Anestesia total en el Palau Blaugrana
Fiascos, bajo rendimiento y la peor Euroliga en la historia del Barça
Las derrotas del Barcelona son tantas, 26 en sus 54 partidos esta temporada, y su mala imagen es tal, incluso en varios de los que ha ganado, que el chapuzón estadístico se antoja machacón y superfluo. No es fácil por dónde coger a este equipo que venía ya de dos últimos años de zarandeo crepuscular con Xavi Pascual, y que, en lugar de corregir, de mantenerse siquiera, cayó en picado a las primeras de cambio con Georgios Bartzokas.
La pirueta descendente sobrecoge a una afición tan perpleja que no sabe si agitar el pañuelo, poner las pancartas de animación del Palau Blaugrana al revés como hizo una vez o hacer mutis. Su equipo deja igualmente estupefactos a sus rivales, incrédulos por la oposición de plastilina que tanto facilita sus vidas.
Todo le ha ido a contrapié al Barcelona. Anunció pomposamente un cambio de modelo. Se dijo entonces que no se puede competir con el dinero de la NBA y que se incidiría en la vía de la cantera, eso mientras se iba a la Liga Universitaria de EE UU una de sus promesas, Èric Vila. El relato, en rueda de prensa multitudinaria el 28 de junio, delató la falta de previsión en sus despachos, de los que Joan Creus había anunciado su salida con más que debida antelación. Pero se tardó lo suyo en encomendar la dirección deportiva a Rodrigo De la Fuente, presentado el último día de junio.
Ese dinero de la NBA provenía del contrato que firmó con las televisiones en 2015. La lluvia de 24.000 millones de dólares desde 2016 hasta 2025 permitía vaticinar que iba a calar también en Europa. El Real Madrid perdió a Sergio Rodríguez, pero tenía a Doncic en la chistera y evitó que Llull emigrara a Houston. El Barcelona fue de susto en susto. Ahora se va Satoransky, ahora Abrines. “Me quedé en shock cuando los perdí al cabo de pocos días de estar aquí. Me basaba en ellos”, admitió Bartzokas. No sabía dónde se metía. El entrenador griego llegó con Rice, Claver y Koponen. El Real Madrid se llevó a Anthony Randolph, uno de los jugadores más destacados del contingente con el que Bartzokas había completado una magnífica temporada en el Lokomotiv Kuban, verdugo del Barcelona en los cuartos de la pasada Euroliga.
El caso de Randolph reitera el sinvivir del Barcelona, el hormigueo constante en las derrotas, especialmente ante el Madrid: ¿Cómo es posible que dejara escapar a Llull cuando jugaba en Manresa? ¿Cómo no fue capaz de ganarle la partida al Madrid en la carrera por fichar a Rudy? ¿Cómo no forzó la máquina por Randolph? ¿Cómo accedió a vender sus derechos en Europa por Ayón? Todo sería relativo si los equipos que armó hubieran respondido.
La falta de planificación fue tal que dejó a Bartzokas en estado de ‘shock’
Lejos de absorber lo mejor del legado de la etapa de Pascual, 12 títulos, presencia en 21 de las 22 finales en las competiciones españolas y un equipo casi siempre competitivo, el Barcelona ahondó en lo peor: a los 41 fichajes, ocho de ellos bases, en aquellos ocho años, se añadieron otros tres de entrada (Rice, Koponen y Claver) y cuatro y medio más adelante (Renfroe, Mumford, Faverani, Diagné y el temporal de Holmes), cierto es que para parchear una inacabable sucesión de bajas. El accidente de taxi que dejó fuera de las canchas a Koponen cinco semanas fue el presagio de lo que esperaba: Pau Ribas y Lawal fuera todo el año, Claver un mes, Doellman, Perperoglou, Oleson... Navarro, para colmo de males, sufrió un ataque de apendicitis que añadió otro mes a sus intermitentes ausencias.
Los resultados se torcieron desde el inicio, con la derrota en la Supercopa ante el Gran Canaria, y los primeros fiascos en una Euroliga en que el Barcelona ha firmado la peor actuación de su historia, eliminado cuando faltan tres jornadas. Bartzokas empezó pronto a perder los nervios y a sufrir expulsiones como la última, el miércoles en Madrid. Las alarmas se habían disparado ya el 18 de noviembre, cuando precisamente el Madrid causó un destrozo histórico en el Palau (63-102).
La sucesión de actuaciones paupérrimas se vio acompañada por el conflicto con Dorsey. Bartzokas dijo no criticar a sus jugadores, pero lo dejó en evidencia. El pívot de Baltimore se quejó de los médicos, de haber tenido que jugar sin estar en condiciones, y el club lo despidió. El equipo fue a peor, de una forma tan ostensible que en febrero fue multado por bajo rendimiento. Tomic tuvo tantas intermitencias que por momentos perdió su puesto en el quinteto titular y hasta Rice, la piedra angular, atravesó una profunda crisis.
En el marasmo, se echó de menos liderazgo dentro y fuera de la pista. Dos datos delatan un deterioro que viene de lejos: el Palau es el 15º en media de asistencia en la Euroliga (5.321 espectadores) y el Barcelona, el equipo que menos anota de los 16 que compiten, con una media de 71 puntos. El deterioro es tal que ya no valen tres, cuatro fichajes, o un cambio de entrenador. La cirugía deberá ser minuciosa pero agresiva, requiere anestesia total.
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