaba bien y que volvería a jugar pronto. El club no ocultaba su preocupación, ya que, pese a que todas las pruebas a la que le han sometido solían salir bien, el jugador no se sentía en condiciones. Zidane nunca ha metido prisa al extremo galés y siempre va día a día con él. Gareth Bale buscará mañana en la final del Mundial de clubes prolongar esos 60 segundos de felicidad e ir adquiriendo continuidad.
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