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Sandro Mazzola: “En Italia ya no sabemos jugar al fútbol”

El exjugador del Inter y de La Nazionale reflexiona sobre el mal momento del fútbol italiano y dice que hay que retrasar el reloj de 15 años

Eleonora Giovio
Mazzola, a la derecha, con Pelé, en 1963.
Mazzola, a la derecha, con Pelé, en 1963.CORDON

Sandro Mazzola (Turín, 75 años) mamó fútbol desde pequeño. Su padre, Valentino, fue jugador de aquel gran Torino que desapareció en el trágico accidente aéreo de Superga. Hoy ve al padre en los ojos de su nieto de diez años, al que le pusieron de nombre Valentino. “¿Abuelo, abuelo, bajamos a jugar al fútbol?”, le ruega todos los sábados y domingos por la mañana. Y el abuelo baja con él. Es sábado por la tarde y después de la comida, Mazzola atiende a EL PAÍS por teléfono desde su casa de Milán. Centrocampista ofensivo y mediapunta del gran Inter entre 1960 y 1977, vistió también la camiseta de La Nazionale 68 veces (22 goles). Ganó la Eurocopa del 68 y sufrió una de las peores derrotas que recuerde Italia contra Corea (1-0) en el Mundial de 1966. La eliminación de la selección de Ventura le ha hecho revivir esos momentos dolorosos.

Pregunta. ¿Italia es todavía una potencia futbolística mundial?

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Respuesta. No. Hemos perdido la costumbre de hacer jugar al fútbol a los jóvenes. Estos últimos años han querido crear atletas en lugar de futbolistas. Se ha insistido en el gimnasio, en la fuerza, en el físico y se han olvidado de lo más importante: el balón. Por eso nos cuesta todo tanto.

P. Me ha dicho un amigo, director de un importante centro de fútbol juvenil, que los equipos de Segunda y Tercera le piden jugadores tochos, fuertes físicamente…

R. Sí, es lo que yo veo. Y veo muchos partidos de categorías inferiores.

P. ¿Ya no se valora el talento en Italia?

R. Cuando empecé a jugar en la cantera del Inter, con 11-12 años (años 1953-54), nos daban una pelota a cada uno y antes del entrenamiento corríamos de una portería a otra con el balón pegado al pie, primero con la izquierda, luego con la derecha, luego con el interior, luego con el exterior… Nos tirábamos 40 minutos diarios haciendo eso. Luego llegó un punto en que se empezó a decir que físicamente los italianos éramos menos fuertes que los demás y se empezó a entrenar a los jóvenes haciendo hincapié únicamente en el físico. En el fútbol, el attrezzo [herramienta] más importante es el balón. A la gente se le ha olvidado.

P. ¿De quién es la culpa de que Italia no se haya clasificado para el Mundial por primera vez en 60 años? ¿Qué se ha hecho mal?

R. Lo que se ha hecho mal es lo que le he dicho antes. Luego tú puedes elegir un jugador u otro pero si tienes un grupo unido las cosas se superan y nosotros no hemos sabido hacerlo. No hemos tenido personalidad para hacerlo.

P. La personalidad y el gen competitivo siempre han sido las cosas que han caracterizado Italia. A falta de fútbol, ayudaba el carácter. En la repesca no se vio ni eso. ¿Por qué se ha perdido hasta eso?

Mazzola, a la izquierda con la Copa de Europa ganada por el Inter en 1963.
Mazzola, a la izquierda con la Copa de Europa ganada por el Inter en 1963.cordon

R. Porque cuando a los chavales que empiezan les repites una y otra vez: no regatees, juega fácil, balón lateral, para arriba todos juntos… pues la personalidad la pierden o la dejan en casa. El resultado es que cuando llegan arriba llegan son buenos atletas, pero no saben utilizar los pies.

P. Serán atletas, pero cuando ves un partido de la Serie A y otro de la Liga, van a dos velocidades diferentes.

R. En España juegan al fútbol, en Italia ya no sabemos jugar a eso, lo nuestro es otro deporte. No ves regates, fintas, pallonetti [globos, picaditas].

P. ¿Cuál es la solución?

R. Invertir la tendencia desde las categorías inferiores. Volver a darle el balón a los chicos. La pelota tiene que convertirse en su objeto personal, algo que sientes como tuyo; si no, cuando te llega, tienes miedo a fallar, no sabes qué hacer y ni haces nada, ni marcas.

