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Doncic, un jugador de dibujos animados

Doncic impulsa a su selección a la final con una exhibición de voracidad competitiva. "Ganar así a España es algo histórico", cuenta el mejor de la semifinal con 23 de valoración

Faustino Sáez
Doncic celebra una canasta
Doncic celebra una canastaOZAN KOSE (AFP)

Comenzó a acudir a las canchas de baloncesto con tres meses para ver jugar a su padre y empezó a botar la pelota a los seis años. Con 16 recién cumplidos se convirtió en el debutante más joven de la historia del Real Madrid y con la mayoría de edad ha llevado a Eslovenia a la final de Eurobasket. Luka Doncic tiene ángel, talento y determinación. Eslovenia tiene un tesoro y sobre él ha comenzado a construir su leyenda. Con aura de genio y sonrisa de niño, Doncic negó a España la pelea por el oro e impulsó a su equipo con una exhibición de voracidad competitiva. En su estadística 11 puntos, 12 rebotes, ocho asistencias y 23 de valoración. El mejor de la noche. En su mirada la ilusión de la gloria primeriza. “Ganar así a España es algo histórico. Ya era histórico estar en semifinales, ahora es la bomba jugar la final y si la ganamos...”, contó exultante Luka tras el triunfo. "Ha sido mi partido más bonito. Lo recordaré siempre".

Descabalgó el campeón después de padecer un comienzo funestó que acabó en condena al tercer y cuarto puesto. Cayó España sin rechistar, desbordada en la segunda mitad por Doncic y su pandilla tras una contención ilusoria. Al final, solo quedaba aplaudir al mejor. “Si con 18 años juega a este nivel está claro que va a ser una estrella de este deporte”, sentenció Pau Gasol.

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España sobrevivió a duras penas a su 0 de 7 inicial desde el 6,75 (3 de 12 en los primeros 20 minutos; 5 de 20 al final) y a otro comienzo a contrapié, como ante Turquía y Alemania. Pero en esta ocasión no hubo remontada. La resistencia había sido un espejismo. Doncic, Dragic y compañía completaron su obra tras el descanso. Ganó el mejor por acierto y deseo, por vigor y lucidez. La pizarra se volvió claustrofóbica para el conjunto de Scariolo. El propósito inicial de negar las penetraciones a Dragic y sujetar la hiperactividad de Doncic saltó por los aires cuando el resto de la tropa de Kokoskov comenzó a acribillar el aro español.

Luka entendió que era su día y no se arrugó. Nadie le había puesto más presión que la que se colocó el mismo sobre los hombros con sus intrépidas declaraciones previas a la semifinal. “Me gusta tomar responsabilidades porque, cuando estoy al mando, me encuentro muy cómodo. Toda mi vida he visto a España ganando, llevan un montón de medallas y muchos años arriba, pero nosotros también queremos hacer historia”, dejó dicho en la víspera. Respondió al reto.

Le costó controlar las pulsaciones y encontrar el pulso, pero en el primer cuarto ya sumaba dos puntos, dos rebotes y tres asistencias. Solo le faltaba anotar de tres y no tardó en completar la cuenta pendiente con dos triples en la reanudación, los dos a tabla, los dos al estilo Llull, uno de sus maestros, el gran ausente en España.

No paró de producir. Cuando se vio vigilado en exceso, se dedicó a repartir asistencias. Cuando en la pintura encontraba rendijas, coleccionaba rebotes. Cuando la renta eslovena alcanzó los 15 puntos (52-67) comenzó a rugir. Espoleó a su hinchada, mucho más tímida que él por el vértigo al triunfo, como si fuera el veterano del equipo, asumiendo que era el depositario del destino de su patria. Antes del alumbramiento de Doncic, Eslovenia apenas contaba como hitos el sexto puesto del Europeo de 2005, el cuarto en 2009 o el quinto en la edición de 2013, aquel año, ejerciendo como anfitrión en Liubliana, la cuna de Luka. “Es nuestro diamante, pero sigue siendo un niño. En la pista juega como si tuviera 30 años, pero todavía ve dibujos animados”, contó Dragic. Abrazados a su niño prodigio, Eslovenia ya ha logrado subirse al podio continental. Un jugador de dibujos animados.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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