El Deportivo remonta a un Las Palmas deprimido
Dos testarazos de Borges y un penalti transformado por Lucas Pérez disparan las alarmas en los canarios, que suman seis derrotas consecutivas y no puntúan desde la llegada de Ayestarán al banquillo
Remontó el Deportivo un gol inicial de Rémy para quedarse cinco puntos sobre el descenso, posición que marca Las Palmas, destrozado después de sumar seis derrotas consecutivas en liga, sin puntuar desde que la llegada de Pako Ayestarán al banquillo. En un duelo entre frágiles se impuso el Deportivo, redivivo con la aportación del técnico Cristóbal Parralo, que le insufló aliento para bregar. A partir de ahí llegaron los goles, dos de ellos con la firma de Borges, en sendos testarazos, y un tercero de penalti, obra de Lucas Pérez. Suficiente para llevar la desafección a la grada local, que primero expresó sus protestas con silbidos y luego optó por abandonar el estadio.
Nada en el coliseo grancanario recuerda a días felices no tan lejanos, poco queda de aquella idea que edificó Quique Setién cuando hace dos años tomó al equipo en puestos de descenso y le invitó a creer. Las Palmas ha vuelto a esas posiciones sin que se atisbe remedio, con un entrenador que bate récords negativos porque nadie había encadenado en la historia del campeonato once derrotas consecutivas. En esas anda Ayestarán, cuatro veces derrotado desde su llegada a la isla, con un bagaje de quince goles en contra y la perspectiva de una visita al Real Madrid el próximo fin de semana.
Ni siquiera un gol tempranero le dio ánimo a Las Palmas, que no supo explotar el problema que evidenció su rival al concederle esa ventaja. Resulta que la productividad que encuentra el Deportivo de sus guardametas comienza a abandonar el terreno de lo pésimo para entrar en el de lo grotesco. Tras alinear a cuatro en las ocho primeras jornadas, la semana pasada cuando Cristóbal Parralo subió al primer equipo en sustitución de Pepe Mel el inquilino bajo palos era el nigeriano Francis, uno de los dos que alternaban en el filial. Pero el entrenador del Fabril una vez llegó al Deportivo decidió que el portero del Deportivo debía de jugar en el Fabril. Y a la espera del regreso del lesionado Rubén, que era el tercer meta la temporada pasada y ahora tiene vitola de titular, quiso rescatar náufragos. Primero llamó a Tyton para jugar el pasado jueves en Copa del Rey y la respuesta del portero polaco fue desastrosa, cuatro días después decidió probar con el rumano Pantilimon y se encontró con que en el amanecer del partido concedió un gol de alevín porque más de dos metros de portero no taparon su palo para evitar un remate de Rèmy sin apenas ángulo.
Rémy, siempre incisivo, remató desde muy cerca, detalle que alerta sobre que los agujeros del Deportivo no tienen que ver únicamente con la portería. El delantero galo entró hasta la cocina porque Sidnei erró en la anticipación y Guilherme llegó tarde y sin contundencia ante Jonathan Viera, que encontró un latifundio que explotó su compañero tras un sencillo pase. El gol anticipó tormenta para el Deportivo, severamente castigado en pasadas jornadas por quedarse en desventaja en los albores de sus partidos. Pero casi de inmediato se lesionó Jonathan Viera y se hizo de noche en Canarias.
Sin Viera murió el fútbol y renació el trajín, el forcejeo, la agitación. Se fue la pausa y Las Palmas perdió el balón. Lo recogió el Deportivo, que quiso gestionarlo con tanto cuidado como ausencia de profundidad, con el recurso al trabajo desde los flancos, donde Bakkali y Fede Cartabia profiaron con suerte desigual, más decisivo el argentino, más efervescente el belga. Aún temeroso de que los errores le castigasen el Deportivo creció en el partido hasta que cerca de la media hora Pantilimon volvió a entrar en acción y con su estatura de ala-pivot (2,03 metros) prefirió despejar de puños un saque de esquina en lugar de imponerse en el blocaje. El balón, tras la agresión, cayó justo a pies de Vicente Gómez, que lo estrelló en el larguero.
El susto intimidó al Deportivo, que perdió dictado hasta que apareció un llegador difícilmente inigualable, el tico Celso Borges. Marcó justo antes del descanso y justo después, remontó el partido con dos remates de cabeza para darle poso a su equipo, tan necesitado de sentirse confiado. Le favoreció a los gallegos el desplome amarillo, sin que nadie tomase la batuta de Viera, con Vitolo disminuido y Rèmy controlado en cuanto los cambios de Cristóbal tejieron una tupida red de ayudas. Suplió a su trío de mediapuntas el nuevo técnico del Deportivo para fortalecerse con recambios de corte defensivo y ni así dejó su equipo de buscar la meta rival, quizás con más alegría de la precisa, con defensas incorporados al ataque y un tercer gol que llegó de penalti tras un saque de banda. Esa puntilla alerta sobre el delicado equilibrio del plan de los chicos de Ayestarán, derrotados por un rival que había ganado apenas en uno de sus últimos 23 desplazamientos. Fue en Gijón, en el estreno con Pepe Mel. Ahora, en otro debut en el banquillo, el Deportivo vuelve a sumar tres puntos a domicilio que no le permiten escalar puestos en la clasificación, pero sí mirarla de otra manera: cinco puntos sobre el descenso, a seis de los puestos europeos, vecino a esos puestos de media tabla que tanto ansía.
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