"Se nos ha olvidado lo importante que es el balón"

P. Este año la selección no se ha clasificado, en 2014 y en 2010 fue eliminada en primera ronda.

R. Y nadie buscó explicaciones. Se buscaron excusas y se siguió adelante con el sistema de siempre.

P. ¿Qué es lo que más le dolió de esta eliminación?

R. Las lágrimas de Buffon. Volví a sentir el dolor tremendo que me provocó la eliminación contra Corea en el Mundial de Inglaterra.

P. Chiellini, al que muchos no entendieron, dijo el otro día que el guardiolismo ha arruinado una generación de defensas porque ahora no saben hacer las marcas, juegan largos, empiezan las jugadas, pero no hay un defensa italiano que en un córner sienta y note la presencia del adversario.

R. No creo que la culpa sea de Guardiola. Él lo hacía y lo hace porque tiene jugadores para hacerlo. Nosotros hemos querido hacerlo con futbolistas que no tienen esas características.

P. ¿No le parece sintomático que el jugador de más talento [Insigne] no tenga protagonismo?

"Se han creado solo atletas y los chavales han perdido personalidad"

R. Esta es una cosa típica de Italia, la de dejar en el banquillo a los más talentosos… si repasamos la historia salen muchos. [En su época, por ejemplo, veían mal que él jugara junto a Rivera; así como se vio mal que Totti y Del Piero jugaran juntos; o era uno u otro].

P. ¿Por qué Verratti no triunfa en la selección italiana?

R. Porque es un incomprendido. No puede ser que un futbolista de su calidad no brille aquí; será que queremos otro tipo de jugador y juego… y así nos va.

P. ¿Por qué hay miedo al talento?

R. Se lo he dicho antes, hace años decían que éramos buenos técnicamente, pero no físicamente. Y a partir de ahí se cambió el sistema de entrenamiento. Se buscaba ‘engordar’ al futbolista, hacerlo más fuerte y se les olvidó la pelota.

P. ¿Por qué no hay espacio en la Federación para exfutbolistas como Maldini, Baggio, Zola, Gattuso? Puede que no sea la solución, pero a lo mejor merece la pena intentarlo.

R. [Suelta una risa amarga] Porque cambiarían las cosas de tal manera que mucha de la gente que hay ahora no tendría cabida allí. Así que deben de pensar que es mejor dejarlos en su casa.

P. Baggio sí estuvo una temporada…

R. Sí y se fue corriendo por este mismo motivo, porque no podía hacer lo que quería.

P. ¿Cómo se puede cambiar ahora un sistema que lleva años implantado?

R. Empezaría por cambiar los cursos de entrenadores, para que empiecen a enseñar otras cosas a los niños y a los chavales.

P. Conte eliminó a España con los mismos jugadores o incluso inferiores técnicamente. ¿Por qué en año y medio esta selección se ha vuelto irreconocible?

R. Porque si no crees en el tipo de juego y entrenamientos, entras al campo sin cohesión y no consigues hacer las cosas que sí te gustaría hacer.

P. Leía estos días que en Italia se paga por jugar al fútbol en cualquier escuela ya y que se ha perdido la de la calle.

R. Sí, así es. Por la calle ya no juega nadie. Cuando era pequeño yo jugaba en el centro de Milán, no había coches, la gente era diferente. Recuerdo que el cura dell’oratorio [la zona de recreo con campo de fútbol que hay en las Iglesias italianas] nos cerraba la calle entera para nosotros, la que daba a la parte de atrás de la basílica. Allí montábamos las porterías, allí jugábamos, allí aprendí a tirar paredes, contra la pared de la Iglesia. Éramos tantos que tenías que aprender a regatear por narices porque si no el balón no lo veías nunca. Ahora todo es césped bien cuidado, los espacios son muy grandes… Quizás habría que volver a 15-20 años atrás y volver a empezar.

P. ¿Hay demasiados extranjeros en los equipos de la Serie A?

R. Creo que si hubiese buenos italianos en las categorías inferiores se dejaría de fichar a extranjeros.

P. ¿Por qué los italianos nunca hacemos auto-critica?

R. Porque es muy italiano buscar excusas, así puedes seguir adelante sin cambiar nada.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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