Marc Márquez: moto inestable, piloto osado
El piloto de Honda consigue en Aragón su cuarta victoria en las seis últimas carreras y se destaca al frente del campeonato tras pinchar Dovizioso y Viñales
Han sido tantos los fallos, los errores y las complicaciones (neumáticos demasiado blandos, neumáticos más duros después, motores que se rompen, y pilotos que son de carne y hueso, que se equivocan, que también se rompen), es tan baja la puntuación en la general, después de tanto cero y tanta caída, que los márgenes se estrechan y las distancias se acortan ahora que se acerca el final del curso. Nunca antes desde que se introdujo este sistema de puntuación en 1993 se llegó a estas alturas del campeonato, a la 14ª carrera del calendario, con solo 16 puntos de separación entre los tres primeros clasificados, 28 completado este gran premio de Aragón. Y cuando estamos a punto de cerrar ya el mes de septiembre los errores se pagan casi tan caros como el poco denuedo.
Para sobrellevar un final de temporada tan complejo nada mejor que una buena dosis de atrevimiento.
Es la receta de Marc Márquez, que prefiere pecar por osado antes que quedarse corto. Y si encima el escenario es un circuito como el de Alcañiz, mucho mejor. Un trazado de esos que le gustan, de los que marca con una cruz al principio del curso porque sabe que podrá hacerlo bien, una pista que además gira mayoritariamente a la izquierda, como a él le va, amante de las derrapadas como es. Así tendría que arriesgar lo justo para sacar lo máximo: 25 puntos que le saben al mejor espumoso del año.
El piloto de Honda ganó otra vez en Alcañiz y ya cuenta cinco victorias (cuatro en los últimos seis grandes premios), además de 16 puntos de ventaja sobre Dovizioso, que llegó a Aragón empatado a puntos con este en la general y pasó la línea de meta en séptimo lugar tras una carrera muy corriente. No se entendió bien ni con su moto ni con los neumáticos, le faltó tracción, como a Viñales, y salió a salvar la partida. Porque el italiano pilota con toda la racionalidad que a veces echa en falta Márquez. Solo a veces. Todas esas otras veces que el de Ducati prioriza sumar puntos aunque sean pocos, como hizo este domingo.
La carrera en sí no tuvo demasiada historia —más allá de los muchos adelantamientos, al tratarse de una carrera lenta, que propició un grupo grande—, lo complejo fue plantearla en el box, escoger el neumático con el que correr, definir la mejor estrategia. Todos los pilotos llegaban a la parrilla de salida un poco a tientas. La lluvia del viernes y el brusco cambio de temperatura que se vive en esta zona del Bajo Aragón de la fría mañana a la tarde, cuando el sol calienta como en pleno agosto, dejó muy poco tiempo para trabajar con conocimiento de causa. Ninguno tuvo tiempo suficiente para probar todas las gomas —el caso más llamativo fue el de Viñales, que salió con una goma dura atrás que ni siquiera había probado—, ninguno tenía muy claro si la elección que habían hecho para la carrera sería definitivamente la mejor. Quizá Márquez, habituado a correr con las gomas más duras, fuera de los más convencidos. Y la opción escogida le permitió ir bien, pues es la mejor para su estilo de pilotaje, tan agresivo, tan exigente en las frenadas con el tren delantero.
Pero se mostró algo precipitado en algunas maniobras, dubitativo. Dijo darse cuenta muy pronto de que la puesta a punto este domingo no era la perfecta: cometía errores y estresaba los neumáticos, mala solución para una jornada como esta. Pero estaba tan decidido a que la victoria fuera suya que no dudó en arriesgar. Otro día más.
Salió quinto. Y logró ganar una posición por un error de Viñales en las primeras curvas. Su progresión fue escalonada. Adelantó a Dovizioso tras seis giros. Tras cometer un error y perder comba, pasó a Rossi en la 12ª. Le costó tres vueltas alcanzar a Lorenzo, que había salido lanzado con su Ducati desde la primera curva y mandaba sobre el pelotón hasta que le dio caza el catalán. Le adelantó a siete giros para el final.
Una vez se puso en cabeza ya nada ni nadie lo estorbó. En solo un giro le sacó seis décimas al mallorquín, que tampoco podría defenderse de Pedrosa. El compañero de Márquez llegaba lanzado desde atrás. Con un inicio de carrera algo más discreto, frenado en algunos momentos por Viñales, con quien rodó los primeros giros, el de Honda fue mejorando sus tiempos paulatinamente (adelantó al de Yamaha a diez vueltas del final y a Dovizioso dos giros después; con Rossi se las tuvo para pasarle al siguiente giro) hasta marcar la vuelta rápida de la carrera a falta de cuatro vueltas. Poco después adelantaría a Lorenzo, que en los últimos minutos ya no pudo mantener sus tiempos con la goma blanda.
Todavía sueña con su primera victoria vestido de rojo. Así que se conformó con subirse al podio, allí donde no llegó Viñales, que también pudo finalmente remontar pese a los problemas de tracción, pero solo para ser cuarto, lo que quizá sea poco si compites por el título mundial con una bestia competitiva como Márquez.
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