Chile, decadencia total
La indisciplina y la ausencia de un relevo generacional para el equipo que Bielsa llevó al Mundial de 2010 agota a la selección más regular de América en la última década
Arturo Vidal declaró hace poco que el fútbol chileno no le debía nada a Marcelo Bielsa. “Él no fue quien cambió a Chile”, dijo, “eso es algo que alguien inventó”.
Argumentó Vidal que Bielsa no ganó nada con Chile, pero olvidó que Chile tampoco ganó nada hasta que Bielsa se hizo cargo de la dirección técnica de su selección, en agosto de 2007. El técnico argentino peinó el país en busca de talentos y creó un patrón de actuación que, a su marcha en 2011, elevado a la condición de prócer nacional, sirvió de impulso a la mejor generación de futbolistas que ofreció Chile a lo largo de su historia. Ese impulso se agotó en la noche del martes, en São Paulo, donde Chile cayó ante Brasil (3-0) y quedó fuera del Mundial.
La decadencia biológica explica parte del desgaste. De los 11 jugadores que saltaron al campo del Palmeiras, seis hicieron su debut internacional con Bielsa a partir de 2007 (Vargas, Alexis, Fuenzalida, Aranguiz, Beausejour e Isla); cuatro debutaron antes de 2007 (Valdivia, Bravo, Jara y Medel), y solo uno, el argentino nacionalizado chileno Pablo Hernández, disputó su primer partido con posterioridad, de la mano de Sampaoli, en 2014.
La ausencia de recambio generacional es manifiesta. El jugador más joven de la última alineación de Juan Antonio Pizzi fue Eduardo Vargas, de 27 años. Ocho de los once titulares sumaron más de 30. El mayor, el portero Claudio Bravo, de 34, posibilitó el 1-0 en su intento fallido de blocar un tiro libre de Alves. Ante la avalancha de críticas en las redes sociales, su esposa, Carla Pardo, replicó por los mismos medios y difamó a los compañeros de su marido en Instagram: “Hay que ser profesionales. Yo sé que la mayoría se pelaron el culo, mientras otros se iban de fiesta e incluso no entrenaban de la borrachera que llevaban. A quien le queda el sombrero que se lo ponga y que se deje de andar llorando...”.
El mensaje reveló la marejada interna. Al desmoronamiento del cuerpo precede el cansancio de jugadores mentalmente saturados. Preguntado por las palabras de su mujer, tras el partido, Bravo la dejó en mal lugar: “No comento cosas de la farándula”.
Hasta 2007, Chile fue una selección marcada por el complejo de inferioridad y los actos de indisciplina. El chismorreo y la opinión pública volvieron a confundirse a lo largo de los últimos meses, mientras el equipo se deslizaba hacia el pasado. La crisis se destapó la víspera del 30 de agosto en el hotel Casino Monticello, célebre reducto de Arturo Vidal en las afueras de Santiago. El centrocampista del Bayern permaneció hasta altas horas de la madrugada jugando y bebiendo antes de que la policía chilena irrumpiera en el local y arrestara a parte de su séquito por diversos altercados. El 31 de agosto Chile fue aplastada por Paraguay (3-0) en el estadio Nacional, el escenario donde levantó su primer gran título, la Copa América de 2015.
“Dejen de ensuciar mi nombre”, se revolvió Vidal, antes de viajar con el equipo a Bolivia a disputar la antepenúltima jornada de las eliminatorias. Allí, ante un rival históricamente repudiado por los chilenos, la selección volvió a caer (1-0). Su clasificación para Rusia quedó definitivamente comprometida.
Bolivia representó el retorno a los viejos complejos. En el partido que enfrentó a las dos selecciones en Santiago, el 6 de septiembre de 2016, el equipo local fue incapaz de mejorar el 0-0. El chasco se prolongó en los tribunales. Las autoridades federativas chilenas se apresuraron a denunciar la alineación indebida de Nelson Cabrera, paraguayo nacionalizado boliviano. La FIFA y el TAS dieron la razón a Chile, le concedieron dos puntos más y consagraron un resultado nuevo: 3-0. La resolución también implicó una restauración de tres puntos en favor de Perú, que había perdido ante Boliva con Cabrera en el campo.
La última jornada de la clasificación mundialista americana desentrañó la gran ironía de la tragedia chilena. Perú, gracias a los puntos conseguidos mediante el reclamo chileno ante la FIFA, logró su billete para la repesca del Mundial por el estándar de la diferencia de goles. Perú acabó la fase en quinta posición con 26 puntos, los mismos que Chile.
En sintonía universal con la fiebre de manifestaciones en web, Nelson Cabrera lo celebró en la madrugada del miércoles con un mensaje en Twitter: “Dios sabe lo que hace y sus tiempos son perfectos”.
Pizzi, el seleccionador que condujo a Chile a la conquista de la Copa América en 2016 y a la final de la Copa Confederaciones el verano pasado, presentó su dimisión. Su tiempo, como el de muchos de de los jugadores del equipo más consistente de América en la última década, se ha terminado.
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