Matsuyama acepta el reto del sol naciente
El golfista, a un golpe del líder Kisner tras la tercera jornada del PGA Championship, busca ser el primer japonés de la historia en conquistar un grande
Después de ganar su primer torneo de la PGA, el Memorial de 2014, se le acercó el legendario Jack Nicklaus (organizador del campeonato) rodeado de cámaras para intercambiar unas palabras como habitúa con los vencedores. Le resultó complicado porque el japonés Hideki Matsuyama, que contaba con 19 años, no decía ni media en inglés. Pero tenía a su lado un traductor y salvaron la jornada. Desde entonces, poco o nada ha cambiado en el nipón, que sigue ganando como pocos —este año se ha impuesto en tres torneos— y continúa expresándose en su idioma con el traductor de la mano. Pero no es el único que le acompaña porque el golfista es un ídolo en su país, al punto de que al menos una docena de periodistas japoneses le persiguen allá donde vaya, más cohorte de la que tenía en su día el mismísimo Tiger Woods. Un esfuerzo deportivo [el de Matsuyama porque como dice su rival Jason Day: “Es el trabajador más duro porque solo quiere ganar”] y periodístico [el de su séquito de reporteros] que podría tener el mejor de los finales si vence el PGA Championship y se convierte en el primer japonés de la historia en ganar un major.
Llega con carrerilla Matsuyama a Quail Hollow porque la semana pasada ganó el Bridgestone después de cerrar el torneo con una vuelta inhumana de 61 golpes. Tras vencerlo, precisamente, Day le envió un mensaje de texto:
—Felicidades compañero. Juego irreal. Nos vemos la próxima semana, le dijo el australiano.
—Gracias Jason, te veo en Quail, respondió el japonés, extrañamente en inglés.
Y bien que se vieron porque compartieron salida ayer ya que, con permiso de Kevin Kisner (-8), encabezaban la tabla: Day con -6; Matsuyama con -8. “Su prioridad es jugar un buen golf. Y siempre está ahí, compitiendo y siendo el último en salir”, le elogiaba Day. Entre otras cosas porque cerró el viernes con una vuelta de 64 golpes adornados con siete birdies y ningún bogey, hito que en los últimos 15 años del PGA Championship solo pudieron igualar Keegan Bradley (2011) y Jason Dufner (2013), ganadores a la postre del torneo. Y en esas anda Hideki, empecinado en ser el mejor golfista del sol naciente.
Otras referencias niponas
Hubo grandes jugadores japoneses como Isao Aoki, que en el Open de 1980 quedó segundo tras una lucha frenética en la jornada final con el propio Nicklaus. Otros como Shingo Katayama y sobre todo Masashi Jumbo Ozaki se hicieron un nombre en el circuito, pero fue Tsuneyuki Nakajima quien rozó la gesta en el Open de 1978, cuando en el hoyo 17 de Saint Andrews tiró por la borda el torneo al hacer cuatro golpes en un búnker, descalabro que todavía se conoce como ‘Las arenas de Nakajima’. El penúltimo en aparecer con fiereza fue El Príncipe Ryo Ishikawa, que apuntaba a ser el sucesor de Tiger pero se quedó en agua de borrajas.
Nadie ha dado el paso de ganar un grande —en chicas sí que lo logró Chako Higuchi en 1977, con el LPGA Championship— y parece probable que tarde o temprano lo haga Matsuyama, que en este año, por ejemplo, quedó 11º en Augusta, segundo en el US Open y 14º en el Open Británico. Se sabe que su putt ya funciona —“ha convertido su debilidad en una fortaleza”, le reconocía Day— y que cuando juega fairway-green no hay quien le pare. “Cuando se pone en marcha y saca el martillo, es impresionante”, se sumó Rory McIlroy. Matsuyama, sin embargo, no se acelera: “Sé que muchos de nosotros hemos intentado ganar un grande y espero que algún día ocurra. Me gustaría ganar uno. Pero de momento, volveré a trabajar mañana y espero que algo bueno llegue”.
Pero le costó ayer a Matsuyama agarrarse al campo, un tanto desafinado en su ya característico swing, ese que recuerda a las clases de los niños a los que siempre se les dice que suban y paren como hace él antes de soltar el latigazo. También se le resistió precisamente el putt y acabó con una tarjeta de +2 y sumar un total de –6. Resultado, sin embargo, que no le alejó de la cabeza porque nadie tuvo el día y se mantiene en segunda posición junto a Stroud (-6), tan solo a un golpe de líder Kisner (-7). Tras Matsuyama: Justin Thomas y Louis Oosthuizen (-5). Day, que arrancaba en tercera posición el día, acabó de mala manera con un +6 y se queda al par. Rahm, por su parte, el único español en liza, jugó mejor que los otros días pero se enredó al final para firmar el par y quedarse en +3, resultado que le descarta para el cetro. Ese que quiere el sol naciente.
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