Carrasco se engancha al Atlético
El extremo belga, más integrado y menos individualista, se asienta en el once de Simeone
Hay una parte del Simeone entrenador muy encauzada a la mejora de los jugadores según los imagina desde el potencial que les transmiten sus virtudes. En Griezmann, por ejemplo, apreció desde su llegada algo más que ese extremo zurdo con velocidad, desborde y cierta facilidad para el gol. Simeone visualizó un delantero por todo el frente de ataque, capaz de interpretar el juego desde la mediapunta, cuando fuera necesario, y con una capacidad de resistencia notable para exigirle de forma innegociable que se convirtiera en el primer defensa cuando su equipo no tuviera la pelota. El jugador que hoy es Griezmann tiene mucho que ver con ese prototipo que proyectó Simeone en su cabeza.
Con Yannick Carrasco (Bélgica, 23 años), que firmó ante el Granada su primer hat-trick, Simeone va camino de culminar otro tallado de jugador determinante, apuntado ya en algunos partidos del curso pasado y, sobre todo, en su tramo final. Al contrario que la temporada pasada, ahora se siente importante con una titularidad más frecuente. Se ha enganchado al equipo y a sus dinámicas en los partidos. Introvertido, en la caseta algunos compañeros le ven como a uno de esos chicos especiales en plena y compleja transición de lo que pueden llegar a ser y lo que todavía son. Contra el Granada, Carrasco no tuvo ese exceso de individualismo que a veces le penaliza a ojos de la grada y de sus compañeros. Dio dos asistencias y eligió mejor cuándo pasar y cuándo driblar. Ya en Valencia, se mostró generoso en la jugada que generó el primer gol. Hizo un regate muy fino picando la pelota por encima de la bota del defensa que le marcaba y en vez de buscar la portería cosió un pase al hueco a Torres, cuyo disparo y el posterior rechace de Alves los convirtió Gameiro en asistencia a Griezmann.
Al contrario que la temporada pasada, ahora se siente importante con una titularidad más frecuente
El abrazo de Carrasco a Simeone en su tercer gol al Granada y sus palmetazos en el escudo cuando marca describen a un futbolista más identificado con el equipo y con el club. El runrún sobre su posible salida este verano dejó en el ambiente que no estaba muy dispuesto a soportar las intermitencias en las alineaciones de su primer año. Por entonces, sin asentarse en el once, Carrasco dejó la impronta de ser un jugador de partidos grandes. Sus conducciones desconcertaron al Barcelona en el partido de Liga y también en los de cuartos de final de la Champions. En la final de Milán, además de marcar el gol del empate, su entrada en el segundo tiempo desacomplejó al equipo.
Un cañón en la derecha
En su caso, más allá de apreciar como en Griezmann, velocidad y desborde, a Simeone le dilataron las pupilas el cañón que tiene como pierna derecha. Con todo, el técnico le sacó en sus primeros entrenamientos y partidos del flanco izquierdo, para hacerle jugar en el derecho. “¿Cómo que no puede jugar en la derecha?”, se rebelaba Simeone. “Solo tiene que cambiar de ritmo, sortear y marcharse”, venía a decir el técnico. Hay pocos jugadores que pueden decir que le han ganado la partida a Simeone con la elección de su posición en el campo. Y no se conoce ningún técnico que haya encasillado a Carrasco para siempre en la derecha. Cuando ha explotado en la banda izquierda se ha cumplido lo que ya le sucedió en el Genk o en el Mónaco, donde impuso sus preferencias. Simeone tampoco ha sido ajeno a todo lo que le puede dar cuando le hace jugar sobre su costado preferido.
Carrasco ha terminado por asentarse en la banda izquierda del Atlético con la condición de buscar el gol con más insistencia. La exigencia le ha costado ese calificativo de chupón porque en esas conducciones para perfilarse hacia su pierna buena para disparar ha obviado a compañeros en buena posición para encarar la portería. “Es una lucha que tenemos diaria con él para que sea lo que fue con el Granada, un jugador determinante. Un gran golpeo de pelota, con desborde, asistencia... Un jugador muy completo, que tiene un crecimiento enorme por delante; todo lo que quiera mejorar y escuchar. Está escuchando, está creciendo, está haciendo goles... Es el camino. No hay otro para mejorar”, le elogió Simeone el sábado.
Renovación y su hermano Mylan, en el Alcalá
El pasado mes de marzo el portal web Football Leaks desveló que el Atlético de Madrid pagó 17,26 millones de euros al Mónaco por el traspaso de Carrasco. El acuerdo incluye una cláusula en la que se detalla que el Mónaco recibirá el 25,38 % del valor de una futura transferencia, y se establece un valor mínimo de 5,07 millones de euros independientemente del montante que suponga la venta.
Con una cláusula de rescisión de 40 millones, Carrasco está en conversaciones para ampliar su contrato, que termina en 2020. En el Mónaco se mostró como un duro negociador. Mientras, para ayudar a la reagrupación familiar en Madrid, el Atlético tuvo entrenando con el filial durante la pretemporada a su hermano Mylan (21 años) y decidió hacerse con sus servicios para cederlo posteriormente al Alcalá.
Hay en Carrasco esa fiebre de los extremos regateadores reconvertidos a goleadores. Y sonríe cuando se le pregunta si ahora hace más goles que regates. “De momento, eso no ha llegado”.
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