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El Atlético de Madrid se aferra a las viejas ideas y atrapa tres puntos frente al Eibar

Simeone insiste con Giménez en el mediocentro ante un rival más ordenado y dominador. Saúl, a balón parado y en fuera de juego, y Griezmann a la contra, cuadran el 0-2

FOTO: Los jugadores del Atlético celebran el gol de Saúl en Ipurua. / VÍDEO: Rueda de prensa de Diego Simeone.Foto: atlas | Vídeo: ANDER GILLENEA (AFP) / ATLAS
Diego Torres

Solo a balón parado, mediante un cabezazo de Saúl en fuera de juego, pudo el Atlético doblegar a su rival. Durante más de una hora el Eibar fue superior. El balón, el orden, las ocasiones y las certezas estuvieron del lado del equipo que dirige Mendilibar. El acierto quirúrgico, correspondió al Atlético. A este Atlético que oscila entre su historia reciente y un futuro incierto. A este equipo de gente esforzada por superar las tensiones internas y recuperar la fe y las viejas fórmulas. La balanza se inclina en favor de los veteranos de pie de plomo. Los jugadores rojiblancos han vuelto al redil de Godín y Gabi, los ideólogos de la reacción. El tiempo de las innovaciones parece suspendido. Vuelven los dientes apretados. Vuelve la piedra angular del balón parado, vuelven los contragolpes y las líneas pegadas a Godín, y vuelve Godín a pegarse a sus palos. Paradojas del fútbol. En Ipurua el juego más armonioso correspondió al Eibar.

Son contados los entrenadores que culminaron con éxito la empresa que se propuso Simeone esta temporada. Nada menos que modificar el estilo de juego de un equipo que hizo bandera de su estilo. La metamorfosis iniciada no fue formal. Fue esencial y cuesta arriba. No se trató de simplificar los procedimientos. Se trató de refinarlos. De administrar el balón con registros sutiles, de conectar con los hombres de mejor pie, de que Koke, Griezmann, Gaitán o Carrasco, explotaran al máximo sus posibilidades alargando las jugadas con mayor pausa y procurando de este modo controlar los partidos con más garantías. La intención desembocó hace mes y medio un una crisis de confianza.

El primer partido de Liga de 2017 sirve para medir la respuesta. Simeone ha dado un paso atrás. Adelantar a Giménez al mediocentro es la decisión más reveladora. Recuperar los viejos esquemas de seguridad, defensa compacta en campo propio y balón al espacio a la mínima oportunidad, son, en el imaginario colectivo del vestuario, como la lancha salvavidas.

Giménez, volante forzoso

Apremiado por ese deseo de recuperar el viejo método, el Atlético salió a la cancha helada a sintetizar los expedientes. Trató de poner cada balón lo más rápidamente posible en campo contrario. Intentó habilitar a Torres para que corriera a los espacios que dejaban los centrales adelantados. Los centrocampistas pensaron antes en cerrar espacios al contrario que en ofrecer líneas de pase al compañero. Durante un buen rato, Koke y Saúl apenas entraron en contacto con la pelota. Giménez solo fue trascendente para chocar y cortar, pero se vio ahogado cuando quiso manejar la pelota.

Se ponga donde se ponga, Giménez seguirá siendo un excelente central. Obligado a resolver problemas sin espacios y en 360 grados, se apuró en exceso. El primer pase del Atlético no existió y los ejercicios de cobertura resultaron accidentados. La defensa no logró desmontar los ataques armados por Dani, Pedro León y Adrián, muy precisos entre líneas. En la banda derecha, Vrsaljko sufrió horrores ante las incursiones de Inui. Antes del descanso, Vrsaljko, tendido en el área, jugó un balón con la mano. El árbitro no pitó el penalti pero a Simeone se le encendieron las alarmas. Después del descanso lo cambió por Juanfran.

El intervalo recompuso al Atlético. Más solidarios en defensa y, sobre todo, más generosos en ataque, los visitantes obligaron al Eibar a recular. Quizás todo comenzó por un cambio en la movilidad de Gabi, Koke y Saúl, de pronto dinámicos entre líneas. Fue Saúl quien provocó el córner entrando por la derecha. Filipe Luis lo ejecutó por la vía indirecta y Saúl peinó la pelota en el primer palo. En fuera de juego pero con resultado de gol legalizado. No había tenido más ocasiones el Atlético.

El Eibar pudo adelantarse. Enrich y Pedro León desaprovecharon los tiros cuando alrededor de Moyá se multiplicaba la ansiedad. El gol del Atlético cambió el escenario por completo. De pronto, el acierto a la primera recordó el carácter quirúirgico del campeón de Liga de 2014. Apurado por la necesidad de igualar, el Eibar hizo el resto. Avanzó, controló el balón, se desdobló con los laterales y liberó espacios para que Griezmann obrara el contragolpe y, pared con Gameiro mediante, el mazazo final.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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