Fiba y Euroliga acercan posturas durante la inauguración de L’Alqueria
Patrick Baumann y Jordi Bertomeu encaran el conflicto de los calendarios en una 'cumbre informal' de más de una hora en las nuevas instalaciones del Valencia Basket
La inauguración de L’Alqueria del Basket en Valencia, la nueva ciudad deportiva del campeón de Liga para su cantera, tuvo tanto poder de convocatoria entre los estamentos de la canasta que acabó por convertirse en una auténtica cumbre internacional. En pleno conflicto entre FIBA y Euroliga por la configuración definitiva del calendario de competiciones, el desfile de autoridades invitadas al evento motivó una sucesión de corrillos entre los que sobresalió un cara a cara esperado por todos los actores implicados. Patrick Baumann y Jordi Bertomeu, presidentes de FIBA y Euroliga, pasaron casi por imperativo físico, de la guerra fría, el baile de propuestas y el cruce de comunicados al diálogo directo en una mañana clave para el futuro del baloncesto europeo y mundial.
Fue la foto del día; la imagen que mitigaba años de desencuentros desde que la FIBA planteara en 2012 sus nuevas ventanas de clasificación para el Mundial de 2019 que entran en vigor este curso. Concluidos los discursos oficiales y rumbo a la visita guiada a las nuevas instalaciones del Valencia Basket, Baumann y Bertomeu se encontraron entre la multitud en un pasillo que ejerció de embudo. Ahí arrancó una charla que iba a ser larga. “Cuanto menos hablemos mejor”, soltó el presidente de la Euroliga a preguntas de EL PAÍS. “Hoy estamos de fiesta”, sumó su homónimo de la FIBA. “Siempre ha habido respeto entre ambos”, apuntaron los dos para rebajar la tensión informativa del encuentro. Intentando esquivar sin mucho éxito la atención de periodistas y curiosos, las máximas autoridades ejecutivas del baloncesto europeo alternaron tensión y cordialidad en un diálogo que recorrió las pistas, pasó por el centro médico y los vestuarios y se detuvo en la sala de musculación del recinto valenciano.
El cruce de propuestas
La semana pasada, la Euroliga insistió en plantear un calendario internacional que modificaba el actual pero trasladaba las ventanas de selecciones de la FIBA a junio y julio. Ayer, la propia FIBA presentó una contrapropuesta que reduce de nueve a siete los días de concentración de los equipos nacionales en las semanas del 22 al 28 de noviembre y del 21 al 27 de febrero de 2018. En este formato, la Euroliga debería pasar sus partidos al martes. Las jornadas 9ª y 23ª se disputarían de forma íntegra ese día y los jugadores convocados por sus selecciones se concentrarían al día siguiente, el miércoles. El solapamiento con los partidos de la Champions de fútbol es uno de los últimos argumentos de la Euroliga para resistirse a la aprobación de esta versión de calendario.
Los combinados nacionales disputarán dos partidos en cada ventana de clasificación (uno en casa y otro fuera): estos serían el viernes de esa semana y el domingo o lunes (aún por definir). El martes, como tarde, los jugadores estarían de nuevo a disposición de sus clubes.
“Dependemos de ellos y esperamos que tengan altura de miras para ordenar definitivamente el escenario”, apuntó el Secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete. “Ojalá podamos hablar del acuerdo de L’Alqueria. La temporada se nos ha echado encima y hay que agradecer al Valencia Basket que haya propiciado este encuentro directo”, desarrolló Lete, que se declaró “optimista” en la consecución de un acuerdo entre las partes. “Es un gran avance que se pase de los comunicados al diálogo directo”, señaló un expectante Jorge Garbajosa. El presidente de la FEB no quitaba ojo a la escena, igual que el seleccionador, que llegó incluso a fotografiar la charla con su móvil. “Ojalá haya un acuerdo pronto”, repitió Scariolo entre la esperanza y la resignación. “El calendario es inabarcable y los jugadores son carne de cañón”, explicó el técnico que, ante el nuevo escenario, comparte la idea lanzada hace semanas por Ettore Messina de que los entrenadores se habían convertido en gestores de jugadores cansados, sin margen para la preparación física, táctica y mental de los partidos. “No hay calidad de trabajo. Les tendremos que pasar los sistemas por mail a los jugadores para que se los estudien durante los vuelos”, remató Scariolo.
Ni Bauman ni Bertomeu acudieron a la zona de catering reservada en el acto. Ambos se perdieron por las galerías de L’Alquería para estirar una negociación que ya duraba una hora mientras los asistentes más autorizados analizaban el encuentro. Todos hablaban de “cordialidad impostada”, de “tregua protocolaria”, de optimismo de cara al acuerdo por “imperativo de las fechas” y de “ventaja” actual de FIBA en el conflicto. En el debate por encontrar espacios de consenso o el afán por monopolizar el calendario, la última propuesta lanzada ayer por la FIBA generó en el ambiente la idea de “razonable planteamiento de mínimos”. El acuerdo parece próximo, por necesidad y por lo productivo del diálogo directo entre las partes.
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