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Kondogbia, un todoterreno comprometido

El centrocampista del Valencia compagina su actitividad deportiva con el impulso de iniciativas solidarias en la República Centroafricana. "La base de mi vida poder ayudar a los demás", asegura

Kondogbia felicita a Mina por su gol al Espanyol.
Kondogbia felicita a Mina por su gol al Espanyol. LLUIS GENE (AFP)

“Fuera del fútbol no estoy en venta”. El jugador del Valencia Geoffrey Kondogbia mostró al final del partido del domingo en Cornellà esa frase que llevaba impresa en su camiseta interior. Minutos más tarde publicó en su perfil de twitter otra que guardaba relación con la anterior “La rebelión está en marcha. Apoyo a las personas explotadas en Libia. Libertad”. Kondogbia, de perfil solidario y comprometido con las causas sociales, se refería a un documental de la CNN en el que la cadena estadounidense denuncia, con imágenes reales de una subasta de personas, la venta de esclavos subsaharianos en Libia. Otros jugadores, como el futbolista del Levante Cheick Doukouré o Paul Pogba, jugador del Manchester United, celebraron sus goles del fin de semana con los brazos unidos, simulando tenerlos encadenados.

No es este el primer gesto solidario de Kondogbia. En 2016 fundó la Asociación Kihsan con el objetivo de permitir que los niños desfavorecidos reciban educación en la República Centroafricana, el hogar de sus padres. Kihsan es la unión de la K de Kondogbia e Ihsan, el segundo nombre de su hijo mayor, que tiene dos años.

“Tan pronto me hice futbolista profesional lo tuve claro. Es la base de mi vida poder ayudar a los demás. Todos pueden hacerlo de acuerdo con sus medios. Yo tengo la oportunidad médicamente hablando y también financieramente, de poder llevar ayuda. Es mi deber. Mi hijo tiene suerte de tener todo lo que necesita. En la República Centroafricana vi niños que no tienen material escolar, peor aún, comida. No tengo palabras para describir lo que vi allí, tienes que ir al país para sentir lo difícil que es para los niños aprender en estas condiciones. Es por eso que, al principio, quiero centrarme en el desarrollo de la educación; la infraestructura en las escuelas, como el acceso al saneamiento y al agua potable, y en llevar material escolar a los niños. Esta es la mejor solución para el futuro de estos niños. Que tengan una escuela normal, ¡simplemente!”, manifiesta el jugador del Valencia en su página web geoffreykondogbia.fr.

Su primer objetivo es la escuela de Zila, un distrito de Bangui, la capital. “La escuela de Zila, lamentablemente, no es la única escuela que merece ayuda. Deseo extender este proyecto a toda la República Centroafricana. También me gustaría poder brindar toda la colaboración posible en el campo de la salud y facilitar el acceso de la gente desfavorecida a medicamentos y a la atención médica”, añade.

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Kondogbia, tímido y reservado, se refugia en su familia, en el fútbol y en el baloncesto, del que es un gran fan. Está casado con la mujer de la que se enamoró a los 14 años y tiene dos niños, un niño de dos años y una niña de ocho meses. De pequeño quería ser boxeador y andaba bailando y golpeando a su hermano mayor Evans. Su afición empezó a crecer y su madre, preocupada, lo envió a jugar al fútbol, deporte que ya practicaban su padre y su hermano, que jugaba como delantero. Su hermano tocó techo en el RSC Charleroi después de jugar en clubes menores de Francia y Bélgica y se retiró en Italia en clubes de la Serie C y de la Serie E. Como curiosidad, en 2016 jugó en el Jumilla de Segunda B y el verano pasado fue ofrecido al CD Castellón en Tercera división. Hoy, ya retirado, Evans es el agente de Geo. Todo queda en casa.

Kondogbia también es un gran amante de los animales. Durante su estancia en Sevilla tenía un loro en su domicilio. Al firmar por el Mónaco se lo quiso llevar al Principado pero en el aeropuerto el animal, exótico, no pasó el control porque no tenía la documentación en regla. Entonces dejó al loro al cuidado de Damien Perquis, jugador francés amigo suyo que estaba en el Real Betis. A Perquis se le escapó el loro y estuvo dos días perdido. Durante esos días llamó Kondogbia para preguntarle cómo estaba su loro y Perquis ya no sabía qué inventarse. Finalmente, un vecino lo encontró y se lo devolvió. Cuando Kondogbia recuperó su pájaro, los niños de Perquis le pidieron un loro como el que habían tenido en casa.

En Valencia no tiene animales pero hace goles. Lleva tres, todos fuera de casa. Uno en el Bernabéu, otro en el Villamarín y el último, de bella factura, en Cornellá. El domingo King Kondogbia espera al Barça para pelearle el liderato. En la República Centroafricana y en la pequeña escuela de Zila no se lo perderán. Kondogbia ha reclutado nuevos aficionados para el Valencia en el corazón de África.

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