Silva, goleador en espacios reducidos
El mediapunta del City, de 31 años, conserva su influencia y su impacto. Con 29 tantos es el cuarto artillero histórico de España
Decía Iago Aspas que en los equipos que llegan tocando a los últimos metros los goles no los suelen hacer los nueves de referencia sino los futbolistas que mejor se mueven en la multitud de propios y extraños. Del mismo modo que los tanques maniobran en los bosques con más dificultad que la infantería ligera, en los espacios comprimidos del fútbol contemporáneo las más de las veces los goleadores son chicos ágiles, ligeros, de pies sensibles y vocación asociativa. David Silva, el tercer atacante en los esquemas de España, es ese hombre. Ayer, en el minuto 13 del partido contra Israel, cuando España avanzaba y los contrarios se replegaban formando una masa agitada alrededor de la portería, al cabo de una sucesión de jugadas hermosas, el canario abrió el marcador.
El 1-0 resultó hasta previsible en un equipo cuyo circuito principal de acciones transcurre en la línea cambiante que describen los pases de Busquets, Iniesta y Silva entre la zona de cobertura y el área rival. Si existe complicidad entre los futbolistas de España es entre estos tres intérpretes del mismo lenguaje. Busquets roba y reparte, Iniesta hace la última conexión y Silva maniobra continuamente entre las líneas rivales siguiendo trayectorias inesperadas. Su inteligencia para aparecer en los lugares menos esperados por sus marcadores ofreciendo una salida permanente al compañero que lleva el balón es una capacidad poco apreciada por la mayoría de los aficionados y un valor cada vez mejor cotizado en la industria del fútbol. El hombre sorprende cuando toca el balón y cuando no lo toca también.
En Gijón, al trío que conforma Silva con Busquets e Iniesta se sumó Thiago y por momentos el equipo levitó. La nota sublime la puso Thiago con una apertura, Alba con un caño a Tibi y Silva con otro caño a Marciano. El portero, que salió a tapar su palo, no pudo cerrar las piernas a tiempo. “Marciano no ha tenido su mejor día”, dijo Elisha Levy, el seleccionador israelí. “Pero no hemos perdido por eso. Hemos perdido porque Iniesta y Silva nos han hecho mucho daño, tal y como sabíamos que iba a suceder”.
El Molinón vibró ligeramente con el gol antes de regresar al extraño letargo que envolvió el evento. El estadio que se llena de una hinchada bulliciosa cada vez que juega el Sporting, registró una de las peores entradas que se recuerdan este siglo: 20.000 espectadores sobre un aforo de 31.000. Gente más pendiente de la ola que de alentar. Como si la multitud entendiera que España no necesitaba un empujón.
Silva fue el segundo máximo anotador en la era que presidió Vicente del Bosque, después de Villa. Frente a Israel metió su tercer gol en la fase de clasificación del Mundial de 2018. La racha se prolonga y viene de lejos. Silva metió siete goles en nueve partidos con la selección sub-21; hizo cuatro en cinco jornadas con la sub-20; y suma un total de 29 goles en 110 partidos con el equipo absoluto. Solo Fernando Hierro le iguala entre los jugadores que no son delanteros puros. Por encima solo hay tres nombres. Fernando Torres con 38 goles en 110 partidos, Raúl con 44 en 102, y Villa con 59 en 97 encuentros.
Longevidad
La longevidad de Silva en el máximo nivel le ha permitido subir en el ránking de goleadores históricos de España y atravesar distintas épocas conservando su capacidad de influir en el juego. Junto con Ramos e Iniesta es el único en la nómina de la actual convocatoria que estuvo a las órdenes de Luis Aragonés. Formó parte de la generación de la Eurocopa de 2008 y su impacto en el equipo parece cada vez mayor. A los 31 años (cumplidos en enero) la estrella del Manchester City no da la impresión de perder energía. Ni en su club ni con La Roja.
Contra Israel su actividad fue constante durante los 90 minutos de partido. Lopetegui no le sustituyó. De pie, nervioso en la zona técnica, el seleccionador le mantuvo junto a Busquets como a la pareja de centrales y al portero, monolitos de referencia.
Hay jugadores que cumplen funciones técnicas específicas y jugadores que sirven para señalizar cualquier camino. Los primeros pueden ser buenos. Los segundos tienen que tener visión. Silva, capaz de vivir en la estrechez de área para rematar o de salir a campo abierto a administrar el balón, pertenece a la segunda categoría. Un maestro en todos los terrenos.
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