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La cuenta atrás de la rodilla de Zaza

El máximo goleador del Valencia, con el menisco roto, juega con la incógnita de cuándo se le bloqueará definitivamente la pierna

Zaza, en el partido contra el Deportivo.
Zaza, en el partido contra el Deportivo.JOSE JORDAN (AFP/Getty Images)

Pese a que el Valencia funciona como una colmena y es un equipo solidario, hay diferentes individuos que le aportan cuajo y personalidad. Uno de ellos es Simone Zaza (Policoro, Italia, 1991), que anda renqueante el último mes de competición por un problema en la rodilla izquierda: tiene parcialmente roto el menisco externo. No le impide jugar, pero le da problemas de cuando en cuando. Y sobre todo, le obliga a estar siempre pendiente de la evolución de la dolencia. Si cada dos o tres semanas tiene dolor, derrames o bloqueos, entonces conviene operar. Exige atención permanente por el riesgo de que el pequeño fragmento de menisco que tiene desprendido tras la rotura se mueva con algún gesto y roce con el cartílago. Ese roce continuo puede producir una lesión en el mismo cartílago.

Sin embargo, el Valencia y el jugador han decidido por ahora asumir el riesgo, y el italiano va a jugar hasta que su rodilla se bloquee definitivamente. Su momento es excelente. Lleva nueve goles en la Liga y es el único que sigue la estela goleadora de Messi, que suma 12. No quiere parar.

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“Simone desde hace tiempo tiene una rotura parcial del menisco externo. Sus molestias perduran durante un espacio corto y después, en un proceso de tres días, empieza a entrenar con normalidad. Puede alargarse mucho en el tiempo siempre que esa rotura no influya en la articulación, o puede bloquearse la rodilla. Con el menisco roto se puede jugar y competir hasta que la rodilla dice hasta aquí”, desveló Marcelino en la previa del duelo ante el Espanyol. El técnico va a exprimir al gladiador italiano hasta el final de curso. No obstante, tiene dudas de que su rodilla aguante toda la carga de partidos que restan por disputarse y ya está buscando en el mercado un delantero grandote de perfil similar al de Zaza. El club está trabajando en la cesión de Sandro, actual jugador del Everton.

La rodilla le hizo una jugarreta en la eliminatoria de repesca para el Mundial de Rusia hace dos semanas. Después de aquel maldito penalti que falló en los cuartos de final de la Eurocopa de Francia ante Alemania en 2016, volvía a la selección y apuntaba a titular para la gran cita azzurra. Su rodilla se negó a jugar y no pudo participar en ninguno de los dos partidos. En cambio, volvió a Valencia y pudo entrenarse con normalidad. Marcelino lo convocó para viajar a Cornellà, pero decidió aguantarlo en el banco cuando el marcador se le puso franco.

La lesión de Zaza trascendió cuando el 5 de octubre se le bloqueó el menisco en un amistoso con el Eldense en Paterna. Desde entonces esa molestia es pública. Pero el italiano reveló el jueves en una entrevista a Fox Sports que su dolencia “no es nueva, lleva casi un año detrás de mí. Para los que juegan fútbol es bastante común. Mientras pueda darlo todo jugaré y al final de año ya veremos, pero por ahora puedo jugar en silencio. El problema con esta rodilla es que a veces necesita descansar un poco”.

Esta semana apenas le ha molestado. El martes, después de tocarse la rodilla varias veces y de acercarse a la banda para hablar con los médicos, se puso de portero cuando finalizó el entrenamiento, lanzándose al suelo en varias ocasiones para detener el balón. “Simo es así, no podemos frenarlo”, dice Gayà.

Zaza está muy sereno. Su cuerpo colecciona tatuajes. Uno de ellos adorna su rodilla izquierda. Allí le dibujaron el rostro de un tigre de Bengala con la boca abierta. Ese tigre protege su rodilla y se quiere zampar al Barça.

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