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Sergi Milà: “¿Cómo podía tener tanta repercusión algo que para ellos es normal?”

El entrenador del infantil del Barcelona que ganó un Premio Laureus por su deportividad al consolar al rival espera que su gesto sirva de ejemplo

Vídeo del final del partido entre el Barcelona y el Omiya Ardija.
Nadia Tronchoni

Si Rafa Nadal es hoy el deportista carismático y humilde que todos conocemos –“Le admiro por cómo se comporta en la derrota”, dijo de él recientemente Luis Enrique, técnico del FC Barcelona-, es gracias a la educación que le dieron sus padres, principalmente, y su tío y entrenador, Toni. Lo cuenta él mismo en su biografía, escrita junto a John Carlin (Rafa, mi historia; Urano, 2011), en la que afirma que sus padres le educaron con disciplina: “Eran muy rigurosos con algunas cosas”. Y apunta una anécdota de cuando todavía compaginaba partidos de fútbol con días de tenis. “Cada vez que nuestro equipo de fútbol perdía un encuentro, mi padre quería que me acercara a los jugadores del equipo rival y los felicitara. Que dijera a cada uno cosas como ‘bien hecho, campeón. Muy bien jugado’. A mí no me hacía gracia”, remata Nadal. Hoy tiene un comportamiento exquisito. En la victoria y en la derrota. Como admirable fue la reacción de todos los jugadores del equipo infantil B del FC Barcelona tras ganar la World Challenge Cup (0-1) ante el Omiya Ardija japonés el verano pasado.

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“Recuerdo que los miembros del cuerpo técnico nos acercamos al banquillo del equipo rival para saludarles, como hacemos siempre. Los niños, inicialmente se pusieron a celebrar la victoria, pero en cuanto los vieron desolados fueron a consolarles”, cuenta Sergi Milà, entrenador de ese equipo, que ha sido galardonado con un Premio Laureus al Mejor Momento Deportivo del año, una categoría nueva que premia la deportividad. El galardón, además, se ha otorgado, a diferencia de lo que ocurre en las otras categorías, por votación popular.

No es difícil emocionarse al ver a aquellos chicos abrazar y acariciar a sus rivales, rotos en llanto desde el pitido final del partido. La realización de la televisión japonesa acompaña en su recorrido a Adrià Capdevila, que anima uno por uno a los japoneses. “Es catalán de los pies a la cabeza. Le preguntamos qué les decía y en qué idioma les hablaba y nos contestó que en catalán, pero que se habían entendido con los gestos”, ríe el técnico. “Se trataba de ofrecer contacto físico, darles unos golpes en el pecho, gestos de consuelo más allá de las palabras”, rememora.

“Había sido un partido muy igualado; nos enfrentamos a un equipo japonés muy ordenado que nos puso las cosas muy complicadas. Cuando faltaban diez minutos para el final todavía íbamos 0-0. Pero tuvimos la suerte de marcar el único gol del encuentro. Ellos estaban muy ilusionados de poder jugar la final contra un equipo como el Barça, sentían que quizá era la única vez que iban a tener la oportunidad de enfrentarse a un equipo así”, recuerda Milà, que acudió a Mónaco este martes a recoger el premio junto al directivo Xavi Vilajoana y los responsables de la secretaría técnica del fútbol formativo azulgrana, Jordi Roura y Aureli Altimira. “Fue un momento muy especial; estábamos rodeados de deportistas de primera línea cuando nosotros estamos acostumbrados a vivir y entrenar con niños de 13 años”, concede.

El infantil B del Barcelona gana la World Challenge Cup en Japón.
El infantil B del Barcelona gana la World Challenge Cup en Japón.FCB

Como en el caso de Nadal, Milà apunta a más de un responsable: “El mensaje del club desde que entran a formar parte del Barça es que deben tener respeto a los rivales, a los clubes y al árbitro; y es un mensaje que les tiene que llegar poco a poco. Esto es trabajo de muchos entrenadores y de las familias de los chicos. Ellos entendieron aquel día que tenían que hacerlo así; están acostumbrados a jugar muchas finales. Esta misma generación ya tuvo el mismo gesto con el Real Madrid al ganar la final del MIC o con el Atlético, al que venció en la Liga Promises”. Por eso, quizá, los propios jugadores se sorprendieron en verano al comprobar el revuelo que se había formado tras aquella final celebrada en Japón: el vídeo de los minutos finales del partido se hizo viral. “Me preguntaban cómo podía tener tanta repercusión algo que para ellos es normal. No entendían que aquello fuera noticia”, señala Milà. No son ni el primer ni el último equipo de niños que consuela a un rival en la derrota, pero debería cundir más el ejemplo. Por eso, después de ganar un premio cuya repercusión seguramente tampoco alcanzan a comprender, se sienten orgullosos. “Saben que han hecho algo que, quizá, pueda servir de ejemplo a otros deportistas”.

Ahora, Milà debe trabajar para perfeccionar su reacción tras la derrota. “Son chicos tan competitivos… No es fácil gestionar la derrota. Durante el año estos chicos pierden tres o cuatro veces y la primera reacción siempre es de rabia. Son situaciones emotivas distintas. Es tan importante saber ganar como saber perder”, remata. Él, que jugó de pequeño en la Unió Esportiva de Sants, siempre estuvo más cerca de los que pierden más partidos que ganan.

Los otros finalistas

El detalle del equipo infantil B del Barça competía con otros gestos, muestra de deportividad y amor al deporte, que también fueron debidamente apreciados por la audiencia y el jurado de los Laureus. Como el caso del niño portugués de 10 años que consoló a uno francés tras perder los anfitriones la final de la Eurocopa de fútbol ante los lusos. Fue el segundo caso más votado.

Los otros finalistas fueron Alistair Brownlee, que recogió a su hermano Jonny prácticamente del suelo y lo ayudó a terminar una carrera; el juego limpio demostrado por Jack Sock, que avisó a Lleyton Hewitt de que su saque había sido válido para que pidiera la revisión con el ojo de halcón; la deportividad mostrada por Nikki Hamblin y Abbey D'Agostino en Río 2016, que pararon a ayudarse después de que la primera tropezara e hiciera caer a la segunda; o el mágico cántico de guerra de los vikingos islandeses durante la pasada edición de la Eurocopa.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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