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“La tecnología del rendimiento es un proceso imparable y no predecible”

El bioingeniero libanés Mounir Zok, responsable de tecnología del rendimiento del Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC), reflexiona sobre el futuro del deporte

Mounir Zok, el 14 de diciembre en Barcelona.
Mounir Zok, el 14 de diciembre en Barcelona.ALBERT GARCÍA

La carrera por el maratón de dos horas pone de manifiesto cómo la tecnología del rendimiento está robando al atleta el papel protagonista en el deporte. El bioingeniero libanés Mounir Zok, responsable de tecnología del rendimiento del Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC), reflexiona en Barcelona, donde participa en un seminario, sobre un proceso “irreversible y no predecible”. Lo explica en un castellano magnífico.

Pregunta. ¿Influye cada vez más la tecnología en el deporte?

Respuesta. La tecnología es un ingrediente fundamental. No se puede pensar en tener un éxito sin tecnología.

P. ¿Qué porcentaje de los resultados se puede atribuir a la tecnología?

R. Sin tecnología es muy difícil ganar. Cuando un atleta gana, hay siempre detrás un trabajo muy bien hecho de alto rendimiento y de manejo de su logística. La tecnología solo no determina el éxito, ni la nutrición solo, ni la preparación física. Es la combinación de todas las cajas.

P. ¿Pero la tecnología pesa cada vez más en la receta?

R. El desarrollo tecnológico aumenta nuestro nivel de conocimiento. Hace cinco años no podíamos tomar la temperatura interna del cuerpo sin una técnica invasiva. Ahora, con una pastilla que toma el atleta, podemos monitorizar en tiempo real cuál es la temperatura de su cuerpo. Tenemos parches que miden la calidad del sudor y lo analizan y nos dicen en tiempo real cuál es su estado de hidratación...

P. ¿El ingeniero le quitará el trabajo al fisiólogo?

R. La fisiología del deporte estaba limitada. Antes no se podía calcular la respuesta fisiológica del cuerpo al esfuerzo en directo. Hoy sí que se puede hacer. La tecnología eleva el nivel de conocimiento y el nivel de competición. Cuanto más sepamos de la actividad en tiempo real, más decisiones podemos tomar y más competitivos serán los atletas.

P. ¿No se corre el peligro de que el deportista sea secundario, una máquina en poder del científico?

R. El deportista siempre estará en primer lugar. Cualquier entrenador dirá que el resultado es un equilibrio entre el arte y la ciencia del deporte. No puedes apoyarte solo en una de las dos. El atleta del futuro no va a ser el atleta que tenemos todos en nuestra percepción colectiva, no va a ser un atleta que se entrena muy duramente, que se despierta a las cinco de la mañana, se pasa 13 horas en el gimnasio... El éxito del futuro va a ser a través de un entrenamiento inteligente, smart, basado en la calidad, no en la cantidad. Lo importante es sacar beneficio todos los días, no entrenarnos seis horas todos los días. Hasta hoy no se podía determinar la calidad de una manera tan precisa porque carecíamos de la tecnología.

P. ¿Se puede bajar de dos horas en maratón?

R. ¿Se van a bajar los tiempos de las maratones?, sí. ¿Hasta dónde?, no sé. Pero si hoy permites a un deportista tomar todas las decisiones en función de la hora en que empiece la competición, llegará mucho más preparado. ¿Cuándo se viaja? ¿Cómo me aclimato? ¿Qué comida? ¿Qué bebida? ¿Qué logística? Son componentes del éxito. Sensores diminutos, los parches de sudor, el contador de los pasos, el medidor de lactato... todo se puede incluir dentro de una zapatilla. Ese deportista mientras corre ya sabe con exactitud hasta dónde puede llegar.

P. ¿Dónde estaría el límite? ¿El dopaje tecnológico?

R. Hay que explorar cualquier tecnología que ayude al deportista a tomar las mejores decisiones. Hemos empezado un proceso irreversible y no predecible. Ya no se puede ir hacia atrás. No podemos volver a vivir sin smartphones, es impensable. Podemos hacer mucho mejor nuestro trabajo gracias a tecnología que llevamos en el bolsillo. Y así va a ser el deporte.

P. ¿El futuro es el deportista biónico?

R. Si vemos a la tecnología como un socio del deportista, no hay riesgo de que lleguemos al robot. Se está explorando ese mundo. El deporte olímpico no llegará al límite biónico pero será mucho más competitivo porque vamos a saber más sobre técnica de juego, estrategias de alto rendimiento o cómo individualizar el entrenamiento a cada atleta en función de lo que necesita cada atleta. Muchos olímpicos cambian su entrenamiento día a día en función de la calidad del sueño que han tenido el día anterior. Si he dormido mal, y hago el entrenamiento intenso que me manda el entrenador, mi cuerpo se resentiría, y a medio plazo se rompería, pero calibrándolo en función de la calidad del sueño, el entrenador ya no empujaría al cuerpo más de lo que debe, lo hace en función de lo que puede dar el cuerpo. Ese tipo de conversación no se podía tener hace cuatro o cinco años. Hoy, sí. La tecnología ya es accesible.

P. ¿El límite es variable, entonces?

R. La responsabilidad de las federaciones internacionales es actualizar las reglas en función de lo que haya en el mercado. Hace cinco años no había tecnologías para conocer la potencia desarrollada por cada pie en la pedalada, solo teníamos el total y dividíamos entre dos. Hoy sabemos cuánto empuja cada pie, y la federación internacional debe ponerse al ritmo del mercado tecnológico sin sacrificar la calidad del deporte. La televisión, el consumo televisivo de las competiciones, determinará cuáles son las tecnologías que pueden llegar al deporte o no. Se habla muchísimo de cómo recuperar al aficionado joven, y los jóvenes están acostumbrados a tener accesible todo, a saber todo sobre sus héroes. Ya hay muchas federaciones hablando con empresas de tecnología para enriquecer la experiencia del aficionado. ¿Si veo un partido de tenis en el sofá, qué experiencia me puede dar la televisión que no sea solo ver el partido? ¿Puedo saber cuáles son las pulsaciones o el nivel de estrés del tenista para que yo cuando estoy corriendo pueda compararlas con las mías? Hay nuevas dinámicas de mercado que van a influir muchísimo sobre lo que se puede permitir en las competiciones.

“Donde se pueda empujar, empujaremos”

Zok se licenció en Física en Líbano, hizo un máster de Ingeniería Biomédica en el Reino Unido y se doctoró en Ingeniería en Bolonia. Una de sus ideas llevadas a la práctica en los Juegos de Río fue colocar el plato, los piñones y la cadena de la bicicleta de pista del equipo femenino de persecución a la izquierda del cuadro, en lugar de a la derecha, donde se lleva de toda la vida.

"Nuestras deportistas han dicho que se sentían mejor. No hemos visto que mejoraran los tiempos, pero la bicicleta es también es una cuestión de feeling, y las mujeres me han dicho que tienen un feeling muy bueno con la nueva bicicleta. Pero no sé si seguiremos. Buscamos también más seguridad, por eso cuando se entrenan usan unas gafas con una pantalla en la lente para ver todos los datos del rendimiento, sin necesidad de bajar la vista al manillar, con el peligro que eso conlleva".

Más callado se muestra Zok al responder sobre las investigaciones de zapatillas con casi muelles para el maratón. “Ayudamos a las empresas del calzado, dentro de las reglas. Y donde se pueda empujar las reglas, empujaremos, no queremos esperar y ver cómo lo hacen otros”, dice.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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