El Benevento empata contra el Milan con un gol de su portero en el último segundo
El colista de la Serie A pone un hito en el peor inicio de temporada de la historia del fútbol y logra su primer punto tras 14 derrotas consecutivas
Nada está escrito en el fútbol y mucho menos en el devenir del Benevento, que no deja de sorprender. El pasado verano festejó su segundo ascenso consecutivo para estrenarse en la máxima categoría del fútbol italiano, pero el cielo se convirtió en un infierno porque han acumulado catorce derrotas en las catorce primeras jornadas. Con la novena superaron la plusmarca italiana, en posesión del Venezia desde 1949; con la decimotercera dejaron atrás al Manchester United y su puesta en escena en 1930, que hasta hace dos semanas era el peor inicio de temporada en el fútbol europeo. Pero el Benevento ya tiene su primer punto. Llegó en la jornada quince y, obviamente, lo hizo de manera convencional: fue ante el Milán y con un gol en el minuto 95 firmado por el portero Brignoli tras un remate de cabeza en plancha que batió a Donnarumma (2-2). De inmediato se escucharon los tres pitidos que señalaron el final del partido que significaba el estreno de Gennaro Gattuso al frente de los milanistas.
El gol de #Brignoli, que le dio el primer punto al @bncalcio en la @SerieA_TIM, y en el partido ante el @acmilan (2-2) visto desde las gradas 👏🏼⚽️🇮🇹😃 https://t.co/adohJmucuj
— Santiago Ravidlas (@SantiRavidlasPy) December 3, 2017
Brignoli, que la temporada pasada tuvo un efímero paso por el Leganés hasta su salida en el mercado de invierno, pertenece a la Juventus y cumplimenta en la Campania italiana su cuarta cesión entre críticas por errores que le han costado caro al equipo. Llegó este verano a un plantel que en lo que va de temporada ya ha alineado a doce futbolistas menores de 25 años, un grupo plurinacional con italianos, albaneses, eslovenos, rumanos, ghaneses, guadalupeños y hasta un sueco de ascendencia cubana. Tras la novena derrota cambiaron de entrenador, se fue Marco Baroni y llegó Roberto de Zerbi, que preparó durante esta semana un partido muy especial para él. Hace año y media había tenido un altercado con Gattuso cuando él dirigía al Foggia y el visceral campeón del mundo en 2006 entrenaba al Pisa. Faltó poco para que llegasen a las manos en un duelo de promoción a la Serie B en el que Gattuso se llevó el triunfo y un botellazo en la cabeza que reparó con una bolsa de hielo mientras dirigía a sus jugadores desde la banda y al tiempo rebajaba el chichón. “Espero que no siga con la bolsa en la cabeza”, apuntó De Zerbi durante la semana. Gattuso tiró de épica ante el peor equipo de la historia de la Serie A. “Será una batalla, como la final de un Mundial”, auguró.
Algo futbolístico había también en el Benevento que anunciaba problemas para los milanistas. Nueve de sus catorce fiascos, entre ellos los tres últimos, habían sido por la mínima. En Turín había obligado a la Juventus a una remontada y contra el Sassuolo entraron en el libro de los récords porque encajaron un gol en el cuarto minuto de la prolongación cuando festejaban el empate porque el rival acababa de fallar un penalti. Hace una semana habían caído en Bérgamo ante el Atalanta tras sostenerse en pie casi todo el partido. “Todos esos registros históricos nos deben de servir de estímulo para lograr el objetivo de la permanencia”, trata de darle la vuelta el técnico De Zerbi.
El Milán se gastó este verano 230 millones de euros en reforzar el equipo, una inversión similar a la que había efectuado en el cómputo total de los siete años anteriores. Pero transita a trece puntos de los puestos de Champions y contra el Benevento buscaba los mismos tres puntos que habían sumado trece equipos antes, botín imprescindible además para no distanciarse mucho de Lazio y Sampdoria, los equipos que ocupan el resto de posiciones que dan derecho a participar en competición europea. Dos veces se adelantó el Milán en el marcador antes de un final frenético. El último cuarto de hora lo abordó Gattuso con diez hombres, por expulsión del central Romagnoli. Decidió entonces guardar el botín, el mediocentro titular de la selección argentina, Lucas Biglia, saltó al campo para sustituir a Montolivo, un fantasista. A tres minutos del noventa quien dejó el campo fue Suso para dar cancha a Cristian Zapata, un central. El Benevento nunca dejó de creer y en la penúltima acción del partido forzó una falta lateral cerca del banderín de córner. Brignoli acudió en busca de la hazaña y se lanzó en plancha a por ella. “El vestuario está desesperado, pero tenemos que lamer las heridas, mejorar y seguir adelante”, resumió Gattuso, que reconoce que una cosa es ser jugador del Milán y otra entrenador: “La diferencia es abismal, la responsabilidad es mucho mayor”. De Zerbi, que se abrazó a Gattuso antes del partido en una suerte de pelillos a la mar, dejó un presagio en el ambiente: “Ahora empezamos a entender porque el Benevento puede quedarse en la Serie A”.
Llevan sobre el pecho un escudo con una bruja que se lanza en vuelo sobre una escoba. Benevento, un pequeño enclave interior al sur de Nápoles, era conocida en tiempos del Medievo por ser un centro de reuniones de brujas y hechiceros. “Somos una ciudad asociada a malignas influencias, a maleficios y cuestiones sobrenaturales. Y, sí, soy supersticioso”, explicó el presidente Oreste Vigorito antes de la racha rota ante el Milán. Con tan preciado y celebrado punto están a nueve de los puestos de permanencia. Cómo dudar de que pelearán por ella.
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