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El Barça sucumbe ante el frenesí del Estrella Roja

El equipo serbio se impone en un partido eléctrico que los azulgrana no supieron gestionar al final

Alejandro Prado
Phil Pressey ante James Feldeine.
Phil Pressey ante James Feldeine.ANDREJ CUKIC (EFE)

Se dice que las remontadas solo lo son cuando el que va a remolque logra ponerse por delante. Eso lo consiguió el Barça a falta de menos de tres minutos después de ir perdiendo todo el partido ante el Estrella Roja. Era la primera ventaja blaugrana (79-80) y la única de un encuentro que se le fue en unos minutos finales horriblemente gestionados por los de Sito Alonso, en ataque y defensa. No pudo culminar esa remontada el Barça, así que no sirvió para sumar su segunda victoria en esta Euroliga en un choque que enseñó algunos de sus males del año pasado, aunque en el bagaje positivo queda la forma de reaccionar y de no perder nunca la cara a un partido difícil ante un rival intenso y correoso.

Estrella Roja, 90 - Barcelona, 82

Estrella Roja: Lazic (-), Feldeine (7), Rochestie (22), Bjelica (23), Lessort (13) —cinco inicial—; Keselj (-), Radicevic (4), Lazarevic (-), Antic (10), Dobric (9), Jankovic (2).

Barcelona: Heurtel (14), Ribas (4), Hanga (10), Moerman (6), Seraphin (16) —cinco inicial—; Pressey (3), Navarro (2), Vezenkov (4), Oriola (8), Koponen (5), Tomic (10).

Árbitros: Latisevs (LET), Paternico (ITA) y Pastusiak (POL). Eliminaron a Heurtel y Oriola por faltas personales.

Aleksandar Nikolic Hall de Belgrado. 6.086 espectadores.

Nunca se sintió a gusto el equipo catalán en un partido que nació fulgurante, como si ambos equipos tuvieran prisa por encontrar el aro cuanto antes. Y de las prisas salió mejor parado el Estrella Roja, que en cada ataque se metía hasta la cocina y anotaba con facilidad. Los primeros puntos del equipo serbio fueron una colección de bandejas y mates. Los dos pívots, Bjelica y Lessort, se pusieron las botas sin que Seraphine y Moerman hicieran gran cosa. Del continuo abuso del aro blaugrana salieron las primeras ventajas locales, que rápidamente rondaron la decena de puntos (20-10, m. 7).

Ante la debilidad interior, Sito Alonso optó por cambiar de pareja. Tomic y Oriola intentaron taponar la herida sin demasiado éxito inicial. En ataque se apostó por surtir de balones a Tomic, pero el croata se mostró errático en territorio enemigo. No podía el Barça ralentizar el juego ante el frenesí de los de Belgrado, animados ante la alfombra roja que había hasta la canasta del Barça. La mayoría de los puntos del Estrella Roja se convirtieron a un palmo del aro.

El partido no se calmaba, pero el Barcelona decidió cerrarse más en defensa y permitir los lanzamientos exteriores de su rival. Una táctica arriesgada cuando hay un conjunto balcánico enfrente pero que al menos sirvió para frenar el chorro anotador del Estrella Roja. Entró el juego entonces en una fase de lanzamientos que ni tocaban hierro, pérdidas de balón… desacierto en general. En ese fango se manejó bien Kevin Seraphine, que cazó varias canastas seguidas que ventilaron al Barça. El parcial de 0-8 ajustó el partido mediado el segundo cuarto (33-28) y comenzó la que fue la dinámica del duelo: arreones de uno y otro para equilibrar o desequilibrar más o menos el marcador. Una pura goma.

Con sus pívots mejor controlados, apareció en el Estrella Roja Pero Antic, el veterano pívot macedonio con pinta feroz aunque juega a siete metros del aro, y sus triples sacaron de la niebla al equipo serbio. También ayudó Rochestie, entonces el único exterior con una puntería regular. La racha final dejó al Barça tocado al descanso, 14 abajo y síntomas preocupantes.

Apareció Heurtel

Lo más alarmante era la desaparición de los referentes azulgrana. Ni rastro de Heurtel, Hanga, Ribas o Tomic. Solo Seraphine mantenía el hilo de vida con su casi inmaculada serie de tiro, pero con solo eso no daba ni para acercarse en el marcador. Solo cuando apareció Heurtel el Barça abrigó esperanzas de ganar. El final del tercer cuarto del francés acercó a los de Alonso a un rival que cuando se sentía cercado respondía con arrebatos, como el que protagonizaron Rochestie y Dobric en el perímetro.

El partido era un tobogán, aunque el Barcelona no lograba acercarse lo suficiente como para acometer la remontada. Apareció Tomic y su conexión con Heurtel contrajo el marcador de nuevo, tanto que las diferencias cabían en un puño. Entonces llegó esa única ventaja, que sentó tan mal al Barça que solo supo hacer cosas al revés. Tampoco apareció Seraphine en el último cuarto, cosa extraña vista su vena de aciertos. En el Estrella Roja Bjelica y Rochestie se encargaron de poner rúbrica a su partidazo y de dejar al Barça sin triunfo en una cancha difícil y sin un logro muy adecuado para enterrar dudas pasadas.

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Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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