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El 3-4-3 del Barcelona, en cuarentena

El buen estado de Jordi Alba y la lesión de Rafinha comprometen la continuidad del último sistema aplicado por Luis Enrique

Jordi Quixano
Suárez agradece a Alba el pase del gol frente al Granada.
Suárez agradece a Alba el pase del gol frente al Granada.Aitor Alcalde (Getty Images)

El mal resultado frente al PSG en el Parque de los Príncipes (4-0) exigió la reacción de Luis Enrique, que decidió utilizar el 3-4-3 tan cruyffista como bravucón. Le salió de fábula porque en la vuelta europea el Barça logró una remontada histórica (6-1) que le animó a dar continuidad a un esquema que remarcaba al equipo en el área rival, toda vez que tiraban 20 veces a puerta con cuatro goles de saldo y media. Pero ahora el 3-4-3 está en cuarentena porque Rafinha tiene una lesión en el menisco interno de la rodilla derecha y porque Jordi Alba reclama protagonismo como lateral.

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Alba fue diáfano cuando llegó la semana pasada a la selección. “Mi virtud es subir y bajar la banda, que es lo que me ha dado la oportunidad de jugar en la selección y en el Barça. Pero el mister decide, así que he de sacar lo mejor de mí para jugar en cualquier sistema”, resolvió. Cruyff, sin ir más lejos, prefería poner a un central junto a dos laterales y no tres centrales al uso como suele hacer Luis Enrique. “Johan pensaba con cuántos atacaba el rival y ponía un defensa más. Pero su idea pasaba por atacar antes que defender. Y creía que los laterales corregían más rápido”, señala Miquel Soler, que participó cuatro años del dream team. “Pero es complicado comparar los esquemas de antes y ahora porque el fútbol ha evolucionado. Aunque está claro que Luis Enrique utiliza con acierto variantes ofensivas desde cualquier posición para poder atacar mejor”, añade Quique Álvarez, que ahora dirige al Juvenil B del Barça y que también estuvo a las órdenes de Cruyff. “Con centrales marcadores, puedes utilizar las bandas de otra manera”, interviene Miquel Ángel Nadal, otro partícipe del dream team; “aunque cualquier combinación es buena si se logra dominar el centro del campo. Eso sí, el único que puede pedir dónde jugar es Messi…”. Aunque Alba, ante al Granada y de nuevo con el 4-3-3, evidenció que es un carrilero, con sus ascensiones y hasta con un pase fantástico que valió el primer tanto de Luis Suárez.

Falta de extremos

La otra clave para el sistema es Rafinha, que tiene la rodilla inflamada y no se sabe el alcance de la lesión. O bien tiene un pinzamiento y estará unas tres semanas de baja; o tiene un asta rota y deberá someterse a una artroscopia para estar un mes y medio en la trastienda. Una ausencia que trastoca el esquema porque Rafinha jugaba a pierna cambiada y porque participaba tanto en la fase ofensiva como defensiva, generoso en el derroche físico y sin renuencia a ofrecer coberturas al lateral o el interior. “Si entiendes el juego posicional tienes mucho ganado en el Barça”, conviene Rafinha. Así, daba pausa o agitaba, casi siempre abierto al inicio de la jugada y con la diagonal como bandera para dar el último pase, el chut final o simplemente otorgar espacio para las dobladas de Sergi Roberto. La variante táctica, entonces, coincidió con su mayor protagonismo porque jugó de inicio seis de los últimos encuentros y el que se perdió fue la derrota con el Dépor. Pero ante el Granada se lesionó y no hay más extremos.

“Es complicado utilizar el 3-4-3 sin extremos. Pero seguro que Luis Enrique encuentra una solución”, explica Nadal. “Lo importante es no estancarse y seguir manteniendo la idea de juego como hace el técnico”, añade Álvarez. “Y ahí puede jugar Sergi Roberto porque tiene regate y sabe asociarse, aunque quizá le quede un poco lejos la posición de lateral en el repliegue”, dice Soler. Lesionado Arda, una opción menos natural es la de Alcácer.

El Barça afronta un abril de lo más escarpado y parece menos probable que Luis Enrique dé continuidad al 3-4-3. Pero, intervencionista como es, queda por ver cómo resuelve este entuerto.

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