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Dimite el presidente de la ACB, Francisco Roca

La Liga de baloncesto anuncia que su responsable dejará el cargo en noviembre, para cumplir con los tres meses de preaviso de su contrato

Faustino Sáez
Francisco Roca.
Francisco Roca.acbmedia

El pasado 9 de mayo, en pleno debate para reestructuración de la Liga española de baloncesto, los equipos de Euroliga lanzaron el órdago de crear un torneo privado y se levantaron de la mesa de negociación de 17 equipos. Aquella sacudida hizo tambalearse definitivamente a Francisco Roca, el presidente de los clubes, cuya figura ya estaba notablemente castigada por el prolongado conflicto con Endesa, el principal patrocinador, en el proceso de renovación del Title Sponsor del torneo y, sobre todo, por los reiterados fracasos en el ordenamiento de los ascensos y descensos. Los 13 clubes restantes, aunaron posturas ese día para convencer a Roca de su permanencia en el cargo en pleno caos tras su amago de dimisión. Pero su salida se convirtió en una cuenta atrás que este martes tuvo la resolución final.

Roca comunicó a los clubes de la ACB su decisión de no continuar como Presidente Ejecutivo de la Asociación una vez concluidos los tres meses de preaviso estipulados en su contrato. Su mandato concluirá el próximo 22 de noviembre, tres años y medio después de su elección para el cargo en mayo de 2014. En una carta dirigida a los clubes, Roca, cuyo mandado finalizaba oficialmente en mayo de 2018, argumentó su dimisión anticipada en el deseo de agilizar un relevo clave en la resolución de las innumerables materias que dejará pendiente. “Durante el transcurso de la próxima temporada (2017-2018) la ACB deberá tomar decisiones importantes de cara a definir su futuro a corto y medio plazo. Estoy convencido de que este proceso no debe estar dirigido por un presidente que se acerca al final de su mandato, sino por la persona que vaya a liderar la ACB en los próximos años y que además lo pueda hacer desde una renovada unidad entre los clubes asociados”, explica el presidente saliente en la misiva, al tiempo que se ofrece “a la Asamblea General para prestar la máxima colaboración en la transición a una nueva presidencia”.

Exdirector general de la Liga de Fútbol Profesional durante ocho años y responsable de la NBA para el sur de Europa durante más de una década, Roca cubrió en 2014 un sillón que llevaba ocho meses vacante desde que los clubes despidieran al anterior director general, Albert Agustí. El ejecutivo, que en su presentación anunció que no haría “grandes revoluciones”, nunca se hizo con el gobierno de una institución incapaz de armar mayorías y sorteó con desigual fortuna los innumerables cismas abiertos durante su mandato. En este tiempo, la ACB cambió su modelo de explotación televisiva llegando a un acuerdo con Movistar+ para las retransmisiones cerradas y en exclusiva de todos los partidos de la competición, con un descenso de telespectadores del 75%. También renovó el patrocinio de la Liga con Endesa, tras meses de crisis, por cuatro temporadas y un importe variable que oscilará entre los 17 y los 19 millones de euros. La marca Liga Endesa se demostró fructífera y consolidó las cuentas de la ACB en el último lustro de tal manera que, en la Asamblea de noviembre de 2016, los clubes aprobaron un presupuesto de más de 30 millones de euros para la pasada temporada 2016-2017, el más alto de la historia de la Asociación. Los ingresos crecieron por quinto año consecutivo, situándose en más del doble que hace cuatro años (14,1 millones en la 2012-13) y en un 15% más que la última campaña (25,5 en la 2015-16) en la que se generó un reparto de 10,5 millones de euros para los clubes.

Pero Roca nunca gobernó los ascensos y descensos y la pérdida de credibilidad competitiva deterioró año tras año la Liga. Después de años de colapso competitivo, con reiterados ascensos frustrados y numerosos descensos remendados en los despachos, la ACB afrontó el verano como un momento de reestructuración inaplazable. La resolución de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que sancionaba a la Asociación de Clubes con una multa de 400.000 euros por entender que el canon de acceso al torneo y el Fondo de Regulación de Ascensos y Descensos son mecanismos “desproporcionados, inequitativos y discriminatorios”, y la inminente puesta en marcha de las ventanas de la FIBA, que la próxima temporada interrumpirán la Liga —del 20 al 28 de noviembre, del 19 al 27 de febrero y del 26 de junio al 3 de julio—, obligaban a la ACB a reestructurar su organización política y deportiva. Pero la catarsis resultó fallida. Se crearon dos nuevos criterios de acceso en sustitución del canon y el Fondo de Regulación de Ascensos (FRAD). Por un lado, la adquisición del “valor de la participación” en la ACB con una cuantía de 1.939.301 euros más IVA. Y por otro, un presupuesto mínimo garantizado de 2.300.000 euros. Sin embargo, la guerra civil en el baloncesto español se saldó con la asunción de un repliegue evidente ante el calendario expansionista de la FIBA y la Euroliga. Se marcha Roca y se avecina una comisión gestora. Se mantienen las amenazas de identidad y supervivencia de la Liga.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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