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Justin Thomas encumbra a la ‘generación Snapchat’

El ganador del US PGA y sus amigos Spieth y Fowler ponen en jaque el reinado del golf

Jordi Quixano
Thomas, tras ganar el PGA Championship.
Thomas, tras ganar el PGA Championship.Mike Ehrmann (AFP)

Jordan Spieth llevaba la gorra hacia atrás y Rickie Fowler iba con pantalones cortos porque ya se habían duchado tras pelear sin éxito por el trofeo Wanamaker. Ambos, aguardaban con impaciencia y una sonrisa de oreja a oreja a Justin Thomas, que jugaba en la penúltima partida del día y que llegó a la casa club de Quail Hollow con dos golpes de ventaja sobre Kevin Kisner. Nadie había hecho un eagle en el 18 de la Milla Verde —como se llamó a los tres últimos hoyos por su extrema dificultad, al punto de que se dio más de un golpe sobre par en este tramo— y Kisner no fue la excepción. “¡Bien hecho, hermano!”, le soltó Fowler al tiempo que chocaban las manos. Spieth también le susurró algo y le abrazó. No era para menos. Su gran amigo Justin Thomas, de 24 años, acababa de ganar el PGA Championship, el último major de la temporada y el primero de su carrera.

La amistad de estos tres golfistas junto a Smylie Kaufman viene de lejos, desde que se enfrentaban con 14 años en los recorridos norteamericanos como la élite futura del golf. Así lo explican ellos, que a cada Semana Santa relatan sus vacaciones en Snapchat con fotos de lo más divertidas, jugando a golf en bañador, conduciendo el carrito de forma alocada, disfrutando de un día de yate... Tan famosas son ya sus SBK16 y SBK17 —las siglas vienen de Spring Break, que es como se llama en EE UU a la Semana Santa— que el legendario Gary Player colgó en Twitter una foto en la que se le veía sobre una tumbona y escribió: “Cuando estás decepcionado por no ser invitado a la SBK17... Solo en la playa”. Pero esta pandilla no solo se lo pasa de fábula sino que es la que puja más fuerte por reinar en el golf.

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El gran cuarteto

Spieth ganó este año el Open para sumar su tercer grande —solo le faltaba el US PGA de Thomas para convertirse en el golfista más joven de la historia en conquistar el Grand Slam— y hay acuerdo en que es el único que puede tomar el relevo de Tiger Woods mientras Rory McIlroy no recupere su mejor versión. Fowler, aunque no tiene un major, ha finalizado en dos ocasiones segundo; en una, tercero; en cuatro, quinto; y en una más, décimo. Suma, además, cuatro triunfos en la PGA y otros dos en el circuito europeo. Menos laureles cuenta Kaufman, con dos campeonatos PGA, pero lejos de los grandes. No ocurre lo mismo con Thomas, con el trofeo Wanamaker ya en la mano. Entre otras cosas porque se sabía la lección.

Fue en el anterior US Open, cuando Thomas salió a la última vuelta como segundo y a un golpe del líder. Pero le pudieron los nervios e hizo tres birdies en los cinco primeros hoyos, penalidad de la que no se recuperó. “Solo tengo que tener paciencia”, recitaba como un mantra por Quail Hollow antes de afrontar la jornada decisiva; “porque creo que estoy listo para ganar un campeonato importante. Se trata de ganar con el juego B o juego C, como hizo Tiger”.

Lo constataba su padre Mike, que pertenece a la asociación de los profesionales de la PGA, encargada del US PGA Championship. “Es muy fiero y emocional, también muy agresivo. Pero ha demostrado mucha madurez esta semana”, decía con emoción en Quail Hollow. Seguramente, la misma que tenía su abuelo, que también fue golfista profesional y llegó a disputar un US Open y compartir salida con el mismísimo Arnold Palmer. Pero el éxito llega con la tercera generación de la familia, también con la generación Snapchat.

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