El Getafe gana en Leganés con dos golazos y un gran Guaita
Los tantos de Arambarri y Álvaro Jiménez hacen inútil el empate de Guerrero, que desperdició un penalti
Para el Getafe es ese pellizco de historia, el que dice y dirá que ganó el primer derbi de Primera en el sur de Madrid. Sin grandes alardes, con un impecable ejercicio defensivo durante la mayor parte del partido y aprovechando dos cañonazos lejanos tras sendos rechaces. El Leganés apenas salió unos minutos de su espesura general, lo que no le valió para evitar la derrota y mantener su expediente inmaculado en la Liga. Hasta un penalti desaprovechó ante un Guaita que se hizo inmenso en Butarque.
El Getafe salió con las ideas claras desde el principio, no quiso el balón y se lo entregó sin reparos a su rival, lo que le privó de una de sus mejores armas: la presión intensa. Lo tenían bien claro los de Bordalás, líos los justos con la pelota en campo propio, buscar la cabeza de Jorge Molina con celeridad e intentar sacar tajada del balón parado. Así llegó el gol, un rechace tras un córner que le cayó a Arambarri, que hasta ese momento no había ni olido el cuero pero que no dudó en chutar desde lejísimos y poner el balón en la escuadra de un Cuéllar que solo pudo hincar la rodilla.
El golazo salvó una primera parte insípida hasta decir basta. El Leganés mostraba actitud para gobernar el partido -63% de posesión- pero era incapaz de hacer daño. Los extremos, Ramos y Szymanowski, estaban maniatados y solo la profundidad de Zaldua en el lateral derecho era una molestia para el Getafe. Con una internada del ex de la Real llegó la mejor ocasión tras un balón que se paseó por el área y acabó en un tiro flojito de Eraso que Guaita sacó con el pie.
Mientras, el Getafe seguía completando su impecable ejercicio defensivo, también en la segunda mitad pese al mayor ímpetu de los locales. Bergara y Arambarri eran un muro que hacía que los centrales Djené y Cala vivieran más o menos tranquilos. Lo que no se esperaba casi nadie es que ante la desaparición de los extremos del Lega, Diego Rico desbordase por la izquierda y llegase a chutar dos veces seguidas a un Guaita que repelió ambas pero no pudo con una tercera de Guerrero casi en boca de gol.
El empate llegó cuando más a gusto estaba el Getafe, bien plantado en el verde y con su afición apoderándose acústicamente de un Butarque lleno pero muy silencioso. Pero el gol descompuso al equipo de Bordalás y el Leganés empezó a encontrar grietas en la armadura. En una de ellas Gabriel cayó ante Cala y forzó un penalti cuanto menos dudoso. Ahí andaba el Getafe, a punto de caer tras unos minutos furibundos de los locales, pero Guaita se agigantó ante Guerrero y salvó a su equipo del KO. Igual que hizo un minuto después cuando sacó un pie milagroso ante El-Zhar.
El Getafe entendió que si no había caído en ese rato de zozobra podía tener posibilidades en el partido. Un par de contraataques sirvieron para avisar de que seguía vivo. En el segundo Arambarri disparó un palmo por encima del larguero y en el córner siguiente Álvaro Jiménez enganchó un disparo pegado al palo que acabó dentro. De nuevo un chutazo tras un rechace, en eso consistió el juego.
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