Zabaleta: “No debemos perder nunca el espíritu amateur”

Acabado el desempate de los octavos de la FA Cup ante el Huddersfield, Pablo Zabaleta (Buenos Aires, Argentina; 32 años) destilaba alegría por los pasillos del Etihad. “¡Goleador!”, bromearon los periodistas españoles que siguen la actualidad del equipo de Guardiola. “Por una vez que la pasa el Kun… ¡No podía fallar!”, replicó con guasa el lateral derecho del Manchester City que hoy se mide al Mónaco en la Champions (ganaron 5-3 en la ida). A la mañana siguiente, atendió a EL PAÍS en la majestuosa ciudad deportiva. “Pero no me tengas en cuenta si digo alguna barbaridad ¿eh? Me acabo de meter en la nevera [llaman así a una especie de sauna en la que, dice, están a 140 grados bajo cero durante dos minutos] y me ha dejado relajadito”, explica con su habitual sentido del humor.

P. ¡Cómo ha cambiado! En el Espanyol decía que se hacían demasiados masajes mientras que en Argentina solo les tocaba a los veteranos… ¿Ya no piensa igual?

R. En Argentina no hay la capacidad para tener la cantidad de fisios que hay aquí. Y cuando eres el joven, te toca esperar al último turno. Es la vieja escuela. Acá es distinto y ahora disfruto de ser un veterano porque después de tantos años y partidos es normal sentarse en la camilla más tiempo. El cuerpo no es el mismo, uno ya no es un pibe y necesita sentirse bien, la competencia te lo exige.

P. ¿Le gusta cómo evoluciona el fútbol?

R. Se desvirtuó un poco. En mi época, te ofrecían un dinero, un par de botines al año y poco más. Y éramos felices porque con eso nos alcanzaba. Pero el fútbol, la vida, evolucionó y se desvirtuó un poco porque se paga mucho más dinero que antes. No digo que hay que seguir pensando como hace 15 años, pero no debemos perder nunca el espíritu amateur, que es lo que te hace competir siempre.

P. ¿Y cómo vive un jugador de la vieja escuela la gran revolución del Manchester City?

R. Cuando llegué en 2008 era un club más pequeño y con menos ambición, pero no dejaba de ser un equipo importante en la Premier. A los pocos días, se anunció la compra de la gente de Abu Dabi y la inyección económica fue enorme, por lo que el City está tomando una dimensión muy grande. No es fácil cambiar de un día para otro, pero ya tenemos que aprender a competir contra los mejores y no nos podemos permitir el lujo de no ganar títulos.

P. ¿Tan contundente?

R. Hay que competir al máximo todas las competiciones y ganar alguna. En la Premier el Chelsea tiene una buena diferencia, pero debemos intentarlo. Y en la Champions y FA Cup, depende un poco de cómo te levantes ese día.

P. Tampoco es sencillo aguantar aquí nueve años, cuando cada vez llegan más estrellas, ¿no?

R. No, pero me gané el respeto con trabajo y sacrificio. Fue un deseo personal tratar de estar a la altura para ser parte de este proyecto y ganar títulos. Me siento afortunado y orgulloso.

P. ¿Eso es porque tiene más cabeza que piernas o al revés?

R. Se necesitan las dos y mi posición requiere ser más constante que otra cosa. No soy un talento natural, por lo que uno debe saber lo que le debe dar al equipo. La fortaleza mental es clave. Y yo soy muy competitivo. Quizá demasiado y a veces es malo porque sufro perdiendo un partido de entrenamiento. Me vuelvo loco.

P. ¿Pero el fútbol tiene sentido si no se gana?

R. Jugamos para ganar porque es un mundo resultadista y el fútbol en ocasiones se vuelve cruel. Te exige vencer. Pero si no lo haces, sigue teniendo sentido porque es una profesión y vivimos de esto. Yo soy un profesional, no un romántico. La carrera es corta y el fútbol te obliga a un profesionalismo impecable. Hay que acostumbrarse al fútbol moderno

P. ¿Cree que este modernismo ha refinado el juego del City?

R. Sí. Pero no solo nosotros, sino el fútbol inglés en general. Ya no es tan británico porque la llegada de jugadores y de entrenadores ha cambiado la visión. Y más en el este club, donde la filosofía es intentar tener managers que desarrollen un buen fútbol.

Se desvirtuó un poco el fútbol porque se paga mucho más dinero que antes

P. Pero usted decía que una buena patada a tiempo…

R. Como defensor nos tenemos que hacer respetar de alguna manera. Muchas veces nos toca ligar con jugadores de banda desequilibrantes y rápidos. No es fácil aguantar 90 minutos. Así que a veces hay que ser un poquito agresivo y hacerse respetar.

P. Aunque con Guardiola atacan más que defienden, ¿no?

R. Guardiola nos ha enseñado fútbol. Tratamos, por ejemplo, salir siempre con balón desde atrás. Lo más fácil es el balonazo y la segunda jugada, pero es algo en lo que Pep no cree. Claro que a veces el fútbol te lo exige. Pero no es lo que pretendemos, por lo que necesitamos un juego de posición importante, leer ciertos tipos de jugadas. Y cuando lo logramos podemos hacer mucho daño.

P. ¿Pero disfruta o sufre las exigencias ofensivas?

R. Lo disfruto porque cuando sale es algo que te hace sentir que lo que trabajas se nota en los partidos. Conlleva un riesgo mayor, pero es lo lindo del fútbol.

P. Ahora, acaba contrato con el City. Se rumorea que no vería con malos ojos volver al Espanyol, ¿es así?

R. Hoy por hoy no pienso demasiado en mi futuro porque quiero tener la cabeza puesta aquí porque es una temporada importante y quiero ganar algún título. Barcelona es donde iré a vivir, me gusta mucho, mi mujer es de ahí y será mi ciudad. Pero no sé si el Espanyol será una oportunidad o no.