El Mónaco redescubre a Fabinho
La reconversión del lateral brasileño en mediocentro estabiliza a un Mónaco que acaricia la Liga francesa
El fútbol es un juego de especialistas. Cada puesto requiere habilidades concretas. Estas cualidades suelen relacionarse con el temperamento. Los delanteros suelen ser irreflexivos, los defensas son responsables minuciosos, los jugadores de banda son proclives al exhibicionismo y los volantes no dan un paso sin meditarlo bien. En este abanico la incompatibilidad es habitual y trasciende la técnica. Muy rara vez un lateral acaba destacándose en el mediocentro, por más condiciones que le avalen. Paul Breitner, hace 40 años, hizo ese viaje. Philipp Lahm lo repitió en 2014. Esta temporada la metamorfosis más extraña corresponde a Fábio Henrique Tavares, Fabinho. Tiene 23 años y su polivalencia ha permitido al Mónaco alcanzar la estabilidad, reducir los goles en contra en casi un 40% y acariciar la Liga francesa.
La idea fue de Leonardo Jardim. El entrenador del Mónaco se desempeñó hasta el verano pasado como un funcionario relegado a un orden de obediencia. A partir de 2016 el club le permitió adquirir mayor autonomía respecto de la secretaría técnica. Comenzó a tomar decisiones atrevidas. Una de ellas fue trasladar el lateral derecho —a priori, el hombre menos relevante en cualquier equipo— al mediocentro —a priori, la función más estratégica en cualquier equipo—. Los dirigentes del Mónaco recibieron la iniciativa con incredulidad. Jardim acertó.
La historia de Fabinho hasta 2015 sigue un curso igualmente irregular. Su historial advierte que nació en São Paulo y fue jugador del Fluminense pero que jamás jugó con el primer equipo. También señala que con 18 años fue traspasado al Rio Ave, pero allí nunca se puso la camiseta. En 2013 el Rio Ave lo cedió al Madrid Castilla coincidiendo con la época en que Jorge Mendes hacía circular sus productos entre Portugal y Valdebebas. Lógicamente, José Mourinho, por entonces técnico madridista, le hizo debutar en la Liga. Este detalle desató las suspicacias sobre el valor real del muchacho. En 2013, otra vez coincidiendo con una movilización de Mendes, esta vez a la Costa Azul, el Rio Ave lo traspasó al Mónaco por seis millones de euros.
Potente, elástico, aplicado y buen pasador —no regala un centro—, Fabinho recorrió la banda durante un año sin estridencias. Puesto a la reforma, el verano pasado Jardim cambió el mediocampo. Desempolvó a Bakayoko, mandó al banquillo a Moutinho y en su lugar colocó a Fabinho porque le vio capaz de iniciar limpiamente las jugadas. En la temporada 2015-16 el Mónaco encajó 50 goles en 38 partidos de Liga. Este curso en 34 partidos ha encajado apenas 29 y ha batido su récord de goles a favor: 95.
El Mónaco lidera la clasificación con 83 puntos —tres más que el PSG, que ayer perdió en Niza (3-1) a falta de tres jornadas— y se dispone a medirse a la Juventus en las semifinales de la Champions. Europa ha descubierto al equipo revelación. El Mónaco ha descubierto a Fabinho.
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