En una época en la que la juventud prima por encima de casi cualquier otro parámetro, Stoffel Vandoorne (Bélgica, 25 años) debía ser la respuesta de McLaren al hallazgo que Red Bull hizo con Max Verstappen (19 años). Sin embargo, la puesta en escena en la Fórmula 1 del piloto belga no ha sido ni mucho menos tan refulgente como la irrupción del holandés, primero al volante de un Toro Rosso y poco después ya en un Red Bull. Nadie se atreve a dudar del talento de Vandoorne, capaz de ganar cualquier campeonato formativo (Fórmula Renault 2.0 y la GP2) con total autoridad; un diamante deseado por las grandes escuderías que, sin embargo, en la que es su primera temporada completa en el Mundial de F1 está pasándolas canutas. Y, más aún, cuando es comparado con el ocupante del otro lado del garaje.
Mientras Fernando Alonso fue capaz de meterse en la segunda criba de la cronometrada (Q2) en las cuatro primeras paradas del calendario, y de colocarse el séptimo en el último Gran Premio de España, Vandoorne solo consiguió llegar a la Q3 en Mónaco, aunque ni siquiera pudo salir a la pista porque después de su mejor giro se estrelló en la variante de la piscina. Por más que en la tabla de puntos ninguno de ellos se haya estrenado, la diferencia media entre ambos en las cronometradas es de 0,6 décimas a favor del español, y eso en una disciplina como la F1 le deja a uno sin excusa posible.
Antes de aquel gran premio, el chico fue requerido en la sede de la estructura, donde participó en varias reuniones con un numeroso grupo de ingenieros, para tratar de dar con la tecla que motive ese paso adelante que debería colocarle en un puesto más natural para él. Los 35 años de Alonso y la incertidumbre alrededor del futuro del asturiano dejan a Vandoorne como el principal pilar alrededor del cual McLaren debe edificar sus próximos cinco años, pero las dudas acerca de si el corredor de Courtrai será capaz de capitanear ese proyecto y sobrellevar la presión, comienzan a ganar volumen.
Según Eric Boullier, el director de la formación de Woking, la razón de esa falta de brillo hay que buscarla en la mecánica y funcionamiento de las categorías inferiores, y en el contraste que hay entre el escaso desarrollo de esos monoplazas y la velocidad de evolución de los de F1. “En esas clases [las inferiores], el coche es el mismo para todos, de modo que te adaptas a él y tu estilo no cambia. Mientras que en la F-1 hay piezas nuevas permanentemente y eso cambia el carácter del conjunto”, justifica el ejecutivo, una argumentación que no juega muy a favor de Vandoorne.
“El coche actual no le ayuda, pero el principal problema es que Stoffel no es Lewis Hamilton y McLaren pensó que sí lo era. Es bueno, pero no una estrella. Hay pruebas que no fallan. Uno no puede llegar a un circuito como Montmeló, en el que se ha dado tantas vueltas, y quedar tan lejos de su compañero”, asegura una fuente del equipo. “Es verdad que antes de debutar en 2007, Hamilton se hizo un hartón de entrenarse, y que Vandoorne no pudo. Pero Verstappen, tampoco”, zanja esta voz autorizada. En Canadá, este fin de semana (la carrera, mañana a las 20.00, Movistar F-1), el joven tiene otra oportunidad de demostrar su talento.
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