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Granada y Deportivo empatan en una exhibición de flojera

Tablas en un partido que comenzó con miedo y acabó desatado y evidenciando las carencias de ambos equipos

Toral, centrocampista del Granada disputa la pelota a Bruno Gama con Emre Çolak cerca de la acción.
Toral, centrocampista del Granada disputa la pelota a Bruno Gama con Emre Çolak cerca de la acción.PEPE TORRES (EFE)

Del horror al fragor, del miedo a la ambición, Granada y Deportivo empataron en un partido que mostró hasta qué punto un gol puede cambiar un partido de fútbol y activar voluntades muchas veces achicadas desde la pizarra o la clasificación. Nada mereció la pena durante una larga hora en Los Cármenes hasta que de pronto marcó Florín Andone para el Deportivo, se abrió el cielo y cayó un chaparrón de agua y al tiempo de divertimento. Igual habrá técnicos y analistas que defiendan que lo que se había visto hasta entonces obedece con mayor precisión al interés profesional de tener todas las situaciones controladas, pero al ojo del espectador lo que agrada es lo que ocurrió en la última media hora. Será que el fútbol es un deporte que para enamorar debe beber de las emociones.

Así después de trabajar cultivar durante tantos minutos la presión, el repliegue, la defensa y el pase de seguridad, el empate acabó por dañar a ambos equipos. Al Granada porque se fue una jornada más, y ya van once, sin cantar victoria y con la perspectiva de tener que abordar tras el parón liguero dos salidas consecutivas a Valencia y Vigo. Al Deportivo le dolió un gol anulado por un error arbitral, un tanto de Ryan Babel que debió de ponerle dos arriba en el marcador. Hubiera sido lo justo, quizás no tanto lo merecido.

Porque el Deportivo comenzó con buenas intenciones, con la idea de tocar y crecer a partir de esa idea ganando terreno con las líneas bien juntas. Se topó con un rival cómodo en el repliegue, atento al error, un Granada que creció a partir del fallo del rival, de la incapacidad de sus hombres de ataque para hilvanar fútbol. Fallón en esa interpretación, el Deportivo se cayó con el paso de los minutos y como el Granada apenas se desplegaba en algún que otro centro al área el partido derivó hacia un tostón insufrible. La estadística al descanso alertaba sobre el erial: siete disparos entre los dos equipos, apenas uno entre los tres palos, un levísimo intento atajado sin problemas por Tyton, el meta deportivista.

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Si a primeros de noviembre llegan los partidos del miedo ya puede empezar a cundir el pánico. El descanso ejerció como reparador reflexivo para el Granada, que subió un punto su ambición. No hubo mayores noticias del Deportivo hasta que apenas superada la hora de partido un error de Uche en el manejo lo aprovechó Emre Çolak para colocar un pase interior a la carrera de Andone, que falló en su primera opción en el mano a mano ante Ochoa, pero estuvo afortunado en el rechace para gritar su primer gol en lo que va de campeonato.

Todo cambió entonces, como si el diluvio que se desató arramplara con toda la molicie. El partido se lavó porque desde el banquillo local Lucas Alcaraz decidió que de perdidos al río, quitó a un central y a un mediocentro y llamó a dos atacantes, Boga y Kravets. Con las riendas aflojadas el partido se abrió. Marcó Babel tras tocar Andone en el primer palo a la salida de un córner y solo el error de un asistente impidió que el partido se decantase. Justo al regreso de esa acción pudo empatar el Granada, que estaba desatado, con tanto riesgo atrás que el Deportivo le pudo haber golpeado de nuevo y solo Ochoa lo evitó con una fantástica parada a remate de Guilherme. Tuvo el partido el Deportivo a la contra, pero tenía también trabajo atrás, con demasiados hombres en el área de Tyton. Esa acumulación de efectivos ayudó a fabricar el empate al aprovechar Lombán una serie de rechaces y con diez minutos por delante ya nada cambió. Fue un tiempo emotivo por la incertidumbre, porque el gol del triunfo asomaba en una y otra portería, también un tiempo que evidenció las carencias de ambos equipos, las que les tienen, y seguramente les tendrán, en la pelea por evitar el descenso.

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