_
_
_
_
_

El Barcelona, a ciencia cierta

Mientras que el equipo de fútbol trabaja con GPS, las secciones de baloncesto, balonmano, hockey y fútbol sala utilizan una nueva tecnología con apenas 10 centímetros de margen de error

Jordi Quixano
Los jugadores del Barça llevaron el dispositivo en el duelo ante Oklahoma.
Los jugadores del Barça llevaron el dispositivo en el duelo ante Oklahoma.afp

Cuando un jugador del Barça acaba el entrenamiento y entra en el vestuario, puede saber a ciencia cierta cómo se ha ejercitado ese día. Le basta con abrir la App que ha creado el club para tal efecto y mirar las cuatro variables que refleja su móvil, con valores como metros recorridos a alta intensidad, saltos, impactos (colisiones), aceleraciones… Ocurre, sin embargo, que para los jugadores de fútbol son datos menos fiables que para el resto de las secciones profesionales de la entidad, toda vez que mientras que al aire libre se sigue utilizando GPS (que depende de la señal del satélite del gobierno americano, por lo que su precisión falla en medio metro, y depende de la climatología o si se pierde la señal en según qué zonas), en los pabellones de baloncesto, fútbol sala, balonmano y hockey se ha implementado esta temporada una revolución tecnológica gracias a cuatro antenas en las esquinas de los pabellones que generan un campo de radiofrecuencia. “Gracias a WIMU, un dispositivo inalámbrico con sensores que monitorizan la actividad física, proporcionando información exacta de forma continua y en tiempo real”, explica Isabel Pérez, CEO de RealTrack Systems, empresa de base tecnológica de Almería contratada por el club.

El Barcelona se preocupa desde hace dos décadas por estos registros, cuando se hacían estudios y análisis mediante vídeos, frame a frame. “No es que hayamos descubierto un metal nuevo”, explica Joan Ramon Tarragó, coordinador de los preparadores físicos del club; “sino que ahora es todo mucho más preciso y la información se obtiene en vivo”.

Afinar la tecnología

Inquietos por conocer datos y valores, sin embargo, el Barça comenzó a trabajar hace cinco años con el GPS en el fútbol. Pero las compañías afinaban la tecnología y en la temporada anterior decidieron probar seis distintas —una para cada equipo profesional, incluido el fútbol femenino— para ver cuál se ajustaba mejor a sus necesidades. Y para los deportes indoor se quedaron con RealTrack Systems, y su dispositivo WIMU, que tiene un margen de error máximo de 10 centímetros. “No solo eso, sino que también tiene un giroscopio y sabemos hacia dónde se giran los jugadores, si han terminado una entrada con la derecha o la izquierda… Se pueden sacar hasta 150 variables diferentes. Por lo que se trata de simplificar y manejar datos que nos puedan ser útiles para mejorar el entrenamiento, que es el principal objetivo”, apunta Tarragó.

Trabajo en equipo

Los médicos y preparadores físicos no tienen quejas. "Hasta ahora, la predisposición de los técnicos y de los jugadores ha sido máxima", conviene Tarragó; "seguramente porque tienen un feedback con los datos". Valores que emiten los dispositivos de los jugadores y que recogen en vivo los portátiles de los principales preparadores físicos de cada equipo y sus ayudantes, figura implantada este año que denominan Sport Science y que también son preparadores físicos que interpretan los datos y generan bases de datos, hojas de cálculo…

Todos ellos han creado un grupo de trabajo conjunto y se reúnen una vez a la semana —aunque en ocasiones solo se ven los de indoor o los de outdoor, siempre organizados por Tarragó— para proponer vías de trabajo o fórmulas para interpretar los registros. "Estamos al inicio de todo, pero seguro que con el tiempo podremos ser muy útiles para los entrenadores y sus sesiones de trabajo", completa Tarragó.

En el futuro inmediato también se quiere monitorizar el balón [solo Adidas tiene uno, pero no está homologado] y que en vez de llevar un dispositivo en el chaleco, sea la propia ropa deportiva la que envíe la información a los receptores. Datos con variables tácticas; cinemáticas como aceleración, velocidad, distancia recorrida; y fisiológicas como frecuencia cardiaca, aptitud corporal, entropía, oxígeno en músculo… “Hay varias utilidades esenciales, como la técnico-táctica”, apunta Tarragó; “que explica cómo se mueven los jugadores, qué espacios ocupan, la densidad en determinados espacios…”. Aunque todo es muy reciente y aún no se pueden sacar conclusiones.

“Otra, quizá la más importante, es que se tiene un valor de carga en cada jugador después de cada entrenamiento”, prosigue, orgulloso porque sí que han definido más o menos el valor de cada deportista. Es decir, que tras las sesiones se puede numerar del 0 al 10 la carga que ha tenido el jugador ese día, un dato capital para el día de antes del partido. “Y si no hay motivación, chispa o no estás bien… no darán el volumen de aceleración máxima u otros valores, por lo que se apreciará en la carga”, remarca. Del mismo modo, esta información puede ayudar a prevenir y rehabilitar las lesiones, que no evitarlas. “Pero al ser pioneros”, repite Tarragó; “no podemos comparar y ver si los datos son normales o no. A diferencia del fútbol, donde tenemos más experiencia y conocimiento, en los deportes indoor nos faltan referencias”.

Permiso en el fútbol sala

Durante el partido del Barcelona Lassa ante Oklahoma Thunder de pretemporada, todos los jugadores llevaron el dispositivo en la espalda. Pero fue la excepción. El club ha solicitado a la ACB que les deje jugar con estos pequeños aparatos —“nos faltan valores de competición”, lamenta Tarragó—, pero de momento no se han pronunciado, del mismo modo que la Asobal tampoco lo tiene claro y la LNFS sí que da el consentimiento porque lo regula la FIFA, que emitió en su día la orden de aprobación. En el hockey, tuvieron permiso para usarlos el año pasado tras quedar campeones y ahora parece que también están predispuestos a apostar por la tecnología. Como el club azulgrana. “El precio de cada dispositivo ronda los 1.500 euros y el Barcelona compró unas 100 unidades”, expone Isabel Pérez. “Sabemos que no está al alcance de todos y por eso compartimos la información”, revela Tarragó.

WIMU, en cualquier caso, sí que está presente en otros equipos. “Trabajamos con Las Palmas, Getafe, Deportivo y Almería, aunque también lo hacemos con preparadores físicos que se compraron por su cuenta el dispositivo, como Oscar García, del Espanyol”, expone Isabel Pérez; “y fuera de España estamos con la selección rusa, la letona y la de Azerbaiyán, además de en clubes rusos como el CSKA de Moscú, Lokomotiv y Dinamo, el AEK Larnaka de Chipre y el Al Ittihad de Arabia”. Pero indoor solo está el Barça, que ya no pierde detalle.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_