Bekele contra Kipchoge al asalto del récord de maratón en Berlín
La capital alemana acoge este domingo el duelo más esperado del fondo mundial
El ser humano coquetea de nuevo con sus límites. Pocas veces un trío de atletas ha suscitado expectativas tan claras acerca de sus posibilidades de derribar el récord del mundo de maratón como las que hay depositadas este fin de semana en el etíope Kenenisa Bekele y los kenianos Eliud Kipchoge y Wilson Kipsang. Los tres saben lo que es ganar el maratón de Berlín, y son los que más han acechado el registro de 2h 2m 57s del keniano Dennis Kimetto. Tres años después de convertirse en el primer hombre en romper la barrera de las 2h 3m, su cabalgada a los pies de la Puerta de Brandenburgo en 2014 continúa sin ser superada por escaso margen a pesar de haber sufrido todo tipo de embestidas. Pero su condición de plusmarquista puede tener las horas contadas.
En el ambiente flota una cierta unanimidad en torno a que el récord caerá este domingo. Como si todo conspirara para ello. Las predicciones meteorológicas son favorables. El llano escenario berlinés es la alfombra perfecta para fijar un nuevo listón. Los precedentes acompañan: acelerando por sus amplias avenidas se ha batido siete veces el récord del mundo, cinco de ellas en la última década. Y sin embargo las dudas son inevitables: se trata de correr como nadie ha hecho antes jamás en una prueba, la de los 42 kilómetros y 195 metros, poco amiga de las certidumbres, capaz de torturar al que mida ligeramente mal sus fuerzas.
En ese delgado alambre entre la gloria y la debacle se moverán los aspirantes. Una de las grandes incógnitas es el papel de las liebres. Una guardia keniana de marcas estratosféricas tiene el encargo de llevar al grupo al menos hasta el kilómetro 30 a una velocidad nunca antes vista sin dar tirones, a ritmo constante. Dos de sus componentes caminaban juntos en el hall del hotel Intercontinental mientras a pocos metros Bekele llenaba el depósito de carbohidratos comiendo un plato de pasta. "Pasaremos el medio maratón en 60m 41s", explica a EL PAÍS Gideon Kipketer, una de las liebres. Eso supondría firmar cada kilómetro en 2m 53s y acabar en alrededor de 2h 1m 30s.
El ritmo previsto no solo mejora el récord, lo pulveriza. El tiempo de paso de Kimetto fue de 61m 45s, un minuto más lento. "El inicio será muy agresivo. No habrá ataques sino atletas descolgados. Venir desde atrás es una opción para conseguir el podio pero dudo que sea la táctica a seguir si se quiere ganar. El vencedor estará en cabeza hasta quedarse solo luchando contra el cronómetro", predice Marc Roig, autor de Corre como un etíope y parte del equipo de Kipchoge en Kenia.
La lógica dice que Bekele, a priori el atleta con mejor final, buscará adherirse a sus compañeros de travesía sin tirar del grupo. Cuanto más igualada se presente la contienda más opciones hay sobre el papel de romper el cronómetro. Para el etíope, uno de los más grandes corredores de fondo de la historia (y actual recordman mundial de los 5.000 y los 10.000 metros con unas inalcanzables marcas de 12m 37s y 26m 17s), el récord es factible. "Claro que puedo hacerlo mejor que el año pasado", advirtió este viernes. Solo seis segundos le separaron de la plusmarca mundial en su victoria de Berlín 2016.
El talentoso fondista vive una situación poco habitual en su carrera al no partir como gran favorito. Ese cartel lo lleva impreso a fuego Eliud Kipchoge, campeón olímpico en Río, el hombre que más rápido ha corrido nunca los 42 kilómetros y 195 metros. Así lo hizo en el inédito experimento del circuito de Monza del pasado mayo. Ese día asombró al mundo al quedarse a 26 segundos de romper la barrera de las dos horas, aunque se tratara de una prueba no homologada. Más aún asustan sus siete victorias en los ocho maratones en que ha participado, resumen estadístico de una dictadura sobre el asfalto similar a la que tiempo atrás impuso Bekele en el tartán. Bajo la grandeza, late la humanidad. "Estoy realmente nervioso", reconocía Kipchoge poco antes de la carrera.
En su entorno aseguran que el keniano no pagará el esfuerzo del intento de bajar de dos horas en Monza. Muy al contrario, la marca de ese día le ha reportado réditos psicológicos, con la confianza por las nubes. Tras el esfuerzo pasó un mes de descanso y luego ha seguido el método que tantos éxitos le ha reportado, con tiradas habituales de 40 kilómetros por los caminos de tierra de su país. Venga lo que venga en carrera, Kipchoge se dice preparado. "Estoy listo para correr solo. Estoy listo para un sprint".
Como el tercero en discordia aparece Wilson Kipsang. Esperará oportunidades en medio del duelo de titanes entre Bekele y Kipchoge, el mejor exponente del tradicional cuerpo a cuerpo africano por la supremacía del maratón mundial entre Etiopía y Kenia que en Berlín ha monopolizado las victorias en 20 de los últimos 21 maratones. Entre las bazas de Kipsang: ser el único hombre que ha batido a Kipchoge en un maratón y contar con la mejor marca del año en la distancia —2h 3m 58s en Tokio, este febrero—.
Si el récord de maratón tiene o no nuevo dueño se sabrá mientras los alemanes votan a su canciller en las elecciones de este domingo. De camino al colegio electoral muchos de ellos verán a los atletas rebotar sobre el asfalto berlinés en busca de esa nueva cota nunca antes alcanzada.
1.039 españoles en la línea de salida
Hablar del maratón de Berlín es hacerlo también de su dimensión popular. 43.853 corredores estarán en la línea de salida, 1.039 de ellos españoles, un ligero aumento frente a los 995 que compitieron el pasado año. Entre ellos estará la maratoniana olímpica española Azucena Díaz, que busca batir su marca con la ayuda del también olímpico Nacho Cáceres.
Berlín respira maratón en sus esquinas tanto como respira política antes de la cita con las urnas del domingo. Los maratonianos toman hoteles, visitas guiadas, y restaurantes tanto como los militantes se dejan ver en las calles en los mítines organizados en los últimos compases de la campaña electoral, una doble afluencia de ciudadanos en las calles que supone un reto para las fuerzas de seguridad germanas.
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