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eurobasket
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

No hay fin de ciclo

Los nuevos jugadores parecen tener capacidad para permitir seguir siendo muy competitivos a nivel mundial.

Navarro, en el partido contra Rusia.
Navarro, en el partido contra Rusia.J. C. Hidalgo (EFE)

Un éxito más para el baloncesto español. Permanecer en la lucha por las primeras posiciones es siempre muy positivo, más si es una competición tan exigente que obliga a no tener un mal día a partir de octavos. Además hay que poner en valor el paulatino cambio generacional que se está realizando con la inclusión de varios jugadores sin experiencia con la selección y que lo han hecho bastante bien. Aunque es probable que no lleguen al nivel de los que se van retirando, sí que parecen tener capacidad para permitir seguir siendo muy competitivos a nivel mundial. También es justo reconocer el trabajo del básket español en la formación de jugadores a nivel internacional. Ver destacar en este Europeo con sus selecciones a jugadores como Grigonis, Doncic, Porzingis, etc., que vinieron muy jóvenes a formarse a nuestro país, debe ser un motivo de satisfacción para clubes y entrenadores que han trabajado muy bien para que esto suceda.

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La apuesta de Sergio Scariolo jugando con Pau y Marc juntos ha sido coherente, aunque en el crítico partido contra Eslovenia no saliera muy bien. Son los mejores jugadores de la selección y es normal que jueguen muchos minutos juntos. En ataque, para evitar que la defensa se cierre, es imprescindible que el resto tenga una gran amenaza con el tiro de tres puntos. Los porcentajes han sido correctos pero es inevitable no echar de menos a Llull y Abrines —también a Ribas—, jugadores con gran amenaza y que hubieran generado muchas más dudas a las defensas rivales. Aun así, ha sido en defensa donde creo que se ha sufrido más por jugar con dos jugadores que tienen que hacer un esfuerzo extra para defender lejos del aro. En todo caso, buen trabajo de los entrenadores por buscar encaje a las virtudes naturales de los mejores del equipo.

Me parece justo destacar el papel de Fernando San Emeterio. Sé que fue muy duro para él quedar fuera de la lista final en los Juegos Olímpicos de Río. Ninguna excusa, ningún reproche y, en cambio, mucho trabajo. Un año después, titular y poniendo su juego al servicio del equipo. No es una estrella, pero jugadores como él hacen que sus equipos sean exitosos.

La retirada de la selección de Juan Carlos Navarro ha marcado las últimas horas de la competición. Es normal por el tremendo impacto que ha tenido en nuestro básket desde el fantástico campeonato del mundo junior ganado en Lisboa. Mucha admiración por un jugador sin un gran físico pero con una gran técnica y que fue capaz de marcar diferencias durante muchos años al máximo nivel. La gran generación del 80 —aunque parece que Pau aún no ha dicho su última palabra— está llegando al final del camino. Es ley de vida, como ha dicho el propio Navarro. Su impulso a nuestro baloncesto es muy grande y creo que va a servir para que los que vienen detrás, aunque con menos talento, sigan en una buena línea competitiva en el futuro. Sin ellos seguramente la selección será menos favorita. Entonces se verá todavía mejor el tremendo legado que deja la mejor generación de nuestra historia.

Por último, Eslovenia. Excelente trabajo jugando con exteriores muy verticales y con gran capacidad de anotación, sin ninguna duda la tendencia de moda en el baloncesto mundial. Mucho mérito para un equipo que, además, no ha tenido un camino nada fácil en la competición.

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