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Una pelea anunciada en el choque entre Palmeiras y Peñarol de las Libertadores

El club brasileño denuncia una emboscada de los jugadores de Peñarol, y los uruguayos culpan a Felipe Melo del nuevo combate violento en la competición continental

Enfrentarmientos entre las hinchadas de Palmeiras y Peñarol durante el partido de Copa Libertadores en Montevideo.
Enfrentarmientos entre las hinchadas de Palmeiras y Peñarol durante el partido de Copa Libertadores en Montevideo.AP

Los ánimos se exaltaron justo después de que el árbitro paraguayo Enrique Cáceres pitase el fin del partido, que concluyó con victoria del Palmeiras sobre Peñarol por 3-2. Pero la tensión generalizada entre los jugadores de ambos equipos ya venía anunciada desde antes de la noche del miércoles. Todo empezó en enero, cuando el Palmeiras presentó a Felipe Melo como su refuerzo más preciado para la temporada. En su primera entrevista, el volante de 33 años lanzó un discurso belicista para demostrar que, tras 12 años en el fútbol europeo, estaba preparado para enfrentar una Copa Libertadores. "Si tengo que golpear en la cara a un uruguayo, lo voy a hacer. Pueden estar seguros de que, si viene un mano a mano, voy a dar golpes para defender los colores del Palmeiras”, dijo.

Obviamente, el discurso no cayó bien entre los jugadores de Peñarol, que en aquella época ya sabían que estaban en el mismo grupo que los brasileños en la competición continental. En la víspera del primer juego contra los uruguayos, hace dos semanas, Felipe Melo intentó disculparse por la declaración y dijo que había sido malinterpretado. Pero el daño ya estaba hecho. Peñarol entró en el terreno de juego, en São Paulo, con la frase del volante atragantada. Los jugadores se pasaron los 90 minutos provocando a Melo, que, al final, acusó al delantero Gastón Rodríguez de haberlo llamado macaco. El volante respondió a la ofensa racial con más violencia, diciendo que “su mujer [por Rodríguez] ya lo debe haber traicionado con un negro”.

Esa fue la atmósfera que envolvió a los dos equipos en el partido en el estadio Campeón del Siglo, en Montevideo. Además, tanto Peñarol como Palmeiras entraron al campo bajo presión. El conjunto brasileño acababa de ser eliminado del Campeonato Paulista por Ponte Petra, un combinado con un presupuesto casi 10 veces más bajo y que nunca conquistó un título de liga en Brasil. Los uruguayos, en tanto, necesitaban ganar para no complicar sus posibilidades de clasificación. Lo que siguió fue típico de un partido de Libertadores. Con más despliegue físico que técnico, Peñarol se puso 2-0 arriba y llegó con una buena ventaja al segundo tiempo. Pero Palmeiras se recompuso en el entretiempo luego de que el entrenador Eduardo Baptista cambiara el diseño táctico. Los brasileños consiguieron cambiar el resultado en 27 minutos. Después de la derrota, los uruguayos volvieron a descargar su bronca contra Melo.

Segundos después del pitido final, los jugadores de Peñarol cercaron al volante, mientras sus compañeros de equipo intentaban defenderlo. Aunque Rodríguez no estaba en el campo, suspendido, no faltaron rivales para perseguir el jugador del Palmeiras. Primero fue Matías Mier, que salió corriendo del banco de suplentes apenas terminó el juego y recibió dos golpes de Melo. A renglón seguido, el zaguero fue acorralado por Arias y Quintana, quien llegó a arrancar una bandera para agredir al adversario, pero desistió de usarla ante la llegada de la policía.

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Con mucha dificultad, los jugadores del Palmeiras dejaron el césped. Algunos de ellos, como Fernando Prass y el atacante Willian, exhibían las marcas de la batalla. La dirección del Palmeiras acusó a Peñarol de montar una emboscada, ya que el club había cerrado el portón de acceso a los vestuarios para evitar la salida de los palmeirenses. "Por poco no ha sido una tragedia", afirmó el presidente del club, Mauricio Galliote. "Nuestros jugadores podrían haber muerto si nuestra seguridad no hubiese actuado para liberar la salida”. La cúpula palmeirense, que llevo 20 personas de seguridad particular a Montevideo, pidió que la Conmebol sancione al equipo uruguayo. Pero, al mismo tiempo, teme la suspensión de Melo por los golpes que le dio a Mier.

El capitán del equipo brasileño, Fernando Prass, salió del campo con la boca sangrando después de ser atacado por tres uruguayos. "Fue una cobardía premeditada. Fuimos atacados hasta por periodistas", dijo el goleador. "Peñarol no sabe perder", declaró por su parte el zaguero Mina, quien añadió que nunca había vivido una situación tan grave en su carrera. El presidente del club uruguayo, Juan Pedro Damiani, dijo al diario Sport 890 que "Felipe Melo fue quien comenzó a la violencia". Los palmeirenses alegaron que el volante solo se defendió del acoso de Peñarol.

Luego de que los jugadores de Palmeiras logaron salir en dirección al vestuario, la pelea se trasladó a las tribunas. Durante el partido, dos bombas ya habían sido arrojadas en dirección a la hinchada visitante. Los jugadores de Peñarol tuvieron que intervenir para que sus hinchas no rompiesen la grada divisoria y evitar así que los incidentes fuesen mucho más graves. De acuerdo con las autoridades uruguayas, la batalla terminó con 28 personas presas y 18 policías heridos. Antes de la salida del estadio, el director futbolístico de Palmeiras, Alexandre Mattos, volvió a manifestar su indignación por lo ocurrido. "Tenemos que dejar de decir que esto es así porque es la Libertadores, Esto es barbarie, no la Libertadores”.

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