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Rostov: del mito Ponedelnik a Saeid

El iraní, excanterano rojiblanco, marcó el primer gol en Europa del club en el que jugó el primer futbolista en marcar el tanto de la victoria en una final de la Eurocopa

Ladislao J. Moñino
Viktor Ponedelnik
Viktor Ponedelnikefe

La entrada principal del estadio Olimpic 2 de Rostov está presidida por una escultura que sujeta la copa Henry Delaunay, el trofeo que se entrega a las selecciones campeones de Europa. La esbelta figura de bronce, que pisa un balón bajo su bota izquierda corresponde a Viktor Ponedelnik, el jugador más importante de la historia del Rostov. Un cabezazo suyo en París contra la extinta Yugoslavia a siete minutos del final de la prórroga convirtió en 1960 a la antigua URSS en la primera selección campeona de Europa. Cuatro años después, Ponedelnik defendió en Madrid el título en la final en la que el gol de Marcelino concedió a España su primer gran título futbolístico.

La traducción literal de apellido Ponedelnik es lunes y su origen se achaca a un error en de un funcionario ebrio durante la época del emperador Alejandro II. La abolición de la servidumbre que llevó a cabo el monarca propició que los sirvientes fueran ya registrados como hombres libres y el funcionario anotó en el libro de registros familiares el día de la semana en vez del apellido. “Mi gol a Yugoslavia fue cerca de las doce de la noche de un domingo. A la prensa le dio mucho juego”, ha relatado en más de una ocasión el hombre que en 20 partidos con Rusia logró la friolera de 29 goles.

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En la ciudad, de un millón de habitantes, cuentan que Ponedelnik, que ejerció el periodismo al retirarse, es un orgulloso hincha del Rostov y que es habitual verle en las gradas oculto bajo unas gafas oscuras y una gorra. Desde allí contempló contempló como contra el Anderlecht, en la primera ronda de clasificación para la Champions, el iraní Saeid Ezatolahi lograba el primer gol de la historia del club en la competición. En su currículum también figura como el jugador iraní más joven de la historia en marcar un gol con su selección, al hacerlo con 19 años en un partido ante Turkmenistan. Mediocentro espigado, roza los 1,90 metros, Saeid tiene pasado rojiblanco. En 2014 firmó por el Atlético tras deslumbrar en el Mundial sub-17 de 2013. Su agente se lo ofreció al club rechazando ofertas del Besiktas turco, el Rubin Kazan y el Atlético Paranaense brasileño.

Los informes del club que se elaboraron mientras perteneció al juvenil y al Atlético C hablan de un mediocentro coordinado pese a su estatura, bien dotado técnicamente y dominador del juego aéreo, pero con un déficit táctico posicional cuando tiene que defender. Simeone llegó a hacerle entrenar con el primer equipo en una ocasión, pero al final de la temporada 14-15 no pasó el corte y se marchó al Rostov. “No siguió porque el nivel de exigencia de la cantera del Atlético ha subido mucho estos años, pero es un jugador que todavía tiene proyección y margen de mejora”, aseguran en el Cerro del Espino, donde se le recuerda con un chico muy educado que trató de integrarse y se esforzó por comunicarse en inglés y en aprender español. Saeid ha recibido llamadas estos días desde el Atlético para que recomiende restaurantes en Rostov y su agente mantiene contacto con el club. Este verano ofreció a otro jugador iraní y relató que la adaptación de su jugador al fútbol ruso, con menos ritmo que el español, era correcta.

Saeid no se ha asentado todavía en el once titular de un equipo que entrena el austriaco Ivan Danniliants, pero que en la sombra dirige el respetado Berdyev. El hombre que con su eterno rosario en la mano derecha, es musulmán suní, hizo campeón al Rubin Kazan en 2008 desafiando el duopolio económico del CSKA de Moscú y el Zenit de San Petersburgo, ganó al Barcelona en el Camp Nou en la Champions y eliminó al Atlético de la Liga Europa en 2014. Berdyev salvó al Rostov hace dos temporadas del descenso y la pasada estuvo a punto de hacerle campeón de Liga con el veterano central español Cesar Navas y el pivote ecuatoriano Noboa como ejes fundamentales. La segunda plaza dio opción al Rostov de jugar las eliminatorias previas de la Champions, pero para entonces ya había dejado su cargo tras exigir al club que pagara las deudas de los jugadores. Al poco volvió al club como asesor del presidente y mánager encubierto. Dicen que suya fue la charla en el descanso del decisivo partido con el Ajax en Ámsterdam (1-4) que llevó al Rostov hasta la fase de grupos de la Champions.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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