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Cristiano y el estado de optimismo

El Madrid afronta en diez días su quinto título anual y reengancharse a la Liga en el Clásico tras el Balón de Oro y los convincentes partidos ante Dortmund y Sevilla

Casemiro abraza a Cristiano Ronaldo, en el último entrenamiento antes de la semifinal. En vídeo, declaraciones de Zinedine Zidane y Marcelo.Foto: atlas | Vídeo: GIUSEPPE CACACE
José Sámano

Los genios contagian. Y Cristiano Ronaldo es uno de ellos. La banda sonora del Balón de Oro le ha permitido empavonarse de nuevo y su onda expansiva ha tenido un efecto inmediato en el Real Madrid, hoy con un panorama más alentador. Como el fútbol no es una ciencia, no cabe hilar una relación causa-efecto, pero sí una constatación que no parece casual. Máxime en un futbolista único cuando se le dispara el egómetro, su proteína esencial. Guste o no, en el caso de Cristiano, la inmodestia es una virtud clave.

Una vez entronizado en la Torre Eiffel el portugués se volvió más risueño, dejó atrás su elocuente crispación de los últimos tiempos y el gol germinó de nuevo. Y no solo para CR, con tres en cinco días, sino para el resto de camaradas a su rebufo. Frente al Borussia Dortmund y el Sevilla golearon otros cinco: Borja Mayoral, Lucas Vázquez, Nacho, Kroos y Achraf. Futbolistas de lo más variopinto. De repente, por el retrovisor del Cristiano más reconocible irrumpió un Madrid más identificable, más acorde con este año que se va. Ese equipo reversible, con sistemas mutables y coral, en el que entroncan los pretorianos de Cardiff y los que aún se tienen por becarios.

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Habrá que constatar hasta dónde llega el efecto del Balón de Oro y las serpentinas de CR, pero con el aparente viraje de la pasada semana el Madrid bien podría declarar otra vez el estado de optimismo. El Mundialito en Abu Dhabi, el único torneo que obliga sí o sí al equipo europeo de turno, sobremanera si se trata del Real, puede cerrar un 2017 todavía más glorioso: Liga, Copa de Europa, Supercopa de Europa, Supercopa de España y Mundial de Clubes. El esperado éxito en los Emiratos Árabes, donde debuta este miércoles ante el Al-Jazira local (18.00, La 1) sellaría, además, medio sextete, los seis títulos oficiales en una temporada. Una gesta que el Barça de Pep Guardiola logró en un año natural (2009), pero, aunque sea en un curso, una hazaña inédita en el Madrid. Con Zinedine Zidane ya ha encadenado unos cuantos registros singulares.

De certificar el torneo de Abu Dhabi al Madrid le faltarían los tres gordos, la Copa y, especialmente, la Champions y la Liga. De asuntos europeos no tendrá que ocuparse hasta mediados de febrero, pero de la Liga deberá hacerlo de inmediato, con urgencia en el clásico del próximo día 23. Una fecha grabada con fuego si quiere engancharse al campeonato y que el maratón de enero no se convierta en un trance rutinario, con lo que eso irrita en Chamartín. En el primer mes de 2018, entre los días 4 y 28, el Madrid tendrá que afrontar ocho partidos (en el supuesto de que supere al Numancia en la ronda copera).

La segunda unidad

Para mantener la tensión competitiva hasta la rutilante visita del P[/TEX]SG será capital que Zidane afine con la ecuación entre titulares y suplentes. Que la brecha mengue como la pasada semana, en la que por primera vez en la campaña casi todos dejaron huella. El preparador francés ha sido más reticente con la segunda unidad que en la temporada anterior. De hecho, pese a las múltiples bajas, tomando como referencia al equipo titular de la Duodécima, Isco, Casemiro, Sergio Ramos, Modric y Benzema acumulan muchos más minutos en esta Liga que en la precedente. Y Cristiano y Marcelo, que como otros varios colegas pasan de treintañeros, prácticamente los mismos.

Ante lo que se avecina, a Zidane le toca ya mover las teclas, acotar la frontera entre pretorianos y novicios. Llega el momento de aguadores como Vallejo —ni inscrito en Abu Dhabi—, Achraf, Llorente, Theo, Ceballos, Lucas, Mayoral… Es la hora de que Asensio adelante de nuevo al camión escoba. El Mundialito, al menos en el primer duelo, puede ser una probeta adecuada. Y merecida, porque los chicos despegaron a tiempo hace una semana. Justo cuando en los fastos de París el impagable ombligo de Cristiano permitió decretar el estado de optimismo.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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