Perú vive con euforia la posibilidad de clasificar al Mundial tras 35 años de ausencia
La selección que dirige Ricardo Gareca enfrenta en la madrugada del viernes a Nueva Zelanda
La despedida de la selección peruana rumbo a Nueva Zelanda fue lo más parecido a la bienvenida de un equipo que acaba de consagrarse campeón. Aunque este no era el caso, la situación lo ameritaba. Es que el equipo nacional de Perú está a un paso de clasificar a un Mundial tras 35 años de ausencia y esos fuegos artificiales sumados a las bengalas, banderas y bombos fueron un reflejo de cómo viven los aficionados este momento. El próximo viernes, en el duelo de ida ante Nueva Zelanda en Wellington, comenzarán las horas de ensueño para un país entero que se desvela por estar en Rusia 2018.
“Esto es sumamente importante por un tema de orgullo, de identidad y de esperanza”, explica Helen Gomero Caldas, que tiene 30 años y aún no ha vivido nunca lo que significa participar en un Mundial. “Durante toda una generación como la mía hemos soñado con poder sentir eso de lo que nos han contado nuestros papás y nuestros abuelos. Es algo que ninguno de mis amigos y nadie que tenga menos de 34 años lo ha sentido”, asegura Helen. Ante la sensible baja del capitán Paolo Guerrero por dar positivo en un control antidopaje, comenta que “la gente se resiste a creer los resultados ya que es muy querido y están muy agradecidos con él”.
La última vez que Perú disputó un Mundial fue en España 1982. Y el recuerdo no es el mejor. Con dos empates frente a Camerún e Italia respectivamente, y una derrota 5-1 ante Polonia, quedó eliminado en la primera etapa del torneo. Una primera etapa que, al menos por ahora, preocupa menos. “Espero que mi selección me de el gusto de poder verla en una Copa del Mundo, así nos eliminen en la ronda inicial, no importa”, explica Helen quien resalta que lo más importante es “la satisfacción de haber llegado y de poder presenciar todo ese gran escenario”.
El entusiasmo que vive la sociedad peruana es tal que va más allá de los aficionados. El presidente Pedro Pablo Kuczynski decretó la tarde libre cuando enfrentaron a Colombia. El torneo local se pausó. Los jefes suspendieron reuniones y retrasaron proyectos. Incluso, los días de partido, los trajes desaparecieron y reinó una informalidad permitida. “La oficina de comunicaciones mandó un correo indicando que el día del encuentro se venía a trabajar con la camiseta de la selección”, cuenta Cristian Flores, de 29 años, que trabaja en el Sineace, un pliego del ministerio de educación en Perú. Con esa edad, Cristian es parte de la generación de Helen que aún no ha vivido nunca un Mundial.
“No es necesario ser fanático del fútbol para que te movilicen las Eliminatorias que tiene a todos súper emocionados y alborotados. En Perú el deporte por excelencia es el fútbol, imagínate estar en la puerta de un Mundial después de 35 años”, destaca Cristian que desde hace más de tres semanas ya sabe dónde mirará el partido ante Nueva Zelanda: “Hemos quedado en verlo en la casa de una amiga con unas cervezas y unas pizzas ya que cae fin de semana y en caso de que ganemos podemos quedarnos de largo celebrando”.
La locura no solo se vive en Lima, la capital del país, sino también en las afueras. Cristina Lorniali, una socióloga italiana de 27 años que reside desde hace más de dos años en Perú, destaca una anécdota inédita. “El último partido lo vi en Piura, en el norte del país donde trabajo, y me pareció estar en la final de la Copa del Mundo cuando Italia jugó en 2006 contra Francia. Tuve la misma sensación solo que era Perú y ni siquiera estaba en el Mundial”, comenta aún sorprendida.
Los periódicos, las radios y la televisión incluso han olvidado momentáneamente el indulto a Alberto Fujimori para priorizar la información sobre los partidos ante Nueva Zelanda, cuenta Cristina. “Últimamente se hablaba del expresidente, pero ahora ya no porque todo es fútbol, fútbol y fútbol”, explica. Y es que el deporte más popular del mundo ha revolucionado por completo un país que, tras décadas de decepciones, siente por primera vez que está a solo un paso. O dos. “La verdad que ya hace tiempo que las cosas no andan bien entre nosotros”, dice una canción que escribió la barra oficial de la selección en un vídeo publicado para la Copa América 2015.
Un vídeo que refleja ese aliento sufrido pero incondicional del hincha peruano titulado Cuando el amor no tiene cura. Y que en una parte dice algo así como “si me regresaras a la vida con tu baile de ensueño, sería capaz de borrar todos los malos momentos porque no hay tristeza en la memoria que se resista al grito de gloria”. Quizás ese día ha llegado. Y los peruanos saben, más que nadie, que clasificar al próximo Mundial puede significar un borrón y cuenta nueva.
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