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Las ausencias retratan a España el día de su descalabro

El equipo de Scariolo careció ante Eslovenia de la chispa, los puntos y la agresividad defensiva que suelen aportar Llull, Rudy, Felipe, Mirotic o Abrines

Robert Álvarez
Scariolo y Marc Gasol, en el partido ante Eslovenia.
Scariolo y Marc Gasol, en el partido ante Eslovenia.Thanassis Stavrakis (AP)

El día de su tremenda y fatídica derrota ante Eslovenia (72-92), España descubrió lo que echó de menos Scariolo desde el día que configuró la lista definitiva para el Eurobasket. La escuadra española añoró sobre todo los réditos defensivos de jugadores que no pudieron ser reclutados por el seleccionador, desde los lesionados Llull, Claver y Pau Ribas, hasta los que renunciaron como Rudy Fernández y Felipe Reyes, pasando por las aportaciones en ataque que hubieran podido brindar el propio Llull, Mirotic y Abrines, que apenas jugó unos minutos en el primer partido del torneo antes de tener que abandonar la selección durante la fase de grupos en Rumanía.

Piernas y vivacidad. Al equipo español le faltaron ambas cosas para defender a un rival mucho más entero y fresco, con un fuelle enorme. Dragic y Doncic propulsaron el juego a una velocidad a la que no pudo responder España ni en defensa ni en las transiciones. “Han llevado el ritmo durante todo el partido”, afirmó Sergio Rodríguez. Cada pérdida de balón de España fue castigada con canasta por el cuadro esloveno, que sacó 14 puntos de esa forma, por solo 9 España. El cuadro de Igor Kokoskov también sumó tres puntos más que el de Scariolo en acciones de contraataque.

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La sangría de los triples. Los números lo dicen casi todo sobre la puntería eslovena, aunque muchos de esos triples lanzaron sin gran oposición, cuando no liberados. La defensa española se desbarató ya en la transición y a menudo se embrolló en estático. Ese 56% de efectividad, con un 14 de 25 desde la máxima distancia de los eslovenos, repartidos además entre siete jugadores, hicieron mella en la escuadra española. Sirva la comparación: España solo encajó tres triples en octavos ante Turquía, seis en cuartos, ante Alemania, y nueve en el partido más exigente de la fase de grupos, ante Croacia. “La diferencia la han marcado los triples y ha sido sangrienta. Los han metidos liberados, muy contestados, a final de posesión, a tablero. Probablemente ese nivel de acierto ha hecho mella en nuestra moral y nos hemos precipitado”, convino Scariolo.

La zona fue verde. En la pintura, cerca del aro, el dominio también fue esloveno. La estadística de rebotes acabó en empate, 35 para cada equipo. Pero la efectividad de los eslovenos en el interior de la zona fue superior y les permitió anotar 36 puntos, 8 más que España. Muchos los anotaron de manera fácil, tras quedar desguarnecida la posición de pívot debido a las ayudas defensivas que se arriesgaban a realizar Marc y Pau o bien porque Randolph y Zagorac jugaban muy abiertos.

No sirvió la teórica ventaja de los pívots españoles. A los 25 rebotes que capturaron entre los hermanos Gasol y los Hernangómez, respondieron los eslovenos gracias a las acciones de sus metrónomos, Dragic y Doncic, que aportaron entre ambos 18 rebotes a su equipo y superaron en esa faceta a sus propios pívots, Vidmar y Randolph. Pau y Marc no acabaron de encontrar los espacios adecuados para combinarse y conseguir una mayor efectividad tanto en defensa como en ataque.

Sucesión de malos tiros. El ataque español no solo careció de la efectividad habitual, sino que acumuló fallos consecutivos que permitieron que Eslovenia se escapara en el marcador. Hubo un momento especialmente crítico. Después de que España saliera viva del primer tiempo (45-49), se descompuso por completo en el inicio del tercer cuarto. Falló sus cinco primeros ataques y perdió un balón, mientras concedía más que nunca en defensa.

A partir de ahí, Eslovenia puso la directa (55-73). España echó de menos algún jugador que fuera capaz de anotar con más continuidad especialmente desde el exterior, como hacía por ejemplo otros años Navarro, inadvertido este, o como conseguían, tirando o penetrando, Llull y Rudy. La alternativa de los dos bases, Ricky y Sergio Rodríguez, funcionó algún día, pero no contra Eslovenia.

Banquillo de más a menos. El banquillo español o la segunda unidad, como se les quiera llamar, habían respondido satisfactoriamente en partidos anteriores. Sergio Rodríguez, Sastre, Oriola y los Hernangómez habían cambiado el ritmo de juego en ocasiones y había aportado chispa, justo de los que también carecieron en esta ocasión. El engranaje de los relevos eslovenos pareció estar mucho más engrasado y el resultado fue que también en las aportaciones desde los banquillos fue superior Eslovenia. Entre Prepelic, Nikolic, Zagorac y Dimec sumaron 32 puntos, siete más que el banquillo español.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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