Antonio García, el amigo de la infancia contra el que Fernando Alonso correrá en Daytona
El madrileño, que ha ganado la cita en dos ocasiones, se convirtió en uno de los mejores pilotos en resistencia tras truncarse su camino en F-1
A finales de los ochenta, los padres de una generación de pilotos de Asturias y Castilla y León comenzaron a llevar a sus hijos a Madrid a participar en competiciones de karting. Uno de esos niños, de apenas 8 años, era un futuro bicampeón del mundo de Fórmula 1, un tal Fernando Alonso. En una de sus excursiones a la capital compartió pista por primera vez con Antonio García, un año mayor. Fue el inicio de una amistad que cumplirá prácticamente tres décadas cuando ambos se vuelvan a reencontrar como rivales, aunque en distinta categoría, en la próxima aventura del ovetense al margen de la F-1: las 24 Horas de Daytona, prueba de resistencia que García ha ganado en dos ocasiones (una victoria absoluta en 2009 y una de clase en 2015) y que se celebra el 27 de enero.
“Nuestros padres se hicieron muy amigos”, recuerda García (Madrid, 37 años), recién llegado a España desde Georgia, EE UU, donde hace tres semanas se adjudicó con el equipo Corvette el título de la IMSA, el más importante de resistencia en el país norteamericano. “Era un ambiente súper sano, cada equipo era cada padre con su hijo. No recuerdo cuál fue la primera carrera en la que coincidimos, pero sí que la primera vez que gané, Fernando estaba en el podio”.
Esa imagen se repitió en multitud de ocasiones durante esa etapa. Entonces, siendo niños, el bueno era García, aunque Alonso también ganaba. Sus dos carreras nacieron así en paralelo. Los dos fueron figuras internacionales del karting. Los dos campeones del mundo.
Del karting saltaron a los monoplazas. García lo hizo un año antes, en el 98, en el equipo que había creado Adrián Campos, expiloto de Fórmula 1, para correr en la Open Fortuna by Nissan. Esta competición, clave en la carrera de ambos, nació de la mano de Jaime Alguersuari, padre del expiloto de Toro Rosso, y se convirtió rápidamente en lanzadera para la Fórmula 1.
El primer año, García compartió equipo con Marc Gené, que se llevó un título que pelearon parte de la temporada. Al año siguiente, Alonso ocupó su lugar y también su sitio en lo más alto del podio. Ese año el favorito era su amigo, pero García tuvo que esperar a la siguiente edición para levantar la corona. Rivales en la pista, su amistad ya era sólida.
“Corrimos para la misma marca del 92 al 96, compartimos viajes, con sus padres y con los míos. Somos amigos de infancia. Cualquier persona que nos viera... Éramos como Zipi y Zape. Dentro del coche íbamos a lo nuestro, pero cuando salíamos íbamos haciendo por ahí lo que hacían niños de 17 años”. Su cercanía les llevó hasta a disputar una prueba de resistencia como compañeros de equipo, en Montmeló en 1999, por lo que Daytona no será la primera prueba de este tipo para Alonso, que venció entonces junto a García.
Tras esos años de la Nissan, se separaron sus caminos. Fernando dio el salto a la Fórmula 3000 y su amigo lo hizo un año más tarde, fichado por Red Bull. “Creí en mis posibilidades, pero al que no conocía era al señor Helmut Marko, que entonces solo era propietario del equipo. No tuvo paciencia, me comparó mucho con Fernando, aunque de forma poco objetiva. Solo me dejó disputar cuatro y rescindieron mi contrato. La Fórmula 3000 era muy complicada, sobre todo para los novatos. Fernando no entró en los puntos hasta la antepenúltima carrera. Me comparó con él, pero no en igualdad de carreras. Fue el primer batacazo de mi carrera deportiva”, cuenta García.
Un batacazo
La decisión de Marko no fue entendida del todo en Red Bull y fue el propio equipo el que le dio la oportunidad de relanzar su carrera. García se había reenganchado a la Fórmula Nissan, que había ganado dimensión, y le llegó el momento de elegir. “Me pusieron un Porsche todo pintado de Red Bull para las 24 Horas de Spa, que acabé ganando”. Tras esa victoria García recibió una oferta de BMW para el Mundial de turismos, y tras darle vueltas cerró su etapa de monoplazas.
A partir de ahí construyó su mito en resistencia: tres victorias de clase en las 24 horas de Le Mans (2008, 2009 y 2011) una (GT1) en las 12 Horas de Sebring (2009), además de sus triunfos en Daytona, entre otros títulos. Allí volverá a encontrarse 18 años después con su amigo. Le esperan conversaciones largas. Alonso será un novato en una competición de expertos, con un equipo, United Autosports, que solo ha corrido allí una vez. “Pero pocos se adaptan mejor que él. Le ayudará su experiencia al volante, saber interpretar lo que va a pasar", dice García, que ya acompañó al asturiano unos días durante su periplo en las 500 Millas de Indianápolis para ver cómo se desenvolvía su amigo en "su territorio". En Daytona volverán a encontrarse también dentro de la pista. Uno de los alicientes que han llevado a Alonso a alistarse en la competición. “Directamente no es mi rival" dice García, que compite en GT Le Mans, velocidad intermedia, mientras Alonso lo hará en prototipo, LMP2, "así que no tendré ningún problema en ayudarle”.
